La música cubana es considerada por muchos especialistas como la manifestación más auténtica de la cultura en la Isla. Las influencias de la música con otras artes, como la literatura, las artes visuales y escénicas, y el cine, confirman que sí: la música pudiera ser la mejor expresión de la cultura insular en su diversidad de propuestas estéticas y variaciones.

En el documental Nosotros, la música (Rogelio París, 1964) se elabora un recorrido por las expresiones musicales de la década del 60 del siglo XX cubano. Este recorrido peculiar recoge momentos únicos de la misma y expone un documento contra la desmemoria, contra el olvido.

Con esa motivación, el director estadounidense Steve Fagin y su equipo nos proponen La cura (2024), una obra que traspasa los moldes, pues puede ser considerada un documental, una ficción, un videoarte, una danza infinita, un performance… Más allá del género, conviene detenerse en el tema: la timba.

“El audiovisual también propone un cuestionamiento sobre el lugar que la timba ocupa en el ámbito musical cubano…”

El fenómeno musical que generó la timba es fruto de la necesidad de experimentar dentro de los géneros, sus formas y estilos. Con ella se expresa una autenticidad representada desde la diversidad. Por tanto, un acercamiento audiovisual a este género no podría ser una obra dentro de los moldes, sino que roza lo experimental para intentar apresar ese instante de la creación.

El audiovisual también propone un cuestionamiento sobre el lugar que la timba ocupa en el ámbito musical cubano, el gusto de los bailadores y su relevancia en este sentido.

La cura (…) traspasa los moldes, pues puede ser considerada un documental, una ficción, un videoarte, una danza infinita, un performance”.

La cura es parte del interés de Fagin por acercarse a esta expresión musical y la relación que el público bailador establece con ella; con la perspectiva de que cada historia merece ser contada para retener ese momento único.

Junto a Fagin, laboraron en este proyecto la productora Berta Jottar con la colaboración de los realizadores cubanos Rolando Almirante y Adriana París; además de la participación de actores que aportan otras visiones sobre el tema y su interés cultural para comprender la timba como esa música que nos define.

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