Veinte poetas contemporáneos cubanos —Marilyn Bobes, Miguel Barnet, Víctor Casaus, Alfredo Zaldívar, Nancy Morejón, Rafael Acosta de Arriba, Alexis Díaz Pimienta, Alex Pausides, David López Ximeno, Yanelys Encinosa, Víctor Fowler, Basilia Papastamatíu, Soleida Ríos, Norberto Codina, Ricardo Acostarana, Sender Escobar, Maylan Álvarez, Waldo Leyva, Miguel Alejandro Hayes y Giselle Lucía Navarro— acudieron gustosos a la convocatoria del reconocido documentalista y fotógrafo cubano Roberto Chile, para un proyecto que quedará inaugurado el venidero 1ro. de julio a las 4:00 p.m. en la galería El Reino de este Mundo, de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí.
La idea es aparentemente sencilla, sin embargo, no lo es: encarna en sí misma una gran carga emocional, porque se trata de traducir en palabras —¡ojo!, no adornar ni ilustrar con letras o bellas imágenes— aquellos sentimientos que despiertan, sacuden o provocan en los veinte poetas las fotografías tomadas por Chile, un artista que siempre está en una búsqueda constante que lo ha impulsado, no solo a limitarse a realizar excelentes productos audiovisuales —que ya sería suficiente—, sino que ha devenido auténtico gestor cultural a partir de su trabajo como curador y coordinador de proyectos culturales de diversa índole.
Ahora Roberto Chile nos propone con Donde anida la poesía un diálogo entre la poesía escrita y la visual. Y en ese afán de dejar constancia, ya se encuentra en proceso de edición un libro bajo el sello Ediciones Bachiller y, en pleno montaje, una exposición con el auspicio del Fondo Cubano de Bienes Culturales y Ediciones Collage y el apoyo del Banco Sabadell y del multimedio argentino Resumen Latinoamericano.
En diálogo exclusivo con La Jiribilla, el creador nos adelanta algunas de las claves de este, su más reciente y cubanísimo, proyecto cultural.
¿Cuál fue el criterio para seleccionar estos veinte poetas y no otros?
Cuba es un país de poetas, no habrían alcanzado todas mis fotografías para incluir en el proyecto a todos los autores cubanos. Pero desde un principio decidí que fueran veinte y que la selección fuera diversa, en el sentido más amplio de la palabra. Y ahí están estos veinte poetas protagonizando un diálogo —o duelo— entre poesía visual y poesía escrita. Las sugerencias de Marilyn Bobes, Rafael Acosta de Arriba y mi búsqueda personal, fueron esenciales para comenzar a concebir la idea, después aparecieron nuevas propuestas de los poetas que iban adicionándose al proyecto, hasta que llegamos a la veintena. ¡Cuánto hubiera querido tener entre los poetas a Roberto Fernández Retamar, Pablo Armando Fernández, Sigfredo Ariel y algunos otros!; a ellos y a Carilda Oliver, en su centenario, llegue con esta entrega nuestro tributo.
“¡Cuánto hubiera querido tener entre los poetas a Roberto Fernández Retamar, Pablo Armando Fernández, Sigfredo Ariel y algunos otros!; a ellos y a Carilda Oliver, en su centenario, llegue con esta entrega nuestro tributo”.
¿En qué períodos fueron captadas estas instantáneas?
Las fotografías pertenecen a varios proyectos de mi autoría: Guanabacoa, SOMOS, Fidel es Fidel, Convergencias (en progreso), así como otras disímiles de La Habana, la gente, la vida, tomadas entre 2011 y 2020. Sin ser una antología, la mayor parte de las imágenes que integran la muestra son fotografías a las que acudo frecuentemente y, de una manera u otra, me identifico con ellas: porque son capaces de transmitir ideas, emociones. sentimientos.
Cada imagen tiene su propio lenguaje y, probablemente, responde a lo que quisiste comunicar en cada momento específico, ¿puedo afirmar que es una suerte de “pie forzado” para los poetas?
Más que un pie forzado, un reto: motivar a los poetas, provocarles la inspiración, no para que tradujeran en palabras mis fotografías sino para que, a partir de ellas, escribieran sus versos. Y como el arte —en este caso la fotografía— es polisémico, no siempre la interpretación de las imágenes por parte de los poetas coincidió con lo que veía yo en ellas: lejos de defraudarme, me agradó.
Como afirma el trovador Silvio Rodríguez en una de sus canciones: “¿Cuál será la absoluta, profunda y rotunda verdad?”. Entonces, si yo tuve libertad a la hora de crear y elegir las fotografías, los poetas también la tuvieron al escribir los poemas.
¿Cuál fue la línea conceptual a la que apostaste a la hora de elegir estas instantáneas entre miles que, de seguro, atesoras?
La selección de imágenes, más que una antología de mi obra, es un conjunto diverso, hasta cierto punto azaroso, que asiste a algunas de las vertientes de mi trabajo fotográfico —desde lo conceptual o experimental hasta lo puramente documental—, atendiendo la mayor parte de las veces a una mirada introspectiva que impregna a la imagen de cierto simbolismo, en el que no es tanto lo que se muestra como lo que hay dentro. Ese es el punto de partida del diálogo: el poeta interpreta —desde su abstracción— la idea y el sentir del fotógrafo. Así nace el poema.
Estas veinte instantáneas son muy diferentes, en cuanto a temáticas y estéticas… y parecen no tener una unidad temática, ¿o sí?
No hay unidad temática en las fotografías ni en los poemas, la idea fue precisamente lograr la diversidad. Si ojeas el libro o recorres la exposición, te parecerá estar en presencia de un conjunto de obras de varios fotógrafos. Si tienes en cuenta que entre unas fotografías y otras han transcurrido diez años, eso es una buena señal porque denota evolución, es decir, el fotógrafo no se momificó, por el contrario, experimentó, hurgó, se reinventó. Si algo detesto es la quietud, el encasillamiento. El arte, como la vida y la sociedad, debe estar en continuo movimiento y perenne transformación, de lo contrario nos volvemos piedras. Y piedras no hacen falta. Hacen falta alas.
“No hay unidad temática en las fotografías ni en los poemas, la idea fue precisamente lograr la diversidad”.
¿Cómo fue acogida esta idea entre los poetas convocados?
Todos los poetas participantes acogieron con entusiasmo la idea. Unos con más celeridad que otros, respondieron con inspirados poemas que les han dado vida a mis fotografías y razón de ser al proyecto. Para responderte, mejor cito un fragmento del prólogo de Rafael Acosta de Arriba para el libro:
Los poetas reunidos en torno a las fotografías son, sin excepción, reconocidos en el universo letrado del país. Algunos más jóvenes y con menos obra publicada, pero excelentes bardos. Todos han entregado apreciables poemas que otorgan una centralidad a las imágenes del libro, lo que mucho se agradece. Estos textos, salvo uno (el de Miguel Barnet), han sido escritos especialmente para la ocasión, es decir, en su inmensa mayoría, son inéditos.
Al menos en Cuba, ¿hay antecedentes de un proyecto igual o parecido a Donde anida la poesía?
Cuando concebí la idea no iba en busca de la originalidad, de algo único, exclusivo. Decidí hacerlo porque soy un apasionado de la poesía desde la adolescencia, a tal punto que en mi juventud escribí varios poemas que aún conservo y en la actualidad, por momentos, me inspiro. No sé si habrá algún proyecto similar a Donde anida la poesía, pero al menos yo no conozco ninguno con esta concepción.
El libro comienza con “Cauces”, un poema de tu autoría, 1991, en el que afirmas: No culpo a nadie // aunque me ahogue en las cenizas del remo. // Las alas son el viento // la furia // El destino ni pergamino ni ruleta // las alas. // Una selva donde crecer o seguir olfateando huellas. Han transcurrido ¡31 años! desde que lo concebiste y escribiste, ¿puede afirmarse que es un premonitorio acto de fe?
Creo que sí y por eso lo escogí entre otros poemas que he escrito. Cauces termina diciendo: Como el caballo alado // a galope // así me hunda en las escamas del planeta. Es preciso volar —sin escatimar sacrificios ni riesgos— cuando se quiere crecer.
Hay imágenes en blanco y negro y hay imágenes a color, incluso, algunas manipuladas, ¿por qué apostaste a esa variedad cromática? En cada caso, ¿qué te aportó el color o el blanco y negro?
El blanco y negro añade otra dimensión a las fotografías, porque minimiza la imagen, la sintetiza y permite concentrar la mirada en los detalles que podrían pasar inadvertidos en una fotografía a color. El color, cuando se hizo necesario para destacar la enseña nacional, el azul del cielo, el naranja de las tejas coloniales, el carmesí y el violeta de las flores, la mirada reflectante de la clarividente, el verde olivo y la estrella dorada de la gorra del líder. Es decir, cuando la variedad cromática aportaba realismo, belleza, esplendor. La manipulación de colores y tonalidades, para atraer la mirada del espectador hacia el corazón de la imagen, hacia la esencia misma de la composición. En fin, hice con cada imagen lo que cada imagen me inspiró.
“Siempre lo he dicho: en el arte vale todo”.
Siempre lo he dicho: en el arte vale todo. No soy de los que se ponen riendas ni límites o se dejan llevar por prejuicios, academicismos o dogmas. No vengo de una escuela de fotografía —aunque no las niego, todo lo contrario— vengo del centro de mí, de mi pasión por el mundo que me rodea, de mi vocación de artista. Defiendo el criterio de que la libertad es una decisión. Si queremos vivir en un país y un mundo más libre, debemos comenzar por ser más libres nosotros, como individuos y como creadores.
Exhibir tus fotografías en la galería El Reino de este mundoes todo un reto: imágenes en la Biblioteca Nacional, cofre de letras y palabras… y la poesía como “soporte” o pretexto. En lo personal, ¿qué significa exponer aquí?
Fue muy acertada la propuesta de Rafael Acosta de Arriba —mi asesor y prologuista en este proyecto— de presentar la exposición de fotografías y poemas en la galería El Reino de este mundo, a la luz, no a la sombra, de una institución emblemática como lo es la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí. Y no lo digo por cumplido ni por gratitud, sino por convencimiento. El centro, que ahora dirige el intelectual cubano Omar Valiño, es un lugar donde confluyen conocimiento, cultura, interés por la lectura, aprendizaje. Por eso considero que es el sitio idóneo para una propuesta cultural como esta. Eso vale mucho y no puedo dejar de decir que me siento honrado al encontrar nido para mis fotografías y los poemas que las acompañan, en este recinto de La Habana, orgullo de todos los cubanos.
Agradezco a los poetas, al equipo de realización, a las instituciones que auspician, apoyan y acogen el proyecto, y a todos aquellos que han brindado su aporte y su colaboración para hacer realidad este empeño. A todos, mi más sincera gratitud.