Mario Alberto Nájera y su amor por la poesía
13/2/2020
El doctor Mario Alberto Nájera es un gran amigo de Cuba y de sus escritores. En su historia personal confluyen varios elementos curiosos que pudieran ser fruto del azar concurrente del que tanto hablara Lezama Lima.
Primeramente, este editor mexicano es bisnieto del poeta Manuel Gutiérrez Nájera, gran amigo del Héroe Nacional cubano José Martí, a quien también se le considera uno de los iniciadores del modernismo.
“De niño leí poemas de Martí —cuenta Mario Alberto Nájera—. La Edad de Oro y algunas de sus obras formaron parte de mis libros de lectura en tercero, cuarto y quinto años de la primaria. Su poesía me atraía mucho.
“Ya en la secundaria me di cuenta de que Nuestra América era un texto que había que leerlo varias veces para poder entender ese lenguaje lleno de imágenes y de metáforas. Después supe de la Revolución cubana. Leí al Che, La Historia me absolverá y otros textos. Eso me acercó más y más a Cuba”.
Otro hecho lo ata, indisolublemente, a la Mayor de las Antillas, pues es el director y editor de la Colección Centro, iniciada en 1959 por el pintor, periodista y poeta Fayad Jamís, quien se encargó de la edición de los primeros ocho títulos. Nájera lo conoció en México, durante la década de los 60, cuando se desempeñaba como Consejero Cultural de la Embajada de Cuba en esa nación.
“Sabíamos de su obra, nos interesaba. En ese momento éramos estudiantes del bachillerato y lo invitamos a Guadalajara a que nos dirigiera un taller de poesía. Él viajaba cada mes a revisar lo que hacíamos y nos mostró algunos ejemplares de la Colección, donde ya estaba publicado Nicolás Guillén. A mí me interesó mucho y al pasar los años, en los 80, le pregunto por qué no seguía publicando los cuadernos de poesía”.
Como Fayad tenía muchas ocupaciones dejó la Colección en manos del entonces joven Nájera, quien comenzó a publicar algunos títulos bajo la supervisión del maestro. A su muerte, en 1988, el editor continuó con esta Colección, adscrita a la Universidad de Guadalajara, que aún mantiene los diseños originales de su iniciador. Solo se cambian los colores de cada cuaderno.
En los últimos años Nájera ha publicado a autores como Luis Rogelio Nogueras, Otto Fernández, Efraín Huerta, Miguel Barnet, Regino Eladio Boti, José María Heredia y Julia de Burgos, entre otros. Actualmente, la Colección está integrada por 24 libros.
Cada tirada es de mil ejemplares, todos numerados, de los cuales diez están marcados con letras de la A a la J, que se guardan y forman parte de una colección destinada a bibliófilos y coleccionistas.
“Lo que a la gente le llama la atención es, primero, que no se venden. Tal como hacía Fayad, los obsequio a quienes les interesa la poesía y el autor. Se publican cuando puedo y tengo recursos para hacerlo”.
Estos cuadernos son un regalo muy especial, advierte su editor: “El libro es una muestra de lo que se llama artes gráficas, con su formato establecido: un lomo, que está pegado y cosido al mismo tiempo. Tiene solapa, hoja de guarda, su página legal, una fotografía del autor y un colofón donde dice cuántos ejemplares se publicaron, práctica que otras editoriales ya no mantienen”.
Ahora, en ocasión de la edición 29 de la Feria Internacional del Libro (FIL) de La Habana, la sala Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba acogió la presentación del pequeño cuaderno Poesía ¿Tú que sabes de nosotros?, de Fina García Marruz, publicado por la Colección Centro, Ediciones Presente y Futuro, con selección de textos e introducción de la investigadora Carmen Suárez León.
El volumen contiene una veintena de poemas de Fina donde, al decir de la poeta Caridad Atencio —a cargo de las palabras de presentación—, se percibe “un goce metafísico, que interroga la trascendencia al mismo tiempo que a la caducidad. Un goce incandescente y metafísico hacia los seres y las cosas”.
En otro momento de su presentación, Atencio expresó: “Es apreciable en la muestra la presencia de las tres temáticas fundamentales señaladas por la crítica en su lírica. A saber, su poética de lo cubano, su poesía de la memoria y su poesía expresamente católica. Desfila ante nuestros ojos, en formas sigilosas, el carácter efímero de la existencia, al tiempo que trascendente, apreciable también en la imposibilidad de apresar el misterio de la vida que se manifiesta en la constante de sentirlo”.
Al lenguaje de Fina lo calificó como “pleno de sobriedad y goce en la contemplación, nunca privado del cifrado de sus textos, esencial en su poética (…). Es fascinante la crudeza con que habla del sentido común. Vuelve a decirnos: donde todo se contradice, allí permanecemos”, concluyó Atencio.
Noble empeño el de Nájera, un amigo de Cuba, promotor de la poesía cubana y universal que, por estos días, anda por las distintas sedes de la FIL regalando sus cuadernos, con mucho amor.