El panel Autenticidad en la literatura: ser fiel a la historia y los matices culturales reunió a los escritores Lungi Mtetwa y Eugene Damons en un diálogo íntimo sobre los desafíos de narrar en un mundo diverso. En la Sala de Sudáfrica —país invitado de honor de la 33 Feria Internacional del Libro de la Habana— ambos autores desentrañaron cómo la honestidad, la investigación rigurosa y el respeto por las diferencias construyen puentes entre culturas.
Mtetwa, conocida por su exploración de identidades en Sudáfrica, inició el debate con una premisa contundente: “Si quieres ser escritor, lo principal es contar una historia con honestidad. Poner parte de ti en el libro es lo que hará que los lectores se sientan identificados”. La autora advirtió sobre los riesgos de la superficialidad: relató cómo, al intentar escribir sobre Cuba, cometió el error de mencionar una “Quinta Avenida que llega hasta tercero”, un detalle falso que destruye la credibilidad ante un lector cubano. “La autenticidad no es opcional: es un pacto con quien te lee”, insistió.
Damons, por su parte, profundizó en la necesidad de investigar hasta los códigos más ocultos. Al escribir sobre contextos ajenos, como la vida en prisión, destacó la importancia de entender “los tatuajes que en la calle son un recuerdo, pero tras las rejas pueden señalar violencia”. “La literatura exige mirar con los ojos del otro. Si ignoras sus símbolos, traicionas su realidad”, afirmó.
Damons: “La literatura no puede homogenizar. Un poeta debe informar y entretener, pero siempre desde la especificidad”.
Uno de los momentos más reveladores fue la discusión sobre el temor a publicar. Damons reconoció que la inseguridad es inherente al proceso creativo: “Si no tienes miedo, no estás escribiendo en serio. Esa vulnerabilidad denota respeto hacia tu arte y tu público”.
Mtetwa añadió un matiz esperanzador: “Usa ese miedo como combustible. Escucha críticas, pero no permitas que ahoguen tu voz”. Ambos coincidieron en que plataformas como TikTok o Facebook pueden ser herramientas valiosas para recibir retroalimentación, aunque advirtieron sobre la selectividad: “Comparte con cuidado: no todos merecen opinar sobre tu obra”.
El panel destacó que incluso dentro de una misma nacionalidad, las diferencias son abismales. Mtetwa explicó: “En mi país, dos personas pueden compartir una etiqueta, pero si una viene de una provincia norteña y otra de una ciudad sureña, sus saludos, dialectos y costumbres serán distintos”. Damons reforzó la idea: “La literatura no puede homogenizar. Un poeta debe informar y entretener, pero siempre desde la especificidad”.
Mtetwa: “Si quieres ser escritor, lo principal es contar una historia con honestidad”.
El cierre fue un manifiesto contra el temor. Mtetwa urgió a los presentes a “escribir las historias no escritas, dar voz a los que están dentro”. Damons, con un tono más práctico, recomendó trabajar con lectores beta que representen al público objetivo: “Si escribes sobre jóvenes, inclúyelos en tu proceso. Su mirada fresca evita que tu obra quede obsoleta”.
Como resumió Mtetwa: «Cada palabra debe ser un acto de respeto: hacia tu cultura, hacia la ajena y hacia ti mismo». La Feria del Libro de La Habana, al dedicar su edición a Sudáfrica, no solo celebra la diversidad, sino que insiste en un mandato urgente: contar sin colonizar, narrar sin traicionar.