LA GUERRA
De un golpe brutal rompe la noche,
y no hay tiempo para despedidas.
Caen pétalos, máscaras, higos;
el corazón es otra bomba de reloj.
Pétalos yacen sobre montañas de huesos y cenizas
mientras alguien habla de poesía
y mi voz golpea las puertas incitando al combate.
Los ángeles han cortado sus orejas,
Y las guitarras se levantan
anunciando el nacimiento.
No ha amanecido
Esto no es como jugar al ajedrez
Es muy tarde para ser Dios
y el ruiseñor anida en las rocas.
Mañana encenderemos el fuego,
nuestra será la victoria.
MENSAJE A NAJWAN DARWISH
Claro que puede morir.
El niño puede morir
en Jerusalén, Gaza, Jenín.
Morir sobre siembras de tumbas
camino a su casa
Morir sin migajas de lumbre,
sin sueños,
sin tiernos pistilos que broten de su pecho.
Morir sin luz,
sin que la ternura le abrace el corazón
Morir a merced de cañones y pedradas,
lastimados de espinas sus ojos,
encadenados sus pasos al holocausto.
El niño puede morir.
Claro que puede morir
sin apenas pronunciar las palabras aprendidas bajo tierra,
sin haber jugado al cero o la pelota.
El niño puede morir
mientras nosotros, malos y buenos poetas,
no empuñemos el fusil
la luz, el corazón,
en esta injusta y cruenta guerra.
A UNA MUCHACHA PALESTINA
Y
tu voz
repleta de cuchillos y gaviotas
rompe la oscuridad compacta de la tierra.
Cantas
y el dolor se torna puño
luna
mieles
Nada ni nadie logrará vencerte.
Se equivocaron contigo los poetas
la risa
el llanto.
El ruido de las aguas
te devuelve en un soplo
alucinante y festivo
con un poco de todas las ciudades
saltando adoloridas sobre tus hombros.
La marcha no detienes
con los latidos de la luz
con el martillo de la esperanza
vas construyendo tu casa
tu Patria
tus mañanas.
CREDO
Creo en tu himno de banderas desveladas,
en tus puños cerrados,
y en tu corazón abierto al canto y al amor.
Creo en tus versos de poeta,
en el sol que sin dolor y sin cadenas
se levanta sobre Jericó,
en el niño que yace malherido sobre una montaña de esqueletos niños.
Creo en el dolor oscuro y torvo de tu gente crucificada
y en el poder de tu brazo
y en tu tierra bendecida y pura,
unida y fuerte,
forjada en sangre y metal.
Creo en tu sueño de banderas desveladas,
Palestina.