En Cuba, los musicales son pilares de la programación de la Televisión Cubana (CIS-ICRT, 2001-2019). Si bien la música siempre estuvo presente en las parrillas televisivas, la existencia de un canal de perfil musical era una de las demandas más antiguas de la población. Con la introducción de la televisión digital terrestre, se logró en alguna medida satisfacer la necesidad de un canal para contenidos musicales mediante el Canal Clave.

El canal no se concibió para la producción de programas sino para la gestión de audiovisuales musicales organizados en una parrilla de programación en diferentes formatos televisivos, como videoclips, conciertos, documentales musicales, series musicales, películas musicales y revistas culturales. De manera que la concepción play list impone grandes desafíos para las lógicas productivas y los consumidores de los cuales se abordará en el artículo.

Si bien la infraestructura económica no permite generalizar usos avanzados de las tecnologías en Cuba, existen elementos comunes del ecosistema en el mundo digital que debemos tomar en cuenta para aquellas políticas culturales nuestras que contemplan la programación televisiva. Es que en el entramado de naturalizar la concepción de la nueva era digital desde un cuadro que muestre los consumos culturales en un hogar cubano, aparece un dominio de las pantallas que trasciende cualquier frontera.

“Resultan recurrentes en nuestros hogares los escenarios de un niño interactuando con un videojuego, una adolescente escuchando música, el padre y la madre mirando la televisión o alguna serie (…)”. Foto: Tomada de CubaSí

De acuerdo con el autor, “la pantalla es el formato universal de cualquier comunicación que canibaliza paulatinamente incluso el formato habitual, ‘vertical’, de la lectura. La televisión, el cine, el teléfono, el ordenador, los aparatos lectores, las imágenes médicas o los aparatos ópticos, prácticamente la totalidad de la producción, de la circulación, de la difusión de los acontecimientos es inconcebible fuera del marco de una pantalla, desde las más pequeñas hasta las más enormes”. (Serrano P., 2013)

Resultan recurrentes en nuestros hogares los escenarios de un niño interactuando con un videojuego, una adolescente escuchando música, el padre y la madre mirando la televisión o alguna serie, la madre y/o el padre jugando un juego casual desde el teléfono móvil.

Ahora bien, es muy probable que el videojuego del niño no sea concebido ni diseñado en América Latina, y por ende “las reglas de ese juego no contemplen las condiciones culturales, de raza, religión, procedencia de los latinoamericanos”. Más bien, los estereotipos de éxito están enmarcados en las políticas de sus productoras, en cuya ideología América Latina constituye un lugar de caos y pobreza. (Cardoso & Calvi, 2019)

“Ahora bien, es muy probable que el videojuego del niño no sea concebido ni diseñado en América Latina, y por ende ‘las reglas de ese juego no contemplen las condiciones culturales, de raza, religión, procedencia de los latinoamericanos’ (…)”.

En el caso de Canal Clave, el público infantil no está contemplado en la programación, que aunque puede ser cuestionable al tratarse un canal que trasmite durante más de 12 horas diarias, de las cuales ese público se apropia y con producciones audiovisuales infantiles que se pueden promocionar, la misma entidad administra la Señal MiTv, destinada meramente al público infantil y que retrasmite programación “enlatada” de las grandes productoras mundiales, cuyo criterio de selección se mantiene en responder a las políticas de programación de la TVC y que descarguen con la calidad adecuada para la trasmisión.

Con respecto al hábito hogareño de “los padres mirando series” no hay probabilidad de que se reproduzcan identidades nacionales respecto a la música porque no existen series cubanas o latinoamericanas para trasmitir en el canal. En caso que se escojan para el consumo familiar los documentales, las producciones nacionales son escasas y se retrasmiten, con la certeza de que muchos públicos ya las vieron. Pero sí poseemos cinematográficos musicales nacionales muy exitosas como Zafiro, locura azul, El Benny, La Bella del Alhambra, aunque carecemos de producciones recientes de filmes musicales cubanos.

“(…) en nuestras lógicas de producción cedemos a las grandes productoras de las industrias de entretenimiento las decisiones de qué contenidos programar (…)”.

Existen elementos en las distribuciones de los recursos, las políticas en las cuales se sustentan dichas distribuciones y las caracterizaciones de los públicos que se deben retomar en las lógicas de producción cultural, sobre todo si la crisis económica de nuestra sociedad constituye una mediación institucional que limita la espontaneidad artística. Es que en nuestras lógicas de producción cedemos a las grandes productoras de las industrias de entretenimiento las decisiones de qué contenidos programar, en las cuales es prácticamente improbable la representación de contenidos locales, ya no solo de Cuba sino de América Latina.

Urge retomar la concepción de Manuel Martín Serrano al reflexionar sobre los procesos de innovación tecnológica como mediaciones instrumentales para el cambio y las repercusiones estructurales que ello ha generado en los ámbitos de la comunicación y en la reorganización comunitaria de los conglomerados humanos contemporáneos.

Javier Esteinou Madrid (2011) propone examinar la trascendencia del pensamiento de Martín Serrano sobre algunos rasgos del problema de la relación existente entre las mediaciones tecnológicas y la transformación social, basado en dos de sus textos más relevantes pero poco conocidos, que son Innovación tecnológica, cambio social y control social (Serrano, 1985) y Mitos y carencias. Cuando el valor de cambio de la información puede ser medido (Serrano, 1989).

“(…) las tecnologías comunicativas aportan avances que aumentan la cantidad y calidad de los productos comunicativos, pero no favorecen ninguna alternativa comunicativa nueva”.

En el artículo se enfatizan varias concepciones de la obra de Martín Serrano que constituyen lugares donde desplazar las lecturas de las innovaciones tecnológicas y la comunicación. Apuntamos tres que resultan claves para reflexionar en estas relaciones: 

1. Abre una problemática vital para comprender si las innovaciones tecnológicas crean nuevas formas de comunicación o facilitan la práctica de formas de comunicación ya existentes: “Si se reflexiona sobre las especificaciones técnicas de las nuevas herramientas comunicativas que van a estar a disposición de la comunidad, se llega a una conclusión: las tecnologías comunicativas aportan avances que aumentan la cantidad y calidad de los productos comunicativos, pero no favorecen ninguna alternativa comunicativa nueva. Así, por espectacular que sea la tecnología que ha desarrollado la televisión por satélite, o la fibra de vidrio, tales inventos se limitan a proveer a la sociedad de canales alternativos, pero no abren un nuevo sistema de comunicación. Desde este punto de vista no son técnicas de producción de nuevas formas de comunicación, sino de reproducción a una escala ampliada de los sistemas ya experimentados e implantados de comunicación (sistemas de signos escritos, sistemas audio icónicos)”. (Serrano, Innovación tecnológica, cambio social y control social, 1985)

2. La definitiva incorporación al sistema productivo de la información como un bien requiere una red de distribución desarrollada: “Las actividades sociales que se relacionan con la adquisición, procesamiento, transmisión y uso de la información adquieren nueva relevancia económica… Para que el valor económico de la producción, distribución y utilización de información fuese equiparable con el de cualquier otro bien, además se requiere que exista una red de distribución suficientemente desarrollada”. (Serrano, Innovación tecnológica, cambio social y control social, 1985)

3. El incremento de la comunicación social disminuye la participación social: “Se dice, e ingenuamente se cree en los círculos progresistas, que el aumento de la comunicación es el indicador y además el procedimiento de la participación ciudadana en la cosa pública. ‘¡Comunicaros Más!’, es el mensaje que difunden desde los movimientos neomísticos, hasta las organizaciones políticas. El problema de nuestra época sería la falta de comunicación entre las personas y entre las instituciones. En realidad, nunca ha existido un recurso tan abundante a la comunicación como ahora, tanto en las interacciones privadas corno públicas. Esa hipertrofia comunicativa constituye un peligro para la participación social, cuando el recurso a la expresión comunicativa, sirve para impedir que los ciudadanos intervengan ejecutivamente en la modificación de la realidad. Dicho más brevemente: el incremento de la comunicación social se está utilizando conscientemente para excluir a los ciudadanos de la acción social”. (Serrano, Innovación tecnológica, cambio social y control social, 1985)

“[La] hipertrofia comunicativa constituye un peligro para la participación social, cuando el recurso a la expresión comunicativa, sirve para impedir que los ciudadanos intervengan ejecutivamente en la modificación de la realidad (…) el incremento de la comunicación social se está utilizando conscientemente para excluir a los ciudadanos de la acción social.”

Serrano propone una transformación verdadera en los sistemas de comunicación si se logra acoplar todo el conjunto de las tecnologías comunicativas e informacionales en una sola red. “El ordenador se hace compatible con el televisor y con el teléfono, luego con el periódico; enseguida con la hemeroteca y con la biblioteca; todos con la Bolsa o con el supermercado. Una misma y única red puede servir para distribuir la información, los valores de cambio (el dinero), los bienes de consumo y llegado el caso, las órdenes; sirviéndose, indistinta o alternativamente, de signos alfanuméricos, vocales e icónicos. La nueva era —si se desea usar un slogan grandilocuente— no va a ser la de la comunicación sino la de la conexión; prácticas que es peligrosísimo confundir, porque la segunda no garantiza necesariamente la primera”. (Serrano, Innovación tecnológica, cambio social y control social, 1985)

Ahora bien, en la alerta de Serrano por no confundir comunicación con conexión aparecen implícitas las críticas al poder hegemónico del mercado neoliberal y las nuevas formas de dominación: “(…) Sea bienvenida toda tecnología que aumente la capacidad de acceso al conocimiento de lo que acontece y al conocimiento del saber acumulado; y aún mejor si se permite a cada cual ampliar el ámbito espacial y temporal de sus interacciones simbólicas. Pero no se olvide que quien es dueño de la infraestructura y gestiona la estructura del sistema, impone el uso, decide sobre el contenido y elabora la superestructura”. (Serrano, Innovación tecnológica, cambio social y control social, 1985) (48)

El mismo llamado de Lucrecia Cardoso y Germán Calvi cuando analizan el ecosistema digital global e indican que al ceder nuestras lógicas de producción permitimos a las grandes productoras de las industrias de entretenimiento las decisiones de qué contenidos programar.

Bibliografía

Cardoso, L., & Calvi, G. (2019). “La perspectiva del desarrollo nacional del sector audiovisual en el ecosistema digital global”. En L. Cardoso, G. Calvi & M. Triguboff, Políticas y producción audiovisual en la era digital en América Latina (págs. 17-42). Buenos Aires: Octubre.

CIS-ICRT. (2001-2019). Anuario de Televisión. La Habana.

Madrid, J. E. (2011). “Los procesos de innovación comunicativa y el cambio social en el pensamiento de Manuel Martín Serrano”. Revista Latinoamericana de Comunicación Chasqui, 114-115.

Martin-Barbero, J. (1987). De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía. Barcelona: Gustavo Gili.

Pedrosa González, C. (2022). “La hegemonía del videoclip en un mundo multipuntillo”. Temas, 106-107.

Serrano, M. M. (1985). Innovación tecnológica, cambio social y control social. Nuevas tecnologías en la vida cultural española, 203-213.

Serrano, M. M. (1989). Mitos y carencias. Madrid: Fundación Española para el Desarrollo de las Comunicaciones (Fundesco).

Yon Thompson, E. M. (2021). Clave: Diagnóstico Preliminar y Estudio de Consumo por los Públicos de la Capital. La Habana.

Zorrilla Contino, M. (2022). “Música y participación digital de la cultura. Un estudio a partir de las experiencias de Canal Clave de la TVC”. La Habana.