Navegan por Cienfuegos prosa y poesía
29/1/2019
Durante una semana permanecieron en Cienfuegos los integrantes del Jurado de la edición 60 del Premio Literario Casa de las Américas, prestigiosa cita de prosa y poesía, concurso que, al decir de sus fundadores, resultó el primer acto de proyección internacional de la institución en el afán de difundir y estimular las letras en el continente; y devenido luego encuentro de intelectuales en el ámbito latinoamericano y caribeño.
La lectura de los textos a concurso y las deliberaciones tuvieron como escenario el hotel Jagua, icónico sitio de esta ciudad marinera, ubicado en la Punta de Castaño, donde el mar y la cienfuegueridad resultaron los anfitriones. En momentos robados al trabajo de discernir, visitaron la ciudad, interactuaron con su gente y conocieron de la historia y cultura de este joven Cienfuegos que casi arriba a su bicentenario.
En el apartado de Novela, el jurado lo integran el mexicano Adrián Curiel Rivera; el argentino Víctor Goldgel; la chilena Lina Meruane; Anne Marie Metaillié, de Francia; y, del patio, Eduardo del Llano.
El veredicto en Poesía será emitido por la cubana Soleida Ríos; Raúl Vallejo, de Ecuador; y Aurea María Sotomayor, de Puerto Rico.
Decidirán en Ensayo Histórico-social la dominicana Elissa L. Lister; Néstor Francia, de Venezuela; y el cubano Raúl Garcés.
Seleccionarán a los vencedores del concurso literario en el apartado de Literatura brasilera los intelectuales de esa nación suramericana, Isis Barra Costa, Luisa Geisler y José Luis Passos.
El Premio de Estudios sobre Latinos en los Estados Unidos será examinado por Frances Aparicio, de Puerto Rico; el mexicano José Manuel Valenzuela y el cubano-americano Rubén Rumbaut.
En la temática de Literatura para Niños y Jóvenes, escogerán los libros ganadores la argentina Elena Dreser; la cubana Olga Marta Pérez y el cubano-americano Mario Picayo.
Como colofón de jornadas de lectura y según marca la costumbre por 18 ediciones, se presentaron en la céntrica librería de Prado y Boulevard, en exclusiva, los volúmenes premiados en 2018: el ensayo artístico-literario Óyeme con los ojos: cine, mujeres, visiones y voces, de Ana Forcinito; Erico Verissimo, escritor del mundo (premio en Literatura Brasilera), de Carlos Cortez Minchillo; y Todas las patas en el aire (premio en Cuento) e Hilando y deshilando la resistencia (pactos no catastróficos entre identidad femenina y poesía), distinguido en el apartado Premio de estudios sobre la mujer: estos últimos de los autores cubanos Rafael de Águila y Yanetsy Pino, respectivamente.
Fotos de la autora
Resaltó la presentación del ensayo ganador, que contiene aportes de la lucha social en pos de la emancipación de las mujeres y la evolución de los estudios de género, cuyo objetivo fundamental es ofrecer una visión de la crítica literaria feminista y proponer una nueva categoría: el discurso de resistencia, que implica a su vez un análisis literario de los discursos autorales femeninos en busca de proyecciones de identidad y marcas de resistencia ante el orden patriarcal.
Yanetsy Pino Reina, la autora, una espirituana que destaca por sus investigaciones en la temática de género, cuenta con desgarramiento su experiencia personal de violencia familiar: “He estado escribiendo este libro por 20 años, está escrito con sangre, con historias de vida, y trata acerca de la poesía femenina como un acto de fe. Incluye, por supuesto, autoras de la diáspora cubana, y trato de dar luz a estas mujeres-escritoras, porque venimos, todas, de una cultura patriarcal y anquilosada. Quiero que los ojos de los lectores me vean mucho más allá de estas líneas”.
Fernando José Crespi, premiado en el apartado de Teatro, presentó de una manera sui generis su libro Paraje Luna, a modo de los presentadores de las tablas que marchaban de pueblo en pueblo anunciando la obra: “Señores y señoras, transeúntes —porque las puertas de la librería Dionisio San Román estuvieron abiertas al público que desandaba la arteria a esa hora—, este es un libro para leer en los trenes, las salas de espera de los hospitales, para evitar conversaciones incómodas entre pacientes…”. Dijo no resultar bueno para la oratoria, sin embargo atrajo la atención de los presentes quienes, con solo leer sobre los personajes de la pieza, se “enganchan”: “Duillo Torresi, delegado del paraje, de vocabulario fluido y poético, cultiva marimoñas”.
Caridad Tamayo Fernández, directora del Fondo Editorial Casa de las Américas, comentó a propósito de los 60 años del concurso: “El Premio ha recorrido el país, y hace ya 18 años está en Cienfuegos, siempre reciben al jurado con mucho cariño y ellos encantados acá. Esta presentación de hoy resulta un regalo para los cienfuegueros, y le dejamos en donación a la Biblioteca Provincial una muestra de los libros premiados. El Premio goza de tradición y renovación; se ha ganado prestigio, en su circulación y honestidad, es uno de los pocos en América Latina donde se leen todas las obras, no hay un comité de preselección, por tanto son los jurados los que deciden, realmente, cuál es la obra ganadora sin que medie la opinión de los miembros de la institución, y eso le ha otorgado credibilidad.
“A los escritores jóvenes el resultar premiados les abre puertas editoriales, al mundo cultural. La noticia de los premiados ocupa titulares en muchos medios de prensa, internacionales y nacionales, lo que nos llena de orgullo, porque es un reconocimiento al Premio y a Casa de las Américas. Ahora el Jurado regresa a La Habana donde cumplimentarán un intenso programa de actividades y, el día 31, se entregarán los premios durante la jornada de clausura”.
Música latinoamericana, cubana y cienfueguera amenizó el encuentro, aquel en el que el olor de la tinta fresca de los libros perfumó la librería de Prado y Boulevard; y junto al Dúo Así Son los presentes recorrieron un repertorio desde la trova, tradicional y nueva, Benny Moré, José Ramón Muñiz, Silvio Rodríguez, Violeta Parra, y conocieron a doña Encarnación, mujer supersticiosa y con bigotes, salida de Paraje Luna de la mano de Fernando José Crespi. Un público agradecido por el privilegio otorgado a Cienfuegos de resultar una extensión de la Casa grande.