El 30 Festival Internacional de Poesía de La Habana ha llevado obras de veintiún países a distintas instituciones cubanas: el Instituto de Literatura y Lingüística, teatros, museos, galerías; a la sede de la Asociación Cubana de las Naciones Unidas (Acnu), el Centro de Estudios de la Juventud, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), espacios comunitarios, y a la Casa del Alba Cultural, entre otros espacios.

CubaPoesía Itinerante 2024, el Proyecto Cultural Sur y el Capítulo Cubano del Movimiento Poético Mundial organizaron un programa de recitales de poesía por todo el país durante el mes de mayo, que se extendió a las redes por medio del canal Mitin Poético Virtual. Ante el volumen de contenidos que entregaron los autores con vista a participar en el Festival, se priorizaron los temas relacionados con África y Palestina.

El 30 de mayo, la Casa del Alba Cultural recibió a poetas de Argentina, México, Colombia, Ecuador, Honduras, Cuba y El Salvador quienes dijeron sus poemas ante un público expectante.

Los cubanos Simón Carlos Martín Vázquez con Oficio de Emigrante e Irasema Cruz Bolaños al defender Nautilus, se refirieron al esfuerzo editorial de la Universidad de El Salvador para publicar su poesía en el país centroamericano.

Simón Carlos sostiene un tránsito constante del teatro a la poesía en sus roles de escritor, actor y director. El libro de poemas Oficio de Emigrante viste la portada con la obra del artista visual Carlos Reyna, quien sugiere al escritor las figuras del padre y el abuelo. Según el prólogo, el poeta ofrece: “un poemario vivencial, autobiográfico, sustentado en las diversas formas de emigrar”. 

Representación de El Salvador y Cuba en la Casa del Alba Cultural.

Con respecto a Nautilus, la poetisa Irasema Cruz cedió la palabra a su prologuista, Luisa Oneida Languin, quien se refirió al cuaderno estructurado en sesenta textos, “que conforma un entramado de interrogantes, mientras nos conduce de manera ingeniosa a través de un lenguaje cargado de simbolismo e imágenes”.

La salvadoreña, Josefina Cibrián, Amapola, prestó su voz a las historias poéticas de Irasema, y, además, presentó su breve poemario Amapola en llamas. Jorge Canales, también de El Salvador, leyó versos que corresponden a su publicación Voces de un espejo.

Los poemas de los participantes en la sesión matutina versaron sobre la violencia, las pérdidas, el amor, la identidad, y muchos otros temas.

A continuación, la hondureña, Anarella Vélez Osejo, directora de ediciones Librería Paradiso, dijo su poesía. Autora de varios volúmenes, su obra integra doce antologías como narradora y poeta. También como promotora cultural, la Dra. Vélez comparte la escritura con el compromiso social. En la actualidad asume como ministra la Secretaría de las Culturas, las Artes y los Patrimonios de los Pueblos de Honduras.

Los colombianos Vladimir Tobón, Alba Emilse Gabiria Méndez y Edgar María Carvajal Castaño leyeron sus poemas y presentaron antologías que reúnen las creaciones de quince profesionales y docentes de distintas especialidades, entusiastas de la poesía. Tobón, también compositor, añadió la música al instante poético; en tanto, Alba Emilse Gabidria anticipó el Encuentro Internacional Abescritos, que tendrá lugar en Antioquia en el mes de septiembre de este año, convocado por el colectivo literario de ese nombre.

Anarella Vélez Osejo es autora de varios volúmenes, su obra integra doce antologías como narradora y poeta.

La poesía de Argentina y Ecuador estuvo representada por Fabio Wasserman y Marcos Rivadeneira, autores de varias publicaciones. El poeta mexicano, pintor, trovador y promotor cultural Francisco Navarro, escritor de treinta y siete libros de poesía, doce de narrativa, y cuya obra aparece en cincuenta antologías literarias despertó la emoción en los asistentes a la Casa del Alba con la lectura de algunos de sus textos más personales.

Los poemas de los participantes en la sesión matutina versaron sobre la violencia, las pérdidas, el amor, la identidad, y muchos otros temas. Yadian Carbonell, “la tiza”, poeta de la Isla de la Juventud, se acercó al aliento africano que propuso la edición 30. En tanto, el pinareño Alberto Peraza Ceballos, además de provocar aplausos con la intensidad de sus palabras, reconoció el logro del Festival Internacional de Poesía de La Habana, al unir a personas de lugares tan disímiles en una sola voz.

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