Papá y… ¡papá!
22/8/2018
En fecha reciente llamaron poderosamente mi atención dos comentarios transmitidos en televisión y emitidos por ciudadanos con participación activa en los debates relativos al nuevo proyecto constitucional. Dichos comentarios estuvieron relacionados con la posible aprobación del matrimonio igualitario como parte de los procesos de actualización que enfrentará dentro de poco la Ley de leyes cubana. Soy incapaz de reproducirlos textualmente, así que me arrogaré el derecho de parafrasear.
Una compañera reclamaba, en caso de efectuarse dicha aprobación, "un comportamiento de las personas gays en consonancia con los principios de la Revolución". Otro señor se preguntaba, en caso de que una pareja gay pudiese adoptar un hijo, ¿a quién ese niño habría de llamar papá y a quién mamá?
Planteamientos como estos develan el profundo trabajo que aún tenemos por delante en la construcción de una sociedad fundamentada en la celebración de las diversidades y no en la tolerancia a la diferencia, donde todas las facetas del comportamiento humano puedan convivir y dialogar sin demeritarse o agredirse mutuamente.
Las faltas de respeto no son privativas de homosexuales, heterosexuales o lesbianas. Las cometen tanto la travesti que intenta seducir a un heterosexual sin su consentimiento o los gays que violan las normas de conducta básicas requeridas en un espacio público; como un heterosexual normativo que golpea a su esposa a la salida de una discoteca; los desenfadados jóvenes, quienes sin remilgos ni ambages se demuestran un amor pornográfico en los bancos de un parque; o el fanático de reguetón que nos destroza los tímpanos "compartiendo" una canción donde las mujeres son tratadas como bienes de consumo adquiribles e intercambiables.
La civilidad y la decencia deben de estar presentes en las dinámicas cotidianas de todos los cubanos, más allá de sus estilos de vida u orientaciones sexuales. No deben ser practicadas exclusivamente por gays o por lesbianas, sino por todos aquellos que apuesten por el respeto y la aceptación del otro más allá de la agresividad y la violencia que nos afecta hoy en día.
Por otro lado, la paternidad y maternidad responsables no dependen exclusivamente de las maternidades y paternidades biológicas. Ser buen padre o buena madre radica en el nivel de compromiso que una persona establezca con el crecimiento físico, intelectual y espiritual de un niño. Demostrado está que tíos, abuelos, amigos y vecinos pueden ser padres de criaturas que no trajeron al mundo, y que el concepto de familia trasciende ya los estrechos límites que enmarcan la tríada mamá-papá-nené, la cual todavía reproducimos por los medios de comunicación y se ha enraizado en el imaginario colectivo de basamento heteronomativo, patriarcal y sexista.
Hace tiempo que convivimos con familias monoparentales o con otros modelos familiares donde padres y madres biológicos no siempre tienen una participación activa o constituyen una presencia constante. ¿Cuántos padres biológicos no han abandonado a sus hijos para recuperar la libertad que les "usurparía" una paternidad responsable? ¿Por qué seguimos responsabilizando a las mujeres con la misión de criar a los hijos, atender al esposo, cuidar a los enfermos? ¿Cuándo acabaremos de destronar el molesto mito de que padre es cualquiera y madre hay una sola?
En una pareja de hombres gays que hayan adoptado un niño no tiene que haber necesariamente una mamá. En todo caso, habrán dos personas dispuestas a consagrar su tiempo e intelecto para hacer de ese niño otra persona de bien, lo cual, en última instancia, es lo más importante. Las paternidades y maternidades responsables son sinónimos de compromiso, preocupación, amor, desvelos, educación. Poco importa la orientación sexual o el género de quienes las practiquen, siempre y cuando las ejerzan con dedicación y constancia.
A ello se suma el desconocimiento de estos temas por parte de los periodistas, los cuales, movidos por muy nobles intenciones, no siempre seleccionan los criterios más lúcidos para ilustrar los debates generados en un proceso que nos afecta a todos. Asimismo, el excesivo énfasis puesto en el asunto pareciera que es el único a tratar, cuando el nuevo proyecto de Constitución abarca otras problemáticas igualmente importantes, o incluso más.
La actualización de la Constitución cubana se nos revela hoy tan útil como imprescindible. Sin embargo, nuestra futura Ley de leyes será excluyente siempre que se fundamente en los términos Hombre y Mujer. Que no sea una Constitución para hombres, mujeres, niños y ancianos libres; o para heterosexuales, heteroflexibles, bisexuales, lesbianas, gays, travestis o genderqueer libres. Que sea una constitución para personas libres, con igualdad de derechos y oportunidades, con las mismas responsabilidades ante la paternidad y la maternidad planificadas e igual índice de civilidad en sus comportamientos públicos.
******Planteamientos como estos develan el profundo trabajo que aún tenemos por delante en la construcción de una sociedad fundamentada en la celebración de las diversidades y no en la tolerancia a la diferencia, donde todas las facetas del comportamiento humano puedan convivir y dialogar sin demeritarse o agredirse mutuamente******* a parte de todos los dilemas, éticos, morales y religiosos no estoy en contra del dialogo y convivir y ya ha pasado el tiempo que era ley apedrear a lo diferente pero lamentablemente si se aprueba la modificación muchas de esas personas beneficiadas de esa ley van a discriminar a través de la ley a aquellas que tengan un concepto diferente de matrimonio y obligar a participar en su celebración a todos con la escusa de me estas discriminado y la foto que usaron para el articulo ilustra mis palabras si trabajas con los Kake de bodas y tu concepto o creencias son iguales al concepto que está en el texto de la constitución actual porque te han de obligar a participar, porque una cosa es discriminar por Color o Raza y otro que llamen discriminar por tener un concepto de matrimonio, un valor moral que es pilar o base indiscutible del concepto de familia digno de ser debatido con especial énfasis y no pase desapercibido, espero que en aras de todas las facetas del comportamiento humano donde se puedan convivir y dialogar se publique este comentario
Tema polémico en estos momentos, al menos aprecio que en casi todas las asambleas para la aprobación del Proyecto de nuestra Constitución ha estado presente. Coincido con el autor 100 por ciento
Muy interesante el trabajo periodístico. Este es un tema que se escucha en cualquier lugar adonde se vaya, los criterios son diversos, así como lo es nuestra sociedad. Me llama la atención que la mayoría de los criterios en contra de esto sea de personas que pasan los 50 años, tal vez los más jóvenes lo entiendan mejor o los hemos formado de manera que sean capaces no solo de tolerar, sino de respetar la diversidad. Está claro que tenemos mucho camino que recorrer.
Muy buen artículo, pero creo que lo visto en los medios televisivos hasta hoy, sobre el tema, muestra el machismo a pulso que aún persiste en nuestra sociedad y lo que aún falta por educarnos en temas de sexualidad. Creo en el respeto a la preferencia sexual y la libertad de cada cual de tener la orientación que le haga feliz. Pero el hecho de que sea considerado o no en la Constitución no evitará que siga ocurriendo. Además, el hecho de que dos personas del mismo sexo quieran tener una relación amorosa no impacta en mi persona, ni afecta mi vida. Por tanto, considero que hay otras cuestiones, tan importantes como estas, pero de mayor impacto en nuestras vidas que no han sido tratadas con profundidad y temo que se pierda la oportunidad de tomarlas en cuenta. Me refiero temas, entre otros, del Habeas Corpus, que todos sabemos que es de importancia meridiana, pues unos más que otros conocemos de errores en procederes de la policía y la justicia. También el relacionado con los derechos de las personas y las respuestas y soluciones insuficientes por parte de las autoridades, etc.
Me siento en la obligación de agradecerles por los comentarios que han ofrecido en torno a mi artículo “Papá y… ¡papá!”, publicado en mi muro de Facebook, en la revista digital La Jiribilla y en la página de Facebook de la Jiribilla.
La lucha por la construcción de un proyecto de nación más inclusivo y diverso es hoy tan urgente como necesaria. En lugar de atemorizarnos por la posibilidad de que dos personas del mismo sexo, plenamente conscientes de sus identidades de género e inclinaciones afectivas, asuman las prerrogativas del matrimonio, preocupémonos por fomentar paternidades y maternidades responsables y planificadas; por desterrar mitos, tabúes y estereotipos que violentan y estigmatizan; por fomentar la celebración de las diversidades; por ofrecerles a nuestros hijos todo cuando de bueno y noble podamos transmitirles. Preocupémonos por las violaciones correctivas a las que son sometidas las jóvenes lesbianas para que “rectifiquen el camino”; preocupémonos por los actos de violencia física, simbólica, económica, psicológica y sexual que sufren cientos de mujeres al día en cualquier parte del mundo; preocupémonos por concientizar y demostrar desde la paxis cotidiana que las responsabilidades de las maternidades y las paternidades son tarea de todos, y que trascienden roles de género, espacios de género y funciones tradicionalmente atribuidas a uno u otro género; preocupémonos por concientizar que la homofobia y la transfobia son actos de violencia que afectan tanto a las víctimas como a los victimarios.
Yo mismo (y me disculparán el dato autobiográfico) soy hijo de un padre que nunca conocí, que abandonó a mi madre cuando yo tenía seis meses de nacido porque no estuvo dispuesto a renuciar a su “libertad” para comprometerse en mi educación. Tratemos de que nuestros hijos no sufran experiencias similares. Para mí, la paternidad siempre ha sido una opción, y para llegar a ella no necesito tener relaciones sexuales con una mujer. Lo mismo sucede con las parejas de lesbianas que no necesitan mantener relaciones sexuales con hombres para experimentar la maternidad.
Por otro lado, requerimos con urgencia un cuerpo legal que represente a la comunidad LGTBIQ cubana. La homofobia no es más que el miedo experimentado por la heterosexualidad normativa e institucionalizada a que un día esos grupos sociales gays, lésbicos o queers, que históricamente han sido marginados, maltratados, ignorados y silenciados, giren sobre sus talones, extiendan la mano y reclamen los derechos sociales que les pertenecen: los derechos a una existencia plena, a establecer un proyecto de vida en igualdad de oportunidades y condiciones legales y civiles, y con iguales responsabilidades, índices de respeto y civilidad en los espacios públicos, compromisos y prerrogativa, que los proyectos establecidos por las personas heterosexuales. Nuestro país ya no puede sustraerse más a este reclamo; prueba de ello lo constituye este proceso de actualización constitucional que apuesta por el matrimonio igualitario, opción que una nación civilizada no puede ignorar.
Ojalá algún día, yo (como otros tantas personas que asumimos un proyecto de vida gay, lésbico, queer…) pueda disfrutar cómo mi hijo o mi hija, adoptado o adoptada al interior de un matrimonio entre dos hombres, recibe el mejor regalo de todos: la capacidad de leer, y me pregunte por qué la Venus de Milo no tiene brazos, o si la Gioconda se está riendo o está triste, y le pregunte a su padre por qué decidió ser podólogo, y diga que no quiere ser lo mismo porque tendría que tocarle los pies a todo el mundo, y que en plena adolescencia ponga a un lado su soberbia y su irreverencia y me dedique un abrazo o un beso, y yo (parafraseando a Khalil Gibrán) pueda vivir gracias a él o ella un futuro que, por definición, no me pertenecerá. Ojalá, algún día, mi pareja y yo, ustedes, todos… Les reitero el agradecimiento, y espero que estos debates contribuyan a la edificación de un proyecto de nación más diverso e inclusivo.
Perfecto comentario que sin dudas también requiere publicarse en un medio más “masivo” como nuestros diarios y semanarios en letra impresa, pues estas personas de planteamientos aparentemente rendentores y en verdad torpes y machistas probablemente no lean La Jiribilla… !Y cuánta falta les hace la lectura de este inteligente artículo! Gracias periodista…
Me adscribo a tus ideas. Eso sucede cuando implementamos o aprobamos políticas sin potenciar la transformación de la conciencia colectiva. El pueblo cubano es mayormente homofóbico y creo que, junto a las políticas, sería bueno formntar el cambio de mentalidad hacia la inclusión. La diversidad sexual es un derecho de todos los seres humanos. Y la maternidad y la paternidad, así como sus respectivas ausencias, también. En un programa de Radio Sancti Spíritus alguien dijo que el matrimonio igualitario era una degradación moral. Degradación moral es casarse con alguien por su dinero, o tener sexo en plena calle, droga mediante, para satisfacer el morbo de quien paga. Esto último lo he visto en videos grabados en espacios públicos de Miami.
El artículo 68 que permitiría el matrimonio entre personas del mismo sexo, ha generado quizás la mayor polémica desde el mismo día del comienzo de la consulta popular del proyecto de constitución. Y era atinado presagiarlo. No debemos olvidar cuanto hemos avanzado en ese aspecto en los últimos años en una sociedad perteneciente a la cultura occidental, con significativa religiosidad y tradición machista. Sin embargo aquí no han ocurrido manifestaciones homofóbicas como las que colmaron las calles de Francia, pionera del pensamiento moderno en la culta y milenaria Europa.
Ni el patriotismo ni la audacia son exclusivos de determinado género u orientación sexual de una persona y no tengo elementos para asegurar o negar si hubo homosexuales entre los que blandían junto a Máximo Gómez el machete contra los españoles lanzando sus cabezas al suelo ensangrentado, o si entre los subordinados de Antonio Maceo había combatientes que además de admirar al gigante de bronce por su temple de patriota, se deleitaban contemplando en silencio al apuesto mulato. Como no podría afirmarlo ni negarlo tampoco sobre los que participaron en los hechos históricos más recientes del Moncada, el Granma, la guerra de liberación, Girón, la lucha contra bandidos y las epopeyas internacionalistas.
Si puedo imaginar cuanto ha sufrido calladamente quien tuvo que ocultar sus verdaderos sentimientos en una sociedad con tradición homofóbica, la cual no desaparece por decreto sino educando la conciencia de los seres humanos.
Solo 25 países han legislado hasta hoy a favor del matrimonio homosexual desde que Holanda aprobó la ley que lo autorizara en el año 2000, pero de ellos únicamente Irlanda se atrevió a llevarlo a referendo en mayo del 2015 y el Sí ganó apenas con el 62 por ciento.
En Cuba he podido escuchar tres corrientes de opinión sobre el tema: los que defienden el derecho a unirse en matrimonio legal a otra persona del mismo sexo, quienes piensan que la constitución debe mantener la tradición de que esa unión solo es concebible entre un hombre y una mujer, y una tercera, que considera como justo que cada cual escoja a la persona con la que quiere unirse legalmente, pero no es el momento adecuado para poner en riesgo una votación que necesitamos sea abrumadora a favor del proyecto, cuando en tiempo relativamente breve lo podría legislar el parlamento a través de un nuevo “Código de familia”. Asumo con transparencia esta última corriente de opinión y manifiesto mi respeto hacia las demás.
Artículo crucial, esencial, es el 40, el que nos garantiza que “Todas las personas son iguales ante la ley, están sujetas a iguales deberes, reciben la misma protección y trato de las autoridades y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de sexo, género, orientación sexual, identidad de género, origen étnico, color de la piel, creencia religiosa, discapacidad, origen nacional o cualquier otra distinción lesiva a la dignidad humana”.
Y basado en ese artículo 40 del proyecto y en el 59 en el cual “el estado reconoce, respeta y garantiza la libertad de pensamiento, conciencia y expresión”, solicito que toda persona exprese su criterio sobre tan polémico tema, pero sin herir a nadie que opine diferente.
Muchas Gracias.
Muchos comentarios se han generado a partir de que la reforma constitucional contemplara, “ponernos a tono y hacer justicia” el matrimonio gay. Sin dudas polémica habrá siempre con este tema. Si, la sociedad cubana siempre ha sido mayormente homofóbica, quizá con un poco de responsabilidad de nuestras autoridades. Recordarles quiero que la comunidad LGTBI fue mal vista y digamos que excluida por parte de nuestras instituciones y autoridades tiempo atrás, pruebas de ello hay muchas. No tengo problema alguno con la preferencia sexual de cada quien, ni con que los legistas quieran saldar deudas históricas. Creo que lo que realmente interesa es la calidad humana y valores que pueda tener un individuo. No discrimino a una persona por su orientación sexual, pero si creo que no es lo fisiológico y no encuentro correcta la intención de inculcarlo…… .Tolerante???? si.
Yo tampoco tengo problema alguno con la preferencia sexual de cada cual, pero no creo correcta que se piense que todos los que estamos en contra del matrimonio Gay somos mayores de 50 años ni que se este inculcando. Va contra lo natural, ejemplo de ello es que dos personas del mismo sexo no pueden tener descendencia. Se extinguirá la raza humana.
Porque se publican tantos comentarios a favor y uno solo polémico. Yo estoy segura que muchas son las personas que sin ánimo de ofender o que se nos tilde de homofobicos estamos en contra del matriminio Gay
Algi María, nací gay, desde mis mas remotos recuerdos de niñez lo supe. Ya desde entonces tenía, estaba, sentía definida mi preferencia, no es que tuviera padres ni amigos homos, no, mis padres (la vida me los bendiga) y todos cuanto me rodeaban eran heteros, sin embargo traje, tuve, poseí esa diferencia que estuvo, está y estará en mí, hasta el fin de mis días y no por imitación, inculcación o voluntad sino que venía por naturaleza, no fue adquirida. Por eso con todo respeto le aseguro que nuestros sentimientos, nuestras preferencias de gay no las escogimos, venían implícita en la factura plural y diversa que compone a un ser humano individual…. no sé si somos producto de lo natural o de lo divino, pero si le aseguro que no nos autoelaboramos y muchos menos nos autodiseñamos, esa voluntad de que se nazca verde y no violeta, diestro y no zurdo tiene una autonomía desconocida, poderosa, mística o científica, no lo sé, pero no antinatural que eso nos acerca más bien a lo desvíado, alo demoníaco, por eso aspiro que usted y la gran mayoría de los humanos (no sólo en Cuba) un día comprendan que amar al igual o unirse a él o a ella en matrimonio no es nada “contra lo natural”, es algo tan limpio como lo que practican y sienten los otros, sólo que a los otros los ayuda ser gran mayoría… el periodismo, la literatura por la que se conozca, se confiese la inclemente y feroz vía crusis de muchos gays está por escribirse. El pueblo cubano es inteligente y sobre todo un país de personas nobles, lo de la carta magna es un signo positivo, un comienzo…
Excelentes consideraciones las que hace en su articulo, por razones profesionales he seguido de cerca el tema y de todo lo que hasta ahora he visto su escrito es uno de los mejores. Coincido en que es verdad que nuestra población le ha dado interés de mas a ello, puesto que existen planteamientos en nuestra constitución que requieren de mayores niveles de atención por nuestra parte. Los temas de igualdad son polémicos y contradictorios, sin embargo la historia en Cuba ( y el mundo ) ha demostrado que para que exista un cambio debe haber una resistencia, sino de nada sirve que cambiemos; confío en que nuestra sociedad cubana logrará rebasar esa resistencia y así como se aceptó en su momento la igualdad de derechos femeninos se acepté la igualdad de derechos de la comunidad LGBTI+…
Rafael, lo que tú dices no saber describir porque naciste así es producto de un proceso hormonal durante tu formación en el vientre de tu madre, y lo tuyo no es anormal, sino diferente, tu orientación sexual es diferente y no por eso debes sentirte menos, lo importante es tener dignidad, sentir respeto hacia uno mismo y a pesar de la diferencia de tu orientación vivir acorde a las normas y leyes de la sociedad en que te desarrollas, y estoy segura que serás un ejemplo para todos aquellos que son tan diferentes como tú.No es secreto que algunos cubanos están indignados por las manifestaciones que algunos homosexuales tienen en cualquier escenario donde se desarrollan y se burlan de las malas caras de los que no los aceptan precisamente por este tipo de comportamiento. No es lo mismo hacer Campaña contra la homofobia buscando respeto, tolerancia y aceptación que hacer fiestas para festejar no se qué, que es otra de las cuestiones que han disgustado a algunos cubanos. Si eres de los que hacen las cosas como se deben de hacer, mi respeto para tí y no soy ni homofóbica ni homosexual pero respeto el espacio de cada cual.