Mis compromisos con el arte
Cuando aprecié por vez primera la obra de Raylven Friman (Bayamo, 1982), mi mente se trasladó de inmediato a un clásico de la literatura universal: El arte de amar, de Erich Fromm. Aún no consigo encontrarle una lógica a esa espontánea conexión, pero intentaré explicarla. Friman es un joven pintor que se inclina por la abstracción desde hace ya una década. Su paleta es cromática, tierna, violenta, dulce, inquieta: una revolución de emociones y colores que se traduce en erotismo.
Al igual que el amor y sus diferentes etapas, su obra está en constante superación. Esa tenacidad se traduce en logros y buenas vibras, como es el caso de su más reciente exposición personal, Génesis de las manchas, que tiene lugar en la Biblioteca Nacional José Martí, en La Habana. Ese pujante camino, que también ha sido posible gracias a la presencia de valiosos amigos en su carrera, es el que ha decidido transitar Raylven. En este punto es válido acotar que nos referimos a un creador de formación académica que, a pesar de su corta edad y de vivir fuera de los predios capitalinos, cuenta con más de 15 exposiciones personales en Cuba y el exterior; más de 40 muestras colectivas nacionales y extranjeras; diversas menciones y obras emplazadas en diferentes lugares e instituciones del país, así como en colecciones privadas en Francia, Bélgica, España, Alemania, Israel, Holanda, Estados Unidos y otros países.
Hoy contamos, los bayameses en particular (quien esto escribe también pertenece a esa ciudad), con el orgullo de que su pintura de gran formato se encuentre en el libro del investigador Jorge Luis Peraza, La pintura abstracta en Cuba, así como en el volumen de arte y diseño gestado en Italia, Book Art & Design. Abitare il Sud. Arquitectura de interiores Puglia (2013-2014). Si a ese talento y quehacer infatigable se le añade la humildad que caracteriza a Friman, solo nos queda desearle muchos más éxitos, pues me atrevo a decir que estamos ante uno de los grandes exponentes del abstraccionismo contemporáneo en Cuba.
¿Cuándo descubriste tu interés por la abstracción?
Cosas del destino… Decido entrar en la academia para estudiar Artes Plásticas con el objetivo de formarme profesionalmente como pintor. En esos tiempos tenía predilección por la pintura figurativa y ambicionaba ser un gran pintor figurativo. La abstracción no existía para mí en aquel entonces. En mi etapa de estudiante, fuera de clases, me mantenía dibujando y boceteando. En algún momento me dediqué a copiar detalles de obras futuristas; las hacía al carboncillo, sin darme cuenta de que esto se convertía en abstracción. Un buen día le mostré a un profesor aquella carpeta personal de ejercicios realizados fuera de clases, y al verla me respondió: “¡Están muy bien estos dibujos! ¿Por qué no pruebas en pintura?”. En buen cubano, ahí mismo se me formó el arroz con mango, pues aquello me resultó sumamente difícil. Comprendí que no existía tal facilismo en la abstracción, y desde entonces estoy probando.
¿Qué maestros de la abstracción tienes como referentes más cercanos en tu obra?
Las referencias son múltiples, no solo de pintores abstractos, sino de muchos artistas clásicos, de vanguardia, contemporáneos (de Cuba y el mundo). Me gusta mucho la creación pictórica y trato de disfrutarla; me brinda tanta información un pintor reconocido —por llamarlo de alguna manera— que uno recién iniciado. Mi mayor respeto a todos los que se enfrentan a una tela en blanco. Quedaría en deuda si mencionara nombres, aunque no puedo negar que en mis inicios estudié mucho la abstracción cubana (los Diez Pintores Concretos y el grupo Los Once).
El movimiento, la pintura como efecto o forma, son otras características destacables en tu obra. Es como si quisieran salirse del lienzo… ¿Alguna influencia del expresionismo?
Tiene mucho que ver con el expresionismo, además de lo intuitivo, la improvisación personal y las referencias que mencioné antes. Si mezclamos todos esos elementos el resultado no es más que esto.
El 9 de diciembre inauguraste la exposición Génesis de las manchas en la Biblioteca Nacional de Cuba bajo la curaduría de Rafael Acosta de Arriba; una muestra postergada desde 2020 por la llegada de la pandemia, que estará abierta al público hasta el 20 de enero de 2023. Coméntame cómo nació este proyecto.
Recordemos que radico en Bayamo, al oriente de la Isla, donde verdaderamente no siempre se tiene la suerte de contar con este tipo de visitas, mucho menos un contacto directo con personalidades de la talla de Acosta de Arriba. Me entero a través de una publicación en las redes sociales que estaría en Bayamo para la Fiesta de la Cubanía, en octubre de 2019. Un tanto ansioso por dar a conocer mi trabajo y recibir juicios valorativos al respecto, sin muchas más pretensiones, busqué la forma de mostrar mis obras a Acosta de Arriba. Me puse en contacto con un dealer italiano con el que había trabajado, quien conocía personalmente a Acosta. ¡Y listo! ¡Funcionó!
Durante el primer encuentro con Rafael conversamos mientras le mostraba mis obras y la exposición más reciente en aquel momento, Azares. Le entregué algunas críticas y entrevistas que me habían realizado. Acordamos volver a encontrarnos en La Habana para el aniversario 500 de esa ciudad; ocasión en que le brindé un dosier digital que había quedado pendiente por entregar. Después de revisar y analizar todo, muy bondadosamente me propuso presentar un proyecto para exponer en la Biblioteca Nacional. No niego que daba brincos dentro de mí en aquel momento, pues esto no lo esperaba. Ahí nació Génesis de las manchas, con propuesta de inauguración para abril de 2020.
“Génesis de las manchas me llena de muchos regocijos profesionales, pero a su vez me reafirma compromisos con el arte”.
¿Qué significa para ti esta exposición?
Todas las exposiciones, a lo largo de mi carrera, tienen siempre un valor agregado. Recientemente inauguré mi estudio-taller en la ciudad de Bayamo con De fin a principio, una exhibición con curaduría de Acosta de Arriba que marca una nueva etapa en mi quehacer, aunque el hecho no es, a mi juicio, un parteaguas en mi creación, sino el alcance de un sueño que acaricié durante mucho tiempo. Génesis de las manchas no es mi primera exposición personal en La Habana, pero sí en el Reino de este Mundo, la galería de la Biblioteca Nacional, donde he disfrutado de exposiciones de grandes maestros del arte cubano. Gestada, organizada, curada y presentada por el Dr.Sc. Rafael Acosta de Arriba, Génesis de las manchas me llena de muchos regocijos profesionales, pero a su vez me reafirma compromisos con el arte.
¿Qué otros planes ocupan la carrera de Friman a mediano plazo?
Después de estas dos inauguraciones a finales de 2022, me ocupan muchas ganas de crear. Los preparativos de la inauguración requieren de un tiempo agregado que alejan al pintor de su gestación de manchas. Quizás algún proyecto luego de marzo del próximo año, pero nada en concreto, por ello no me arriesgo a dar primicias. Más adelante, en otra oportunidad, podré dar buenas nuevas.
Excelente creación. Un importante exponente de la pintura abstracta en Cuba. Orgullo de nuestra ciudad. Felicidades