Palabras de bienvenida en el XIV Coloquio y Festival Nicolás Guillén
El 2 de octubre de 1952, a las 7 a.m., apenas unas semanas después de haberse conmemorado en varias provincias del país, con múltiples actos de gran repercusión mediática, su 50 aniversario, Nicolás Guillén fue detenido por un agente del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) del gobierno de Fulgencio Batista y conducido a las oficinas centrales de esa institución en el campamento militar de Columbia. Días después, narraría lo sucedido en una crónica que tituló Una detención en tres tiempos. En ella refiere que fue interrogado inicialmente por el Teniente Castaño, a quien se sumó a mediados del interrogatorio el Teniente Pardo. Este último le expresó de inicio: “Aquí no nos interesa saber nada de su poesía, lo que investigamos es su actividad política”. A lo que Guillén respondió “Son inseparables, teniente. Siempre me he considerado un poeta político, como lo fueron Heredia y Martí”.
Decía la verdad Guillén, no toda la verdad, porque él fue nada más y nada menos que un poeta sin límites, enorme. Eso sí, un poeta de los que, para decirlo en sus propias palabras, aprendieron “que el derecho a la rosa, no está nunca antes que el derecho a la vida”.
Cuando dijo eso, hacía ya 18 años que había iniciado su andar como poeta político, con la publicación de West Indies Ltd. Un poemario de un lúcido antimperialismo, que se identifica plenamente con su vocación de independencia y soberanía nacional, nacida mucho antes. Es también un poemario en el que se escucha claramente el clamor de justicia social.
“Que el derecho a la rosa, no está nunca antes que el derecho a la vida”.
En otra dimensión, por el ambiente presente en el cuaderno desde el inicial “Palabras en el Trópico”, hasta la magistral viñeta “Guadalupe” que lo concluye, pero sobre todo por el extraordinario poema que da título al libro, este se convierte en un manifiesto de la existencia de una comunidad cultural de los pueblos del Caribe, forjada por una historia común de explotación brutal de los esclavos africanos, de sometimiento inicial a la voluntad de metrópolis coloniales y luego del joven imperialismo, que deformaron las economías y las sociedades de las naciones antillanas. No en balde algunos estudiosos, al referirse a este libro, hablan de la fundación de un humanismo antillano, caribeño.
Ese andar, iniciado entonces, tendría una fructífera consecuencia a lo largo de su obra poética, para de cierta forma culminar un ciclo 30 años después con la publicación del poemario Tengo.
Por eso, esta edición del Coloquio y Festival Nicolás Guillén, que inauguramos en el día de hoy, festeja los aniversarios noventa y sesenta, respectivamente, de la publicación de los poemarios West Indies Ltd. y Tengo. Como ha ocurrido anteriormente en nuestros eventos, aprovecharemos la ocasión para reflexionar desde el pensamiento y el ideario guilleneanos, sobre asuntos que consideramos relevantes para la vida de la sociedad cubana contemporánea. Debo agregar que este año se cumplen también 60 años de la publicación por Ediciones La Tertulia, que dirigía el poeta Fayad Jamís, del cuaderno Poemas de Amor y se cumplen 100 años del inicio de la asunción por Nicolás Guillén de la columna “Pisto Manchego”, del diario El Camagüeyano, bajo el seudónimo de Interino. Tanto el cuaderno Poemas de amor, como los “Pistos Manchegos” de Guillén, tendrán espacio en las conferencias y paneles de nuestro evento. Por último, compartir con ustedes que los encuentros académicos del Coloquio celebrarán también el arribo a los 80 años de la reconocida estudiosa de su obra, la intelectual y poeta Nancy Morejón.
Lamentablemente Nancy no estará con nosotros. Compromisos ineludibles con instituciones educativas y culturales de los Estados Unidos han pospuesto su regreso. Ante esa imprevista circunstancia, como se hace en estos casos, hemos acudido a la casa, a la familia, y le hemos solicitado al Dr. Leonardo Sarría Muzio, profesor de esta Universidad, miembro de la Academia Cubana de la Lengua y director académico de la Fundación Nicolás Guillén, que pronuncie la conferencia inaugural de este evento. Se suma así a una tradición que iniciaran la Dra. Denia García Ronda y el Dr. Guillermo Rodríguez Rivera, ambos destacados profesores de esta alta casa de estudios y puente por igual entre la Universidad y nosotros, que formaron y aún forman parte imprescindible en la realización de los más caros empeños de nuestra institución.
Tal vez sea esta edición del Coloquio y Festival Nicolás Guillén la que ha recibido para su organización y realización más apoyo de las instituciones culturales y educacionales del país. No es que sea la primera vez. Creo que desde siempre hemos tenido la fortuna de que importantes instituciones culturales y educacionales acompañen nuestra labor, pero sin dudas en el presente es cuando más necesario resulta, y cuando más significativos, cuantitativa y cualitativamente, han sido esos apoyos.
Destaco en particular el apoyo recibido de la Uneac, el Ministerio de Cultura, la Universidad de la Habana, el Instituto Superior de Diseño Industrial y el Museo Nacional de Bellas Artes. Es algo, en mi opinión, de mucha relevancia y que vale la pena destacar, no sólo por la importancia práctica que ha tenido para hacer posible este evento, sino también, como expresión prístina, modélica, de las ideas y la voluntad política de actuar para apretar filas, engrandecer la confianza, el afecto, la solidaridad, como único modo de salir adelante en las muy complejas circunstancias económicas, pero también políticas y sociales que vive hoy la nación cubana. Quiero expresarles a todas esas instituciones el infinito agradecimiento de la Fundación Nicolás Guillén.
Debo expresar también agradecimiento a la Agencia Suiza para la Cooperación y el Desarrollo, COSUDE, que desde hace muchos años acompaña el quehacer de nuestra institución en todos sus ámbitos e incluso acompaña el de instituciones académicas como FLACSO, que ha tenido en el diseño de este evento, y tendrá en su realización, un protagonismo importante.
“Soy de los convencidos de que, sin renunciar a los principios de independencia, soberanía y justicia social que animaron nuestra Revolución, vendrán tiempos mejores para la nación cubana”.
Expreso finalmente mi mayor agradecimiento, a los numerosos intelectuales, artistas y académicos que accedieron a nuestro llamado para propiciar que las reflexiones que tendremos de hoy en adelante tengan la mayor densidad y calado posible. Frente a los desafíos que hoy enfrentamos, no solamente en Cuba, es imprescindible reflexionar y hacerlo bien.
Saludo especialmente la presencia entre nosotros, a partir de mañana, del Dr. Luis García Montero, una de las voces más importantes de la poesía contemporánea en lengua española y director del Instituto Cervantes. Estuvo en La Habana en ocasión de la Feria del Libro y regresa ahora, lo que sólo puedo entender como evidencia de su amistad y simpatía por Cuba y su clara comprensión de cuándo es más necesaria la presencia de los amigos. Gracias, Luis.
Ante las dificultades que hoy vivimos, hay voces que en broma o en serio cuestionan la vigencia del poemario Tengo y en particular del poema homónimo. Soy de los convencidos de que, sin renunciar a los principios de independencia, soberanía y justicia social que animaron nuestra Revolución, vendrán tiempos mejores para la nación cubana.
Las conquistas sociales que propició la Revolución fueron enormes y son innegables. Aunque algunas se vean hoy menguadas, otras muchas las conservamos, entre ellas la posibilidad de pensar. Nicolás Guillén tenía que escribir Tengo y nadie mejor que él para explicarlo. Esto dijo cuando recibió el más alto reconocimiento que otorga nuestra patria, la Orden José Martí:
En Cuba hemos tenido grandes poemas, algunos de los cuales han trascendido el ámbito nacional. Poemas que se labraron de por vida y son testigos inmemorables del progreso humano. La Reforma Agraria verbigracia es uno de los más grandes poemas de nuestra historia; la alfabetización popular, la universalización de la enseñanza, la nacionalización de los bienes que estaban en manos indebidas, son también de un valor sin límites y todos ellos constituyen el gran poema que es la revolución cubana, la revolución que hizo triunfar Fidel Castro.
Distinguidos invitados, queridas amigas y queridos amigos participantes, sean bienvenidos a la XIV Edición del Coloquio y Festival Nicolás Guillén. Muchas gracias.