Qué bien se come caliente…, me lo dijo Cimafunk
Con cierto aire de desenfado y ese carisma característico, Cimafunk trae El alimento, su más reciente producción discográfica. Un compendio de trece temas, todos de su autoría, aunque también comparte créditos con varios de los artistas internacionales invitados, entre ellos, el gran pianista cubano Chucho Valdés; los norteamericanos George Clinton, Lupe Fiasco y CeeLo Green; la agrupación rumbera cubana Los Papines; el grupo colombiano ChocQuib Town; el jamaiquino Stylo G, y el reguetonero cubano conocido como El Micha.
Precisamente uno de los valores del fonograma radica en la selección de temas y artistas invitados, una especie de compilación de featurings, en los que, sin perder protagonismo, Cimafunk se funde en las diferentes estéticas musicales norteamericanas y latinas imbricadas, perfectamente, con las sonoridades cubanas y afrocubanas. Hago esta distinción pues en el fonograma coexisten también elementos típicos de géneros afrocaribeños como esos pequeños guiños al reggae en el track 6 “La Noche”.
“Respecto a sus textos, es válido destacar que si algo ha caracterizado a Cimafunk es la sencillez y jovialidad de su discurso hablado”.
Respecto a sus textos, es válido destacar que si algo ha caracterizado a Cimafunk es la sencillez y jovialidad de su discurso hablado. En esta ocasión se aprecia la reiterada inclusión de vocablos anglosajones, debido a las influencias de géneros norteamericanos en su música, los que le aportan un matiz moderno y ecléctico.
El discurso musical de Cimafunk está transversalmente mediado por sonoridades típicas de los años 80, especialmente del funk, ejemplificado en gran medida por los timbres que utiliza en las percusiones y teclados, además de los pasajes melódicos que emplea, y que funcionan a manera de hipertextos en música. Estos rasgos destacan hoy como estructuras típicas de una década. En este sentido, habría que destacar, a su vez, las progresiones armónicas, la manera de orquestar su cuerda de metales y las polirritmias que logra en las percusiones.
En un análisis más profundo de su obra, seguramente hay más aspectos que muestren estas influencias a las que me refiero en este apretado resumen valorativo de El alimento. Recomiendo, especialmente, la escucha activa del track 4 “Esto es Cuba”, una especie de viaje imaginario por la Isla, que hace resaltar aspectos históricos; pero también de la contemporaneidad.
Por otra parte, “Salvaje”, track 7, transmite un ambiente íntimo y melancólico en contraposición con el título, del que quizás podría esperarse un tema de tempo más rápido, sin embargo, sorprende con subdivisiones ternarias en un tempo moderado, con progresiones armónicas donde la nota bajo va en sentido descendente y un uso recurrente de acordes disminuidos. Todo esto sumado a un virtuoso solo de piano en manos del maestro Chucho Valdés, hacen de “Salvaje”, ese punto de inflexión dentro del álbum.
Cimafunk logra con este fonograma un maridaje de géneros musicales a los que, usualmente, llamamos, en términos académicos, “fusión”. En muchas ocasiones, es el término que se utiliza para englobar todo aquello que no se puede definir qué es exactamente a primera escucha; sin embargo, este es uno de esos raros casos en el que los elementos fusionados son claramente identificables, tanto, que es posible extraer cada parte de él, hasta llegar a su esencia más pura.
Para un consumidor activo de la música de Cimafunk, resulta relativamente sencillo identificar elementos que tipifican su obra y El Alimento no es la excepción. La versatilidad de su voz que, por momentos, recuerda a intérpretes norteamericanos de R&B, y, en otros, a los grandes boleristas cubanos de los años cuarenta y cincuenta; así como el empleo de timbres electrónicos en las percusiones, son aspectos que, por su uso reiterado, podemos definirlos como elementos de identidad en la obra de este artista.
“Logra con este fonograma un maridaje de géneros musicales a los que, usualmente, llamamos (…) ‘fusión’. En muchas ocasiones (…) se utiliza para englobar todo aquello que no se puede definir qué es exactamente a primera escucha; sin embargo, este es uno de esos raros casos en el que los elementos fusionados son claramente identificables”.
Sea El Alimento una muestra de cómo es posible imbricarse con otras culturas y ser moderno, sin dejar de ser cubano, sin perder las raíces. Nuestro Erik, Cimafunk para el mundo, es un joven que conoce su historia, valora de dónde viene, y hacia dónde va, y desde la perspectiva de esta joven musicóloga, sin lugar a dudas, es camino a un gran éxito.
Excelente artículo muy profesional