Con la llegada del mes de febrero, la Cinemateca de Cuba ha organizado un ciclo que incluye filmes clásicos del cine colombiano que permite apreciar las características de la filmografía de esta nación latinoamericana y sus mejores obras legadas a la historia del cine del continente.
El ciclo ocupará la pantalla del cine 23 y 12, del jueves 1 al domingo 4, con la proyección de cuatro filmes memorables de su amplio catálogo fílmico.
“Este ciclo dedicado a Colombia nos permitirá volver la mirada sobre su cine a través de esta breve, pero muy selecta, muestra de su filmografía clásica”.
Precisamente el 1 de febrero inicia este ciclo con la cinta Mares de pasión, una historia que se relaciona con Cuba, pues su protagonista aparece desmayada en una playa de la Isla, con pérdida de memoria, y cuando regresa a su país recupera su identidad tras escapar a varios intentos de asesinato por parte del administrador de sus bienes, que pretendía apoderarse de su fortuna.
Para el viernes 2 se ha programado Semáforo en rojo (Julián Soler, 1964), un título que expone un tema relacionado con la violencia. El argumento del filme escoge un hecho casual, el cambio de luz en un semáforo, para contar un hecho de robo en una joyería donde ha sido guardada una valiosa prenda durante el fin de semana.
Igualmente en la segunda jornada, en su tanda de las 5.00 p.m., se presentará la película Confesión a Laura (Jaime Osorio, 1991), un drama que integra el reflejo político del país en 1948, a raíz de la muerte del candidato a la presidencia Jorge Eliecer Gaitán, con la vida de tres personajes que se sienten ajenos a estos hechos sin saber que “el absurdo cotidiano, el sutil humor y lo anónimo de estos personajes que se creen ajenos a los acontecimientos, dan vida a una historia en la que su calidad de seres comunes y corrientes los convierte, sin que ellos lo pretendan, en protagonistas…”
Para la tarde del domingo, a las 2 p.m., se ha programado la exhibición de Cada voz lleva su angustia (Julio Bracho, 1965), basado en la novela del escritor Jaime Ibáñez y que relata la historia de campesinos que viven en tierras áridas y sufren las consecuencias de este hecho para sus cultivos. En la obra se destaca el trabajo fotográfico que capta los paisajes y la luz de los andes colombianos, como uno de los valores del filme, que fue la primera producción nacional aceptada en el Festival Internacional de Cine de Berlín, en 1965.
Estas proyecciones se acompañan de las ediciones del 547 al 551 del Noticiero ICAIC Latinoamericano, inscrito en el Registro Memoria del Mundo de la Unesco, el cual es testimonio audiovisual de una importante época en el contexto latinoamericano y universal.
La Cinemateca de Cuba, como institución adscrita al Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), mantiene activa una programación que incluye lo más relevante de la producción audiovisual de décadas anteriores con la exhibición de filmes de reciente estreno en Cuba. Este ciclo dedicado a Colombia nos permitirá volver la mirada sobre su cine a través de esta breve, pero muy selecta, muestra de su filmografía clásica.