Períodos que marcan una evolución: 81 años de la orquesta Aragón
28/9/2020
Este 30 de septiembre, la orquesta Aragón cumple un año más de trayectoria musical. Fundada en 1939 en la ciudad de Cienfuegos, por Orestes Aragón Cantero y bajo el principio de formar una gran familia, la orquesta Aragón llegó a conquistar los más variados escenarios en Cuba y en el mundo. Su ritmo de base, el chachachá, se convirtió en el estilo que caracterizó a un repertorio que se fusionaba con otros géneros como el son, el bolero, el mambo, el danzón, otros de culturas foráneas como el cuplé y el rock and roll, además del chaonda, ritmo creado por uno de sus integrantes y que ensambla la música cubana con sus raíces africanas. Esta agrupación no solo marcó la evolución de la música cubana, sino también a su gente. Sus letras forman parte de particulares modos de actuación de determinados personajes pintorescos que matizan la vida cotidiana y su imaginario. Es por ello que su universalidad en el tiempo se debe comprender a partir de su impacto social y musical.
Su creación tuvo lugar cuando el mundo artístico, intelectual y musical de la región villareña se encontraba en sus más altos momentos. Particularmente en Cienfuegos, cada vez más, se hacía habitual toda una tradición musical danzonera y sonera, a través de agrupaciones (sextetos, septetos, conjuntos, bandas, charangas, jazz bands), géneros (danzón, danzonete, habanera, bolero, son) e instrumentos (violín, flauta y piano) que desarrollaron en la región un particular modo musical en las décadas del 30 y 40 del siglo XX. De ahí el tan polémico debate de la existencia en la Orquesta de un sonido cienfueguero y sello sonero que quedan demostrados cuando Enrique Jorrín compone el tema de la Orquesta: Si tú escuchas un son sabrosón, ponle el cuño es la Aragón/ si tú escuchas un rico danzón, ponle el cuño que es la Aragón.
Este modo de interpretación es reconocido por el público y es este el que va creando un ambiente propicio a su identificación con la Orquesta y su sonoridad. Al respecto José María Vitier comenta que la Aragón: “(…) Representa para la música cubana un hallazgo de sonoridad, una forma que ellos mismos descubrieron y desarrollaron y que hoy en día constituye un paradigma en la forma de tocar del cubano. Son fieles a sus raíces, con un estilo original que les pertenece, el que en algún momento los imite, tendrá que remitirse a sus orígenes. (…) Yo los definiría con una palabra: Fidelidad; debido a los aciertos de sus orígenes”.[1]
Otra explicación desde la teoría, la plantea Eduard Hanslick,[2] el cual declara, como principal y casi única función de una obra musical, la función estética. Luego de algunas reflexiones, permite que se tome en consideración otras funciones que integran esa función central (la estética). Ellas son: la expresiva, la impresiva, la referencial y la fática.
La función expresiva acentúa en la obra musical la fuerza de expresión. Una segunda función es la impresiva. Aquí el acento cae no en el emisor del comunicado artístico que es la obra, sino en su receptor (el oyente). Otra de las funciones, en este caso la referencial o denotativa, remite al oyente de mil maneras fuera de la esfera sonora de la obra; a un mundo real y surreal. El receptor consigue remitirse a donde su memoria sea capaz de llevarlo. Así mismo, la función fática produce el vínculo indispensable para que llegue al oyente lo que el compositor quiere trasmitir. La última función que declara Hanslick es la estética. Esta se basa en el funcionamiento de la obra en el espacio sincrónico de la cultura. También se puede mirar desde una perspectiva nueva, la holística, basándose en la situación de la presencia de la obra musical en el espacio diacrónico de la historia.
La Orquesta lograba una empatía única con su público. Se puede recordar que Richard Egües —el flautista por excelencia de la Aragón— se fijaba en los pasillos que en determinado momento hacía el público y cuando le tocaba hacer un solo, tomaba como referencia uno de los bailadores y sus pasajes, paradas y cierres los hacía conjuntamente con el bailador. Igual sucedía con el cantante Felo Bacallao, que, con sus pasillos, introducía modos de bailar que toda la población imitaba. Su ritmo musical era el ritmo que en cada tiempo histórico trazaban los bailadores y oyentes desde la sensibilidad de su época. La relación que se establecía entre la Aragón y su público trascendía las diversas funciones de la obra musical expuestas con anterioridad. Según el periodista Rafael Lam, en las calles de su Cuba:
“En la década del 60 casi todos los jóvenes y adolescentes hacían intentos por imitar a los músicos de la orquesta Aragón, que era la agrupación de moda, con una popularidad ganada a toda prueba. La manera en que se armaban los piquetes de barrio, para cantar las canciones de la Aragón, era muy primitiva y artesanal: dos latas de galletas o dos cajas de tabacos, como pailas; dos cajones de bacalao, como tumbadoras; un pico de botella de cerveza, con un papel de cartucho se usaba como flauta, algo que tuviera cuerda se empleaba como violín, y tres voces que hicieran los coros, a la manera de Olmos, Bacallao y Lay. Ahí estaba lista la versión popular de la Aragón”.[3]
Tal vez guardaba relación esta versión popular de la Aragón con sus orígenes, lo que marca la diferencia con otras agrupaciones musicales triunfantes en nuestra historia. Su composición social era de personas muy humildes, negros y no profesionales. Músicos empíricos en su mayoría, se ganaban la vida ejerciendo otros oficios o trabajos. La música, por entonces, no les permitía vivir de su arte. Orestes Aragón Cantero, carpintero-ebanista y fundador de la agrupación, le dio una característica organizativa única hasta entonces: el carácter de cooperativa y de igualdad entre todos sus miembros, así como la exigencia ética que mostraban en su comportamiento y en la calidad de sus interpretaciones.
Apenas un año después de fundada la Orquesta, en 1940, José René González, uno de sus violines, decidió dedicarse por completo a la pelota. Sin embargo, se dio un paso que tendría una trascendencia enorme para la historia de la Orquesta. Un jovencito de solo 13 años llamado Rafael Lay Apesteguía, que se ganaría la vida como mecánico dental, pasó a ocupar el lugar de José René González. Ocho años más tarde, en 1948, Orestes Aragón se retira para ser tratado de una tuberculosis pulmonar activa, ocasión en que asume la dirección de la Orquesta Rafael Lay Apesteguía, el cual se concentró en darle un estilo propio, con una sonoridad diferente que sirviera para conquistar los espacios más estelares de la música cubana.
El estilo Aragón, también llamado el estilo Lay, lo encontró en el chachachá, luego de transitar conjuntamente en sus piezas, por la evolución de la música cubana, en lo particular, el de las charangas, y perfeccionar y modernizar la interpretación de géneros como el danzón, danzón de nuevo ritmo, el mambo, hasta ocupar su lugar con el chachachá. Integraron en este toda la amplia gama de expresiones y ritmos tanto nacionales como internacionales, lo que les permitió identificarse con públicos de otras latitudes.
La evolución de la orquesta Aragón permite establecer períodos históricos, a través de los cuales se plasman los procesos estudiados.
En un primer período (de 1939 a 1952), la agrupación musical se caracteriza por ser una orquesta regional cienfueguera. Este período se distingue por la búsqueda de una personalidad propia en el conjunto de la música cubana, en que solo la exigencia, el trabajo fuerte y perseverante, podía ayudar a conseguir el triunfo. En las características de su origen y en la fidelidad a este debe la Orquesta su permanencia y su historia posterior.
En un segundo período (de 1953 a 1958), la Orquesta se convierte en la más importante agrupación musical, tipo charanga, del país. Comunican lo que la gente quiere en plena competencia comercial a partir de la relación que establecen entre emisor (músico) – receptor (público). Sus medios de transmisión son la radio en la familia, la victrola en el barrio, las casas de baile (para los bailadores que juzgan porque saben), y la televisión que revoluciona, a través de la imagen y el sonido, a todo el país.
El 9 de junio de 1953 graban su primer disco para la RCA Victor, en el estudio 3 de la CMQ, y un año después, al abandonar la flauta de la Orquesta Rolando Lozano, entra Eduardo (Richard) Egües Martínez. Egües, junto con Lay, sería el compositor y arreglista de gran parte del repertorio y de los que fueron hits de la Aragón. Sería llamado “La flauta mágica” pero, sobre todo, sería “La flauta de la Aragón”, tocada de forma tal, que rompía con los esquemas charangueros clásicos. En honor a este músico, una de las principales firmas fabricantes de flauta en Inglaterra creó una marca de flauta con su nombre: Orpheus Musical Instruments Richard Egües: El Rey de la flauta cubana. El sello, el estilo de la Orquesta, lo crearon Rafael Lay y Richard Egües con sus composiciones y sus arreglos.
En 1956 su LD That Cuban Chachachá, grabado en Cuba y editado en Nueva York, internacionalizó este género. En estos años se asentó su fama, su prestigio traspasó las fronteras de nuestro país para conquistar al público latinoamericano, norteamericano, de algunos países europeos y Japón. Si difícil había sido el período anterior, este se caracteriza por una intensa labor y por un perfeccionamiento de la Orquesta que la consolida como La Charanga Eterna.
El tercer período (de 1959 a 1982) está marcado por el triunfo de la Revolución cubana, por el cambio que se opera de una sociedad de consumo, en la cual la Aragón había triunfado frente a una fuerte competencia, a un nuevo ambiente social creado por la presencia de amplias masas populares en el recambio de toda la sociedad.
El primer número dedicado a los héroes del momento por los Estilistas del Chachachá fue un arreglo del tema “Los fantasmas” que llevó por nombre “Los barbudos”. Pero sin dudas, el que ganó uno de los primeros lugares del gusto musical fue “Como la soñó Martí”, de Félix Reyna, en la voz de Orlando Vallejo, con arreglo de Richard Egües, y orquestación y acompañamiento de la Aragón, estrenado en Radio Progreso.
Durante el segundo año de la Revolución, el impacto de la Aragón no es menor que en el anterior. Graban tres nuevos discos de larga duración que batieron récords de popularidad: “Me voy para la luna”,[4] uno de los LD más famosos de la agrupación; “Danzones de ayer y de hoy”,[5] que constituye una joya interpretativa de la Orquesta, y el exitazo del año, “Charangas y pachangas”.[6] Fue tal el éxito logrado desde el comienzo de la divulgación de estas grabaciones, que en 1960 le otorgan a la Orquesta el Disco de Oro de la RCA Victor que en Cuba llevó el nombre de Premio Discuba, nuevo distintivo de la firma discográfica en la Isla.
Uno de los momentos más estelares en la historia de la Orquesta se presenta cuando se crea una delegación musical cubana que viajará por Europa. El nombre del espectáculo es Music Hall de Cuba. En París, se presentan en el considerado templo de la música francesa, el teatro Olympia. El debut del espectáculo se realizó el 19 de agosto de 1965. Extraordinaria fue la aceptación alcanzada por la Orquesta con su canción “Los problemas de Atilana”, de Pedro Aranzola, fenomenal hit al mantenerse durante 12 días cerrando cada actuación.
La Aragón viaja también a Polonia y a la Unión Soviética. Sin embargo, la calidad los llevó a marcar un hito en la historia de la música cubana, cuando fueron invitados en este último país a hacer una presentación en el afamado Conservatorio Chaikowski de Moscú.
Entre 1970 y 1978 la Orquesta se convierte en la Embajadora Musical de Cuba. En el primer año referido se realiza en Osaka, Japón, la Expo’ 70. El impacto fue tal, que trajo consigo la producción de cuatro documentales, además de innumerables actuaciones realizadas para la radio y la televisión internacionales. Dejan su huella en el estilo de orquestas japonesas que interpretan la música latina; incluso, graban un disco con 14 temas para la RCA Victor de Japón.
El 6 de diciembre de 1971 debutan, por primera vez, en el continente africano. Los países del África negra habían vivido a través del fin del colonialismo y el paso a la independencia acompañados, entre otros, del chachachá. Para el africano, la Aragón fue un patrón por el que fue juzgada la música cubana. Omara Portuondo, en breve frase, define lo que constituyó el fenómeno musical: “En África el nombre de Cuba es Aragón”.[7]
Dos hechos vinculados con la Orquesta suceden en estos años. El primero de ellos es su retorno, después de casi veinte años de ausencia, a Estados Unidos. Su presentación, la noche del 28 de diciembre de 1978 en el Lincoln Center de Nueva York, constituyó todo un acontecimiento que conmovió al mundo musical latino: “el ambiente neoyorkino pocas veces ha conocido una emoción como aquella (…). Antes del concierto, fanáticos de todas las edades, cubanos de la clase media y neuyoricans (puertorriqueños) de bajos recursos evidenciaban suficientemente la euforia (…) En los salones se hacían comentarios diversos, especulaciones de todo tipo mientras llegaba el momento de enfrentar el mito”.[8] César Miguel Rondón escribe en El libro de la salsa: “Para la salsa de Nueva York, Cuba es la experiencia definitiva y la Aragón uno de sus puntos más importantes dentro de ella. A finales del 78, por fin los cubanos pisaron tierra gringa, y llegó así la tan ansiada oportunidad… ¡La Aragón tocando en Nueva York!”.[9] Esa noche estaban presentes la mayoría de los músicos de salsa que, con estilos y tendencias diferentes, fueron a escuchar al referente obligado de todos ellos; a la orquesta de la que habían aprendido, disfrutándola, más de un elemento que incorporaron a su música. “Pocas veces (se) ha conocido una emoción como aquella (…)”. [10] La versión de “El bodeguero” duró 7,16 minutos, y la de “Pare cochero”, 12,17.
El segundo acontecimiento resulta especialmente significativo. La Aragón recibía, en 1981, en México, el Disco de Plata de la firma disquera Musart.
Otro momento importante para la música cubana y también para los “aragones” fue, sin dudas, el Festival Internacional de la Canción Popular Varadero´81, ocasión en la que se editan dos discos LP de la Orquesta: Aragón (Vol. I)[11] y (Vol. II).[12] Ese mismo año, el 20 de octubre, Día de la Cultura Cubana, la Orquesta recibe la Distinción por la Cultura Cubana, condecoración principal que otorga el Ministerio de Cultura.
Este largo y extenso período se asocia al momento de mayor madurez musical de la orquesta Aragón. La consolidación de la cuerda de los violines con la entrada del violoncello; el perfeccionamiento estilista de Richard Egües con su flauta; los solos de violín de Lay; y el dúo de Pepe Olmo y Felo Bacallao en boleros interpretados por separado, o al unísono, que formaron parte del movimiento feeling de la época.
El 13 de agosto de 1982, en un accidente automovilístico, en la carretera que conduce de Cienfuegos a Trinidad, muere el maestro Rafael Lay Apesteguía. El año anterior, el 26 de septiembre, había fallecido Orestes Varona, músico fundador y quien marcó la sección rítmica de la Aragón desde el momento de su fundación. Tres meses después del fallecimiento de Lay, el 2 de noviembre de 1982, también desaparece Filiberto Depestre. En poco más de un año habían desaparecido las tres figuras que, desde 1939, habían dado vida, organización y éxito a la Orquesta. El golpe que significó la muerte de Lay es incalculable. Durante más de un mes, los músicos no atinaban a relanzarse al espacio musical. Sin embargo, era evidente que la Aragón contaba con un sustituto de igual calibre que el difunto Rafael Lay Apesteguía. Los músicos eligieron como nuevo director a Richard Egües y como subdirector a Rafael Lay Bravo, hijo del fallecido director.
El cuarto período comenzó en el año 1983 y aún no concluye. Las dificultades de la Orquesta no habían terminado. El 5 de diciembre de 1984 la abandona Richard Egües. La agrupación tuvo que reencontrarse a sí misma. Rafael Lay Bravo es designado director y René Lorente sustituye a Richard como flautista. La empresa a la que tuvo que enfrentarse el joven director Lay Bravo, de solo 25 años, era de una envergadura tal que de su dirección dependía la propia sobrevivencia de la Orquesta. No menos importante, en las dificultades que enfrentaban los músicos y su director, era la crisis social por la que atravesó Cuba durante la década de los 90 del siglo pasado. A ello se añade la entrada de nuevas generaciones en la vida pública y social cubana. Un nuevo ritmo marca la época; sonoridades diferentes, instrumentaciones, gustos que hacen que, tanto desde la música como desde el ambiente social, se produzcan irrupciones, interrupciones e importantes pérdidas de la memoria musical cubana.
La Aragón del siglo XXI no escapa a todo este ambiente de rescate musical. Los nuevos “aragones” pertenecen a una nueva generación que ha llevado, con estricta fidelidad a la sonoridad de la Orquesta, un nuevo estilo. Muestra de ello lo han constituido sus últimos videoclips de las canciones “Nadie sabe lo que tiene” y “El potaje”, este último junto a Cimafunk, Omara Portuondo, Chucho Valdés y Pancho Amat. En la incursión de estas nuevas sonoridades se apunta también el DVD realizado junto al jazzista Michel Herrera y el del flautista Orlando Valle (Maraca). Multimedia, libros y documentales dedicados a la orquesta han engrandecido su historia.
Desde hace algunos años forma parte de la orquesta Rafaelitín Lay, nieto de Rafael Lay Apesteguía e hijo de Lay Bravo, que se prepara para algún día continuar la obra de sus antecesores. Con solo 21 años fue el que compuso la pieza “80” dedicada al cumpleaños de su orquesta, el pasado año. Parte del texto de la coda muestra la esencia de sus orígenes y la perdurabilidad de su legado musical.
“Aquí seguimos brindándote mi son rico chachachá y hasta un danzón
Orquesta insignia es Aragón, la que llegó y triunfó”.[13]
Los “aragones” de hoy siguen constituyendo una gran familia. No solo porque en ella están algunos de los hijos de los que integraron la Orquesta en su etapa de oro, sino porque, para los que hoy la integran, es su orgullo mayor y su compromiso continuar la obra de los que le dieron vida y éxito a la institución musical. Lo excepcional de esta octogenaria Orquesta es que hoy en día no se concibe como una pieza de museo, ni como una reliquia de anticuarios, cuestión esencial para el decano de los aragones, el violinista Celso Valdés.[14]
Cuatro períodos marcan la evolución histórica de la orquesta Aragón como una auténtica expresión de identidad nacional, cubanía, colectivismo, fidelidad a sí mismos y a su pueblo. Gracias a su calidad e identificación con los valores musicales nacionales, se ha convertido en una de las más permanentes expresiones de nuestra música y de nuestra cultura, por lo que ha sido llamada La Charanga Eterna, emblema de Cuba, orgullo de Cienfuegos.
Notas:
[1] Alegna Jacomino Ruiz: Entrevista realizada a José María Vitier, abril de 2013.
[2] Eduard Hanslick (Praga, 11 de septiembre de 1825 – Viena, 6 de agosto de 1904). Musicólogo y crítico musical. Fue defensor del formalismo en la música, en contraposición al idealismo romántico de la época. Llegó a ser considerado como una autoridad en la vida musical vienesa.
[3] Rafael Lam: “Ponle el cuño que es la Aragón”, Dominical, La Habana, domingo 8 de octubre de 1989, p.7.
[4] Título del LPD-520, RCA Victor cubano (Discuba).
[5] Título del LPD-515, RCA Victor cubano (Discuba).
[6] Título del LPD-555, RCA Victor cubano (Discuba).
[7] Ileana Rodríguez: Documental Aragón. La charanga eterna. Centro Provincial de la Música Ignacio Piñeiro, Ventú Producciones, 2009.
[8] Concierto en el Lincoln Center. De La Habana a Nueva York. CD-0362, EGREM, 1999.
[9] Ibídem.
[10] Ibídem.
[11] Título del LD 3981, Areíto, Egrem.
[12] Título del LD-3984, Areíto, Egrem.
[13] Alegna Jacomino Ruiz: Entrevista realizada a Rafael Lay Sánchez (hijo de Rafael Lay Bravo), el 11 de marzo de 2020.
[14] Alegna Jacomino Ruiz: Entrevista realizada a Celso Valdés, octubre de 2013.