El escritor italiano del medioevo Giovanni Boccaccio consideraba que el arte era “ajeno al espíritu de las mujeres, pues esas cosas solo pueden realizarse con mucho talento, cualidad casi siempre rara entre ellas”. Las artes plásticas cubanas se encargan de desmentirlo.

Así lo destacan las panelistas que han demostrado cómo la presencia femenina en la pintura, el diseño y la fotografía, entre otras manifestaciones artísticas, es notable tanto en Cuba como en América Latina y el Caribe desde hace siglos.

No se aleja de esa constante la presencia femenina en la escultura. Podemos hablar de la primera mujer que concibe una escultura en Cuba justo en el siglo XlX, en medio de los denuedos por construir un arte nacional aparece la desconocida Guillermina Lázaro.

“La presencia femenina en la pintura, el diseño y la fotografía, entre otras manifestaciones artísticas, es notable tanto en Cuba como en América Latina y el Caribe desde hace siglos”.

La ausencia de información sobre su producción artística hace confusa la nacionalidad de esta creadora y constata que no fue una figura significativa del arte cubano o ibérico. Existe la posibilidad de que haya abandonado la carrera para contraer nupcias y su nombre pasase al olvido. Lo cierto es que a principios de 1883 la artista emplaza en Cienfuegos un busto de Colón que desde el año anterior le había encargado el Ayuntamiento. En la revista El Fígaro dedicada a la mujer cubana, 24 de febrero de 1893, aparece una carta firmada por la autora en la que ofrece algunos datos de su trayectoria. En el pórtico del texto dice: “Lo único que deseo consignar al pie de mi retrato es el primer documento escultórico que la mano de la mujer ha levantado en este suelo, es obra mía; otra mujer levantará el mejor, yo levanté el primero. Me refiero al Colón que hice por encargo del Ayuntamiento de Cienfuegos y en cuya plaza o parque existe”.

A principios de 1883 Guillermina Lázaro emplaza en Cienfuegos un busto de Colón que le encargó el Ayuntamiento. Foto: Tomada de Internet

Avanzando en el tiempo, a inicios del siglo XX aparece Victoria Bacardí Cape, escultora cubana que triunfó en un mundo de hombres. Batalló en solitario, en un terreno carente de mujeres dedicadas a esta profesión. La valerosa artista compitió al lado de contrincantes masculinos y expuso junto a ellos. Al conseguir reconocimiento, encargos y posicionar su obra en la esfera pública, fue socavando el pensamiento tradicional que rechazaba a las mujeres dedicadas a la escultura. Dejó como herencia una interesante producción escultórica que abarca el retrato (personalidades históricas, figuras sobresalientes del ámbito cultural, familiares), temas religiosos, mitológicos y el desnudo. La diversidad de materiales con los que trabajó (yeso, barro cocido, mármol y bronce), la factura de sus piezas, la correspondencia entre el mensaje a trasmitir y la forma conseguida, traslucen el dominio del oficio que alcanzó.

Mimín también legó la fuerza de un carácter destacado por su tenacidad. Estudió y trabajó siempre con respeto hacia su profesión.

Fue una mujer culta, moderna, librepensadora, con dominio de idiomas, de la historia del arte, con una formación intelectual amplia.

Hoy está injustamente relegada y es menester salvarla de la desmemoria. De ella nos quedan sus obras, el espíritu transgresor que fluye de estas y las imágenes de una criollísima y desenfadada santiaguera, tumbada en el piso esculpiendo con ligera bata de escultora o peinada a lo garzón.

Jilma Madera, artífice de nuestro icónico “Cristo de La Habana”, fue la primera mujer en realizar una obra de semejante magnitud y monumentalidad. Foto: Tomada de Internet

Más avanzado el siglo se presencia un florecimiento significativo de mujeres en las artes, destacando a Jilma Madera e indiscutiblemente a Rita Longa; en ambos casos, por su enfoque escultórico centrado en la mujer rompe barreras.

Jilma, como artífice de nuestro icónico “Cristo de La Habana”, fue la primera mujer en realizar una obra de semejante magnitud y monumentalidad. Otra escultura que le concedió notoriedad a esta artista es el busto de José Martí que fue emplazado en 1953 en la cima del Pico Turquino.

Y resalta Rita como la gran figura de la escultura cubana en el siglo XX. Creadora incesante, cuenta con una obra vasta y muy apreciada entre sus compatriotas. Fue una artista popular, en el sentido más genuino del término.

Vanguardista y transgresora, Rita Longa siempre encontraba soluciones atrevidas y expresiones nuevas.

En 1995 ella hizo historia al ser la primera mujer que ganaba en Cuba el Premio Nacional de Artes Plásticas. Fue asimismo admitida en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, entre los muchos reconocimientos que tuvo en su larga vida, tanto dentro de su país como internacionalmente. Es por ello que merecidamente fue homenajeada hace pocos días por un grupo de mujeres excepcionales que nos regalan un libro con el título Forma, Espacio y Luz, haciendo alusión a la obra que nos recibe en la entrada del Museo Nacional de Bellas Artes.

Vanguardista y transgresora, Rita siempre encontraba soluciones atrevidas y expresiones nuevas. Sus figuras religiosas exhiben sin recato una voluptuosidad muy tropical.

Su imagen de “Santa Rita de Casia”, aunque de factura humilde (yeso con pátina), resultó sensual hasta el punto de considerarse inapropiada para un templo religioso, aunque la crítica la alabó como una obra conceptualmente revolucionaria.

Y es que se vuelve indiscutible la mirada otra que aporta la mujer a los temas, a la vez que, en su mayoría, abordan asuntos relacionados con el hecho de ser mujer.

Entre los territorios del género incluye desde la maternidad y sus mitos hasta la mujer como objeto sexual; el repliegue al universo doméstico y otras formas de sometimiento.

En 1995 Rita Longa hizo historia al ser la primera mujer que ganaba en Cuba el Premio Nacional de Artes Plásticas. Foto: Tomada del Portal del Ciudadano

Ya en la segunda mitad del siglo XX, aparecen mujeres como Lidia Aguilera, escultora por excelencia, aunque también ha incursionado en la pintura con técnica mixta. Le distinguen sus tallas en madera, en mármol y la peculiar manera de trabajar el aluminio. Otros ejemplos como Reina María Valdés o Caridad Ramos, la propia Zaida del Río o Flora Fong, quienes también han explorado en el universo de la escultura, se hacen imprescindibles.

En el siglo XXI contamos con nombres como Lianet Martínez. Y aunque hay muchísimos más ejemplos, si nos detuviéramos no nos alcanzaría el tiempo; pero es importante recalcar que en todas las expresiones de las artes plásticas de Cuba hay una presencia muy fuerte de la mujer creadora, y que en el tratamiento de los temas hay mucha valentía.

En siglos pasados, las mujeres, excepto raras excepciones, generalmente al estar relacionadas con algún pintor famoso, eran invisibles.

Todas esas mujeres fueron reales. Existieron. Pintaron o esculpieron. Y triunfaron. La gran pregunta es por qué no aparecen en la mayor parte de los libros de historia del arte. Y por qué no vemos sus obras en los museos. Supongo que la respuesta la tienen los hombres que, mayoritariamente, han ejercido como historiadores, críticos y conservadores hasta tiempos muy recientes.

En la escultura cubana del siglo XXI contamos con nombres como Lianet Martínez. Foto: Tomada de Artcrónica  

Sin ser especialista del tema de género, opino que en esta parte del  mundo, América Latina, el Caribe y Cuba, la presencia que cobró la mujer artista a lo largo del siglo XX es asombrosa.

En el caso de Cuba, con el sistema de enseñanza artística nacional, en el nivel medio hay muchas artistas. Solo con visitar las exposiciones más recientes —sean personales o colectivas—, es notable la presencia de una o más mujeres integrando la muestra, así como en los claustros de las escuelas de arte.

Esto sin dejar de recalcar que en el caso de la escultura monumental y a pesar de los ejemplos mencionados, es escasa la presencia de la mujer en los espacios públicos. Lo que me parece que es un elemento a considerar en las nuevas urbanizaciones que se planifiquen, para dar a conocer y perpetuar el trabajo de muchas mujeres.

*Intervención en el Panel “Las mujeres en las Artes Visuales cubanas”, presentado en el VII Taller Internacional de Mujeres Empresarias en Cuba, desarrollado en el Hotel Nacional de Cuba, los días 27 y 28 de febrero de 2024.

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