Por “Ñico” me enamoré de la Hidráulica
El 3 de agosto celebramos el centenario del natalicio del Ing. José Antonio “Ñico” Rojas, sobresaliente especialista cubano que con pasión eligió dos caminos en su vida: la Ingeniería Hidráulica y la música.
En esos días, cuando los medios de comunicación de nuestro país recordaron la reconocida obra de Ñico Rojas como guitarrista y compositor, genuino representante del filin, pocos mencionaron su larga y notable trayectoria como ingeniero, y su labor como docente. En sus clases, con la maestría del buen profesor, quizás supo combinar técnica y arte, proyectos y arpegios, y así fue sembrando semillas que bien germinaron entre sus muchachos, muchos de ellos, actuales hidráulicos que, con respeto y cariño, todavía agradecen sus saberes. Ese es el caso del Dr. Ing. José Antonio Guardado Chacón, alumno, colega y amigo del Ing. José Antonio “Ñico” Rojas, quien, a modo de homenaje, nos ofreció su testimonio:
“Entre 1970 y 1972 cursaba mis últimos años como estudiante de la enseñanza media. Éramos un grupo de jóvenes que, en uno de los tecnológicos de la entonces Isla de Pinos (actual Isla de la Juventud), cumplíamos el Servicio Militar General (SMG), a la vez que cursábamos un técnico medio. Concluido este, nos trasladaron al Tecnológico José Martí, de Boyeros, aquí en La Habana, donde conocí al Ing. José Antonio Rojas, para todos Ñico, que impartía la asignatura de Acueducto en el último nivel. Por aquel entonces, Ñico ya era un gran compositor y un músico muy reconocido.
“Por dos años fui monitor de su especialidad, lo que me permitió conocerlo como ser humano, profesionalmente, y convertirme en su amigo. Como educador me enseñó a amar la Hidráulica. También tuve el privilegio de estudiar con el profesor Blanco Berier, que impartía Alcantarillado. Las clases de ambos despertaron el interés y el respeto que siento por esta especialidad; me inculcaron sus doctrinas y fueron determinantes en la elección de mi futuro.
“Él era un ser humano excepcional, muy familiar, y siempre sobresalió como un gran especialista en la rama Hidráulica”.
“Dos años después de finalizar el técnico medio en Hidráulica, fui seleccionado para cursar Ingeniería Sanitaria, en la desaparecida Unión Soviética, carrera que tiene como base las asignaturas de acueducto y alcantarillado. Desde que regresé a Cuba, durante toda mi vida laboral, y hasta su desaparición física, ocurrida el 22 de noviembre de 2008, mantuve con Ñico Rojas muy estrechos vínculos: éramos colegas y grandes amigos, de lo que me enorgullezco.
“Él era un ser humano excepcional, muy familiar, y siempre sobresalió como un gran especialista en la rama Hidráulica, a pesar de que, por estudios universitarios, era Ingeniero Civil. Trabajó principalmente en Matanzas y La Habana, donde proyectó y/o participó en más de 100 obras de diferentes complejidades, relacionadas fundamentalmente con el Acueducto. Como miembro de la Sociedad de Ingeniería Hidráulica (SIH), de la UNAICC, participaba en las actividades organizadas por la SIH, y muchas veces lo acompañaba su inseparable guitarra. El Ing. José Antonio “Ñico” Rojas fue reconocido como Profesional de Alto Nivel (PAN) en 1999, y en el 2000 le otorgaron el Premio Nacional a la Vida y la Obra de las Ingenierías.
“A cien años de su nacimiento, me enorgullece decir que Ñico Rojas era célebre por su caballerosidad, y que fue y será un gran músico y un excelente ingeniero”.