Otra vez el Premio David para impulsar, para crear, para querer…
31/7/2019
Pero tener 23 años y morder la queja,
decir que la vida y el mundo son terrenos difíciles
y que existen algunas cosas imposibles
definitivamente te convierte en un cobarde.
(“Espaldas”, en Criogenia, de Giselle Lucía Navarro)
La premiación del concurso David que convoca la Asociación de Escritores de la UNEAC tuvo lugar este 30 de julio en la sede de la propia institución. El premio, que hace coincidir su denominación con el nombre de guerra de Frank País, convocó en esta edición 52 en los géneros de Cuento y Poesía.
La cita contó con la presencia de Marta Bonet, Vicepresidenta Primera de la UNEAC; Cira Romero, Secretaria de la Presidencia de la UNEAC; Ernesto Limia, Vicepresidente Primero de la Asociación de Escritores, así como de escritores, actores, etc.
Un emotivo momento de homenaje a Nicolás Guillén con motivo del reciente aniversario de su natalicio, el pasado 10 de julio, dio inicio al encuentro. Las palabras centrales de la tarde estuvieron a cargo de Ernesto Limia, quien se refirió a los sentidos históricos del Premio David y al legado que para él han dejado autores como Luis Rogelio Nogueras, Lina de Feria, Eduardo Heras de León, Marilyn Bobes, Senel Paz, entre otros. Además, Limia, hizo énfasis en algunos desafíos fundamentales para la literatura cubana de esta hora:
“Tenemos otro desafío: la lectura culta, aportadora, imprescindible para formar un sujeto consciente y crítico, continúa perdiendo adeptos frente a las tendencias desintegradoras del mercado. Debemos ser coherentes para que lo mejor de la producción literaria cubana y universal se convierta en demanda de nuestro pueblo. Los premios pueden contribuir a ello, pero si se quedan en un recinto de unos pocos metros cuadrados como este de nada nos sirve. ¿Qué podemos hacer? Preservar el espíritu creativo de la generación que nos trajo hasta aquí, trabajar para establecer jerarquías culturales propias en el imaginario de nuestra gente, defender un arte y una literatura propositivos… A eso estamos llamados, tenemos que llegar para hacer justicia”.
El jurado de Narrativa del Premio David 2019, que estuvo integrado por los escritores Olga Montes, Frank David Frías y Alberto Guerra Naranjo, entregó menciones a las obras LEO, de Pedro Luis Azcuy, y Disección de un suceso impensable, de Carlos Ávila Villamar, y premió a la obra La colina y la piedra, de Damir Molina Lorenzo.
Por su parte, el jurado de Poesía, integrado por Virgilio López Lemus, Carlos Zamora y David López Ximeno, otorgó menciones a las obras Me atreveré a pedir otro deseo, de Osmani Reyes García y Trama compacta, de Enzo Hernández Hernández, y premió a la obra Criogenia, de Giselle Lucía Navarro.
La Jiribilla conversó con la joven poeta premiada y los significados de este premio.
¿De qué nos habla Criogenia?
Es un libro que ubica todas las etapas de mi vida hasta ahora de un modo personal, íntimo, es el más querido de todos los libros que he escrito. El título hace referencia a un cuerpo que está en estado de congelación, de conservación. La obra muestra un estudio que hace una mujer sobre cada parte de su cuerpo, que es a la vez cada pedazo de su vida, y a partir de ahí se van desarrollando las tres etapas del libro.
¿Qué significa este premio, teniendo en cuenta el legado que encierra?
Aún estoy muy sorprendida, pues me he enterado ahora, junto a todos ustedes, tampoco sabía quién era el jurado y enterarme de que formaban parte de él personas que admiro como seres humanos y también como escritores hace que este sea un premio doble, añade un reconocimiento extra. El premio David es un premio que todos los poetas cubanos quisieran alcanzar, no solo por la importancia que ha tenido desde que se inauguró, sino porque además marca de alguna forma la madurez de un poeta, es una especia de señal de que ya estás listo para entrar a la literatura como escritor.