Si hay un arte que nutre sus raíces en lo mejor de la cultura de la humanidad, ese es el diseño del libro. El libro como soporte del conocimiento en las más diversas manifestaciones del hacer y el saber humano, exige de sus creadores una cultura general, apta en términos tecnológicos y sapienciales, para interpretar y expresar con una real identidad estética y comunicativa los contenidos que los particulariza. Se puede ser un buen pintor o escultor sin una gran cultura general; pero no un buen diseñador de libros.
El que nos ocupa hoy, Ricardo Rafael Villares Alfonso, Premio Nacional de Diseño del Libro 2024, pertenece a la estirpe de diseñadores gráficos cubanos que han hecho del libro impreso expresión de nuestra mejor cultura visual de todos los tiempos. De ello dan fe los numerosos premios y menciones obtenidos en concursos nacionales como el Arte del Libro “Raúl Martínez” de Diseño, a más de una formación académica resultante de los estudios realizados en Diseño e Ilustración Informacional en el Instituto Politécnico para el Diseño Industrial (1981–1984), y la Licenciatura en Periodismo en la Universidad de La Habana, en la especialidad de Diseño Gráfico, de la que se graduó en 1994. En consonancia con tal formación y trayectoria profesional, nuestro diseñador también ha ejercido la docencia del Diseño en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro (1993- 1997) y en el Instituto Superior de Arte, en 1999. Experiencia, a no dudar, de la que también se ha nutrido su quehacer proyectual; porque todo el que enseña, aprende.
“Ricardo Rafael Villares Alfonso, Premio Nacional de Diseño del Libro 2024, pertenece a la estirpe de diseñadores gráficos cubanos que han hecho del libro impreso expresión de nuestra mejor cultura visual de todos los tiempos”.
De ahí que la trayectoria de Villares como diseñador de libros y revistas desde inicios de la última década del pasado siglo, se constate como una de las más consecuentes en términos estéticos y comunicativos de nuestro ámbito editorial. Lo que es, está en lo que fue. Y de ahí, también, que la aparente inmutabilidad de su personalidad, no sea más que la cubierta de una sensibilidad que se rehace emotiva en cada diseño de cubierta y página que concibe. En esta perspectiva, es de citar, entre otras características formales y conceptuales de su obrar gráfico, el equilibrado manejo del color, la apropiación y aplicación consecuente de obras de las artes plásticas en colecciones emblemáticas de nuestra historia editorial, así como su electivo acuerdo con la imagen tipográfica en las mismas, sin que por ello se den reiteraciones facilistas en los modelos abordados. Características todas, a no dudar, que se aúnan en una singularidad gráfica-expresiva, que el jurado del Premio tuvo muy presente en su elección.
Ejemplo y emblema de esta trayectoria profesional, es su rediseño de la revista CASA, el cual asume a partir del número 200, correspondiente a 1992, aún con Roberto Fernández Retamar como su director. Desde una inteligente readecuación al diseño que hereda de la emblemática publicación, Villares asienta una poética visual muy personal, que hará extensiva al diseño de las diferentes colecciones de esta emblemática institución de la cultura latinoamericana.
En esta línea, es de destacar su acierto para apropiarse de la obra plástica de notables artistas nacionales y latinoamericanos e integrarla al diseño de cubierta y contracubierta de las colecciones. Estrategia de diseño, que no por socorrida, propicia una muy particular identidad visual que las diferencian entre sí, sin que por ello dejen de ser parte integral de la unidad visual que caracteriza a la producción editorial de la Casa de las Américas. Sirva de ejemplo la Colección del Premio Casa en sus diferentes géneros literarios y ediciones del notorio concurso. Sin pasar por alto los Cuadernos Casa y la Colección Nuestros Países; así como la serie Valoración Múltiple del Centro de Investigaciones Literarias de la Casa de las Américas, cuyo diseño de cubierta y contracubierta tiene la particularidad de apelar a la fotografía de los escritores publicados.

Desde el 2014, Villares asumirá el diseño de las revistas Cuba Socialista y Honda, esta última, órgano de la Sociedad Cultural “José Martí”. Ambas publicaciones, aún con sus diferencias en cuanto a contenidos y formatos, no dejan de tener un específico interés cultural e ideológico, que bien sabe particularizar nuestro diseñador tanto en sus diseños de cubierta como de páginas. Esta versatilidad proyectual en términos estético-comunicativos, se pone de manifiesto en el diseño de la revista Amnios (2009), cuya motivación de estricto carácter poético, no es óbice para darle a su diseño una integralidad y cualidad visual que la acredita como una publicación para y por la poesía. Cualidad, a no dudar, intrínseca a su personal visión del diseño, que también se pondrá de manifiesto en libros ajenos al género poesía, como la cubierta de El ejercicio de pensar, ensayos de Fernando Martínez Heredia, publicado por la Editorial de Ciencias Sociales. En la misma, Villares asume la foto del monumento a José Martí de la Plaza de la Revolución de La Habana, la que transparenta sobre el relieve en metal del Comandante Ernesto Che Guevara, que cubre la fachada del Ministerio del Interior en la citada Plaza; metáfora visual con la cual nos da la continuidad de un pensamiento revolucionario forjado en dos épocas diferentes, pero igual de trascendentes para la historia de Cuba.
En un mundo en constante transformación y cada vez más intercomunicado por el desarrollo tecnológico y científico en los más diversos medios de comunicación visual y audiovisual, alienta saber que en países como el nuestro, en circunstancias excepcionales de su hacerse y rehacerse como nación, se den en el libro impreso y digital obras de diseñadores como el aquí galardonado con el Premio que nos ocupa.
Esperemos que esta raíz tan descolonizadora como prodigiosa que nos levanta desde los tiempos de José María Heredia, el Padre Félix Varela y José Martí, entre tantos otros grandes de nuestra cultura política y literaria, siga firme y digna. No dudamos. Al igual que las buenas obras de nuestra literatura y arte, esa raíz también aviva el mejor diseño del libro, para que la patria siga siendo el más sagrado y permanente sentimiento que abriguemos siempre.