Hablar acerca de Juan Formell constituye siempre un privilegio del alma cubana, y mucho más con motivo de su cumpleaños 80. En esta ocasión lo hacemos desde la obligada reflexión que implica la partida hacia la eternidad, en muy breve espacio de tiempo, no solo del propio Juan, sino de los maestros Adalberto Álvarez, José Luis Cortés y más recientemente César Pupy Pedroso.
“Hablar acerca de Juan Formell constituye siempre un privilegio del alma cubana”
Sin lugar a dudas, estamos ante una sensible coyuntura para la música bailable actual, específicamente para las nuevas generaciones de músicos, debido a la enorme responsabilidad que de repente se les ha venido encima. Por tales razones, abordemos de alguna manera aquellos rasgos que hicieron de Juan Formell un patriarca de la música cubana, quien durante décadas nos hizo sentir que desde el máximo disfrute de la música bailable también es posible hacer patria.
Lo primero que debemos plantearnos es la identificación plena de Formell con el entorno que le tocó vivir; es la plasmación aparentemente inconsciente de un interés por todo aquello que le resultara útil para enriquecer su renovadora propuesta. Lo mismo tiene en cuenta el honorable legado de sus antecesores que la necesidad de incorporar los instrumentos electrónicos a la sonoridad de la orquesta de charanga de aquel entonces. Como ha sucedido con pocos de nuestros líderes en la música bailable, Formell fue capaz de recrear el carácter del texto en los temas vanvaneros hasta llegar a convertirlos en la santa palabra de una euforia ansiada en el entorno familiar del cubano. Ese dominio del sabor, de la felicidad, del orgullo de ser cubano que Juan Formell logra imprimir a la obra de los Van Van; esa magia que une a distintas generaciones para disfrutar del legado de la querida orquesta, y esa capacidad para hacer bailar, deben ser motivos de un esmerado estudio, sobre todo por parte de aquellos que buscan una oportunidad para demostrar sus condiciones como profesionales en este difícil terreno de la música bailable cubana. Es algo mucho más complejo que ser dueño de determinado talento, contar con buenos cantantes, o haber pegado algún que otro tema en la popularidad a través del tiempo. Llegará el momento en que hablar de Juan Formell será como hacer alusión a una leyenda de la mitología criolla; muchos creerán que sus ribetes de fantasía son producto de una confabulación del mercado, hasta que escuchen los discos de Van Van y se conviertan de inmediato en fieles seguidores.
Tratemos de abandonar una mecánica típica de estos tiempos, donde el mercado pretende dictar la palabra de orden y validar únicamente lo último, lo más reciente. Divulguemos por todos los canales posibles la música contenida en los discos de Van Van, y tendremos la prueba definitiva de por qué debemos celebrar estos 80 años de Juan Formell con la mayor alegría.