Poemas
23/2/2017
Rumbita sobre tu piel
Te voy a morder el alma
si me sigues incitando.
Te estrujo la nuca y ando
erguido como una palma.
No hay sitio para la calma
cuando el beso se desboca
de tus dientes a la roca
palpitante de mi aliento.
Te voy a morder el viento
sublime de tus caderas.
Te voy a comer por loca.
Poema sin nombre
Parece que me muero
entre las olas y los arrecifes.
Es torpe ser un náufrago,
en medio del naufragio general;
es triste proclamarse cansado
cuando el cansancio viene
de no mover los brazos
a ritmo de la dicha.
Solo tengo tus ojos
para salvarme;
solo el cálido beso
para este contrabando de certezas.
Si afuera llueve con melancolía
y dentro no parece
ni un poquito febrero;
si nos roban
la pequeña sábana
del gran amor,
del pobre refugiado
Entonces
salgo a la llovizna
con mis letras,
mi piel,
con tu voz de paraguas.
Salgo,
te busco,
clamo…
y tal vez
ahora mismo
no tenga que llorar.
Soneto triste con muchas A
Qué me hago con tus ojos cuando insultan
cuando buscan distancia y desconcierto.
Cómo saber de nítido y de cierto
si atacan la verdad cuando me multan.
La transparencia dulce y consentida.
¿Será que no he aprendido nada de tu risa,
será que ser sincero es torpe brisa,
que por fin no sé nada de la vida?
La mañana no entiende mis angustias
ni falta que le hace, tan hermosa.
se debate y yo atento a tu mirada.
No quiero imaginar las flores mustias.
Me niego con mis besos y mi prosa
a desmentir mi piel enamorada.
Sin título
Tengo un amanecer que devolverte
o más bien,
medio nacimiento de la luz,
la mitad de una acera adorable.
Me lo tomé, arrebatado
y lo llevé en el hombro,
como a un tierno zunzún de mi tierra.
Hace falta un refugio,
un rincón callado,
algún sitio atardeciendo,
para entregarte
la fiera pureza,
del sol que se despierta
otra vez,
en otro día
de este amor incendiado.
Amado Abrigo.