Pacho Alonso y Las voces del siglo
20/8/2018
Creo que nunca resultará demasiado bien ponderada la idea de haber creado, como parte del catálogo general de la EGREM, la colección titulada Las voces del siglo. Habrá que agradecerle a Jorge Rodríguez haber tenido semejante iniciativa, que nos ha permitido reencontrarnos con una porción de la mejor música hecha en nuestro país durante décadas y que, tras circular en un primer instante hace años, ha recobrado un segundo aire a partir de ser digitalizada y editada en formato de discos compactos.
Un disco coherente y modélico. Foto: Internet
Gracias a la feliz idea del productor Jorge Rodríguez y al trabajo del equipo encabezado por él e integrado por José Pérez Lerroy, Nancy Hernández, Niurka A. Lecusay, José Reyes y Alberto Medina Peña, hace un tiempo pudimos volver a disfrutar de la voz de Pacho Alonso (Santiago de Cuba, 22 de agosto de 1928; La Habana, 27 de agosto de 1982). El eminente hijo de la otrora capital de Oriente resulta protagonista de un fonograma contentivo de 16 cortes, los cuales se mueven entre la canción y el bolero.
Si bien Pacho es alguien asociado a la interpretación de la música bailable, por contribuir con su quehacer a la popularidad de géneros como el pilón, el simalé y el upa upa, y haber convertido en éxito piezas como “Yo no quiero piedra en mi camino”, “A cualquiera se le muere un tío” o “¡Que me digan feo!”, temas que proporcionaron tanta alegría a los cubanos en los años sesenta y setenta del pasado siglo, sin lugar a duda él siempre será recordado como una de las figuras cumbres de este país a la hora de cantar boleros. No por gusto vocalistas internacionales del ámbito de la salsa —entre los que cabría mencionar nombres como los de Cheo Feliciano, Andy Montañez y Gilberto Santa Rosa— lo reconocen como un modelo de cantante estudiado e imitado por ellos.
Ese dominio interpretativo de Pacho al asumir el repertorio bolerístico se pone de manifiesto en este álbum, donde encontramos piezas grabadas en el período transcurrido entre 1960 y 1982. Aunque se aprecian elementos comunes en el acompañamiento de los 16 temas compilados en el fonograma, las formaciones de respaldo son diferentes y abarcan desde la Orquesta de Bebo Valdés, Los Bocucos, Los Pachucos, hasta la Orquesta de su hijo Pachito Alonso.
El particular y singular estilo que Pacho Alonso impuso al cantar, donde los aires del filin se hacen presentes de manera recurrente, puede ser disfrutado a plenitud en el álbum producido por Jorge Rodríguez para la colección Las voces del siglo. Entre las interpretaciones a las que recomiendo prestar especial atención, incluyo “Imágenes”, de Frank Domínguez; “Tú no sospechas”, de Marta Valdés; “Persistiré”, de Rubén Rodríguez; “En nosotros”, de Tania Castellanos y “Dame la mano”, de Enrique Bonne.
Es verdaderamente sorprendente el sentido unitario que, en materia de interpretación y de orquestaciones, uno siente en todas las piezas incluidas en el álbum, aspecto digno de resaltar si meditamos en el hecho de que son temas registrados a lo largo de 22 años, grabados con el respaldo de varias formaciones y con arreglos de distintos orquestadores.
A lo antes expresado hay que añadir que, pese a que las tomas para las grabaciones no se llevaron a cabo con la misma tecnología, da gusto escuchar cada plano sonoro justo en el sitio que debe estar situado, lo cual es gracias, primeramente, a que los instrumentistas de antaño sabían respetar los matices al tocar y en segundo orden, pero no menos importante, a la paciente labor de masterización de los originales por parte de la Ingeniera de Sonido Niurka A. Lecusay.
Así pues, al concluir la audición de los 16 temas recogidos en este fonograma, uno se ratifica en el criterio de que el santiaguero Pascasio Alonso Fajardo o sencilla y llanamente Pacho Alonso, nombre con el que ha pasado a figurar en la selecta historia de la música popular cubana, como se afirma en la nota de presentación del álbum y escrita por el investigador José Reyes, es “uno de los máximos exponentes de nuestras voces en el pasado siglo”.