¿Qué buscas en ‘Interné’?
2/4/2019
¿Buscas el horóscopo? ¿El último capítulo de la telenovela? ¿Información para una tarea de la escuela? ¿Para la tesis (de posgrado, maestría, doctorado)? ¿Algo sobre el diagnóstico médico y la medicina? ¿Un mapa? ¿El rastro del primo, del tío, de la mamá o el hijo que viven en otro país? ¿Comprobar el chisme? ¿La publicidad para tu negocio? ¿La foto casual que me tiré/nos tiramos? ¿El accidente? ¿La mascota? ¿La noticia?
disparatadas prácticas. Foto: Cortesía de la autora
Bueno, a esta última habría que confirmarle muy bien las fuentes. No hay que creerse todo lo que aparece en Internet. Con la cantidad de noticias falsas que recorren hoy la web, a estas alturas ya deberíamos habernos dado cuenta de que la red de redes no es ni tan santa ni tan democrática como la pintan. Es como el papel: aguanta todo lo que le pongan. Es, en cualquier caso, una herramienta muy útil.
Internet no solo sirve para buscar información y encontrarla en segundos, sino para convocar una fiesta, una reunión, un evento. Para abordar a ese artista que tanto seguimos y hacerle saber —con un dedito azul disparado hacia arriba— los tremendos grados de nuestra admiración. O, por el contrario, para lamentar el video en vivo que subió —al parecer sin contar con su productor— hablando disparates, bajando las rayitas de nuestra estima y haciendo que el dedo azulito, esmorecido, se vire bruscamente bocabajo.
Si de algo podemos estar convencidos es de que Internet ha dado curso a nuevas y disparatadas prácticas. Tengo una vecina que asegura que ya no necesita ir al médico porque lo encuentra todo, “¡todo y la cura!”, en Wikipedia. Alguien me juró y perjuró que el fallecimiento de cierta actriz que ahora vive allende los mares era cierto. Cómo iba a ser mentira si la había leído, nada más y nada menos, que en la más popular de todas las redes. “Niña, ¿dónde tú vives? ¡La leí en Facebook!”
La web, en realidad, está poniendo a prueba nuestro juicio crítico.
¿Lo peor de esto? Estamos suspensos.
Si de algo podemos estar convencidos es de que los sitios de redes sociales, (el más popular entre los cubanos: Facebook), ha destapado nuestra simpatía y creatividad, pero también la parte más oscura (esa que no cree “ni en la madre que nos parió”). Basta un post de tema candente para que salten iracundos los detractores. Y no pasa nada con ellos, está bien y es hasta útil no estar de acuerdo.
Lo bueno es que arroja posturas muy valientes, merecedoras hasta de un sentido namasté. Lo malo es que allí donde unas son valiosas, otras son tan penosas que vemos a nuestros ídolos deslizarse brutalmente, y caer. La web, también, pone a prueba nuestra calidad humana. Y volvemos a estar suspensos. ¿Acaso un comentario soez no habla más del que lo hace que del aludido?
Lástima que no tengamos cómo medir estas estadísticas: ¿Cuántas amistades rotas a raíz de una “ciberperreta”? ¿Cuántos ánimos resentidos a partir de una “cibercalumnia”? La web, al parecer, ha estrechado nuestra capacidad para el diálogo, ¿o será que nunca la tuvimos? “Tengo una duda, si bloqueo a una persona en Facebook y me la encuentro por la calle, ¿me va a ver o no?”, reza uno de los graciosos memes que circulan señalando, en realidad, el endiosamiento de que gozan estos sitios.
¿Lo verdaderamente gracioso de esto? Las redes sociales son el espejo de la realidad.
La persona que eres en la realidad es la misma que serás en las redes. Buena o mala. Inteligente o de pocas luces. ¿Con faltas de ortografía, pero con buenas intenciones? ¿Con intenciones tan malas que ni foto de perfil pones? ¿Constructivo o pesimista? ¿De izquierda o de derecha? ¿Pretencioso? ¿Altruista? ¿Ecologista? Ego… ¿céntrico? ¿Qué buscas en ‘Interné’? ¿Buscas la guerra o buscas la paz? Ni falta hace que respondas.
Todo lo que publicas, comentas, replicas, habla por ti.