Martí y su Discípulo
29/1/2021
A propósito del aniversario 168 del natalicio de José Martí, en el Museo que lleva su nombre, fue inaugurada la exposición “Martí y su Discípulo”, “gestada en un proyecto que desde el mes de octubre preparó la Oficina del Historiador, junto con instituciones y centros culturales del Consejo Popular de San Isidro y el Gobierno de la Ciudad”, dijo en entrevista exclusiva la licenciada Dioelis Delgado Machado, directora de la institución.
Fue durante la celebración de la Jornada por el Día de Cultura Cubana que se concibió este proyecto. En él se contempla la realización de otras muchas actividades dirigidas a rendir homenaje a nuestro Apóstol, que concluyen precisamente este 28 de enero en el sitio donde nació. “Nos hubiera gustado, subrayó Delgado Machado, realizar la inauguración de manera presencial pero obviamente la situación actual no lo permite. De todos modos podrá ser vista de manera virtual en nuestra página oficial”.
Esta exposición, conformada por veinticinco fotografías, muestra la unión de dos figuras descollantes de nuestra patria que son el sustento ideológico de la Revolución cubana: Martí y Fidel. Se escogieron imágenes poco vistas de nuestro líder histórico, guiadas a través del pensamiento martiano. Esa guía de conducción del pensamiento de Martí a la praxis revolucionaria de Fidel, es lo que nos propusimos mostrar en esta exposición, que contó con la excelente curaduría de los trabajadores de la Oficina del Historiador, específicamente de la Dirección de gestión cultural, integrada por especialistas en artes visuales, unidos al Centro de Estudios de Fidel.
Una de las imágenes más representativas de la exposición “Martí y su Discípulo” corresponde al reconocido fotógrafo Alberto Korda. Se trata de una foto de Fidel en la calle, frente a la casa natal de José Martí, en los años 60. En ese momento la casa estaba en plena restauración por los daños que había sufrido toda la zona por la explosión del vapor La Coubre. Otras fotos muy interesantes son las que presentan a Fidel en la inauguración de una escuela, en instituciones culturales, en fin, en contacto directo con el pueblo, como era usual en él.
La directora del Museo aseguró igualmente que “por su gran contenido y el mensaje que lleva implícito, la muestra se mantendrá durante unos meses como parte de nuestra sala expositoria, y una vez que concluya esta etapa, se exhibirá en otros sitios de manera itinerante”.
Fundado en 1925, fue el escritor y periodista Arturo de Carricarte el primer director de este Museo, que conserva actualmente la mayor colección de objetos pertenecientes a José Martí. “Es la colección más importante de Cuba y, justo por su gran valor, constituyen bienes patrimoniales. Se encuentran distribuidos en ocho salas que van desde el nacimiento hasta la caída en combate de nuestro Héroe Nacional”.
Acerca de los vínculos de esta institución con su comunidad, Dioelis Delgado aseguró que “este trabajo lo realizamos de manera sostenida, no lo concebimos como una meta ni tampoco como una tarea. A Martí lo recordamos todos los días, enero es solo simbólico. A través de nuestras investigaciones, dirigidas muchas de ellas a directivos y trabajadores que laboraron durante mucho tiempo en este centro y a algunos que aun permanecen en él, como Estela Bueno —quien dirige nuestra biblioteca especializada “Fermín Valdés Domínguez” y cuenta con más de treinta años de experiencia— y Ramón Guerra Díaz —historiador y museólogo desde hace más de veinte años—, hemos ido sumando experiencias y acciones que nos permiten encaminar nuestro quehacer diario hacia las necesidades reales de nuestra comunidad.
“Lo más importante para nosotros, puntualizó, es que el trabajo comunitario no se limite a una visita al Museo, encerrarnos dentro de él, es decir, no encerrar a Martí dentro de la casita; más que darlo a conocer, proyectar su vida y obra. Aspiramos a que en cada cubano habite un Martí y para eso trabajamos incansablemente”.
Y aunque el programa cultural de esta institución está diseñado para todos los grupos etáreos, destacan en él actividades concebidas especialmente para los niños, como la existencia de las aulas museos y las visitas escolares, ambas realizadas en coordinación con la Oficina del Historiador y la Dirección Nacional de Patrimonio. De la misma manera el Museo organiza cada año la celebración de las galas infantiles de enero. También con carácter anual y dirigido a todos los niños del país, los concursos “Verso amigo”, dedicado a la interpretación de la poesía martiana, y “Pinta mi amigo el pintor”, vinculado con las artes plásticas.
El Museo Casa natal de José Martí recibe anualmente alrededor de 80 mil visitantes y precisamente los 28 de enero es cuando registra la mayor afluencia de público. Hoy, sin embargo, durante la inauguración de la exposición “Martí y su Discípulo”, se encontraba prácticamente vacío. Las razones son comprensibles, si tenemos en cuenta la situación epidemiológica que vive el país. De todos modos extrañamos las extensas filas a lo largo de la otrora calle Paula, hoy Leonor Pérez. También la presencia de voces infantiles en el interior de la que hoy algunos adultos continúan llamando la Casita de Martí. Edificación de paredes de argamasa y techo de tejas, erigida en 1810, con fondos del convento de Santo Domingo, su primer propietario. Notable fue igualmente la ausencia de los jóvenes, que en acto solemne repetido por generaciones, acuden cada enero a la vivienda pintada de amarillo y azul, como los colores del sol y el cielo, para rendir tributo al más universal de todos los cubanos.