Menuda y nerviosa, con movimientos de manos muy expresivos, que a veces parecían infantiles cuando estregaban los ojos como para ver mejor, tenía, como un poema suyo, vocación de viento, y se nos fue a tierras desconocidas un 6 de junio de hace cinco años.

Conocida en Cuba por su antología de la poesía de Rosario Castellanos, de quien fuera cuñada y amiga, publicada por la Editorial Arte y Literatura, que presentó en una Feria Internacional del Libro de La Habana, ha sido menos divulgada como poeta ella misma. Su poesía intimista, delicada, con temas como el amor, la generosidad, los vericuetos del alma, la poesía, la presencia de la muerte en lo cotidiano, y muchos otros, pero también de su adhesión a lo que consideraba causas justas y defendía con pasión, se dio a conocer en cuatro poemarios: El polvo del tiempo, publicado en Cinco botellas al mar (antología colectiva), Federación Editorial Mexicana S. A., Ciudad de México, 1985; En donde duele el tiempo, Editorial Tiempo Extra, Ciudad de México, 1991 (traducido al italiano y publicado por la editorial Farenheit 451, Roma, 1995); Vocación de viento, Ediciones del Ermitaño, Ciudad de México, 2000; No es un río, Casa Juan Pablos, Ciudad de México, 2008. Asimismo, Ediciones del Espejo Somos le publicó póstumamente, en 2019, siete poemas inéditos en un cuadernillo: María, como siempre. Y tiene un corrido titulado “Camina, Lucio, camina”, cantado por ella misma, dedicado al líder estudiantil de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, y después del campesinado, el guerrillero Lucio Cabañas.

“Viento”

Perdí un poema
Estaba escrito ya
listo en la hoja
para formar el libro
Inútilmente lo he buscado
Era un poema con
vocación de viento

La escritora y periodista española Montserrat Ponsa escribió sobre el libro Vocación de Viento: “El tiempo y su transcurrir inevitable es el tema recurrente en esta poesía, un tiempo que quiere asirse, detenerse en cada instante de goce, de placer: el amor, el agua, el viento, las buganvilias. Es también el grito de dolor, la rabia, preguntas sin respuesta. Poesía directa, breve, sencilla, profunda. No hay rebuscamientos, no hay adornos. Ha encontrado su voz esencial, su propia voz”.

“Defensora permanente de los derechos de las mujeres, participó en la fundación del Centro Cultural Benita Galeana y fundó el Grupo de Reflexión para Mujeres Rosario Castellanos”.

El periodista y director fundador del periódico La Jornada, Carlos Payán Velver, escribió en este periódico, en el 2008, con motivo de la presentación de No es un río: ‘‘Casi los mismos temas, las mismas ausencias y las que faltan de venir [de sus otros poemarios]. Hay, como en la poesía de Pessoa, un profundo desasosiego, una nostalgia del pasado, los seres perdidos, la madre, el padre y otra que anuncia las ausencias que vendrán” (…) ‘‘una poesía intimista de una claridad hiriente que se construye con edificios de palabras, transparente, no como aquella que se decía de algunos poemas alemanes que enturbiaban el agua de su poesía para que pareciera profunda”.

María Guerra, Carlos Payán y la poeta y crítica literaria Dolores Castro en la presentación de No es un río. Imagen: Tomada de La Jornada

María Marcela del Rosario Guerra Tejada (1939-2019), licenciada en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de México (UNAM), con maestría en Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, profesora de Historia y Estética en uno de los Colegios de Ciencias y Humanidades de la UNAM, fue una periodista que primero incursionó en la revista Estrategia, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, para después fundar la página La Mujer en el Mundo, en el periódico El Día, donde también coordinó y escribió, entre 1987 y 1994, la página Infancia, mito y realidad, por la cual recibió el Premio Nacional de Periodismo por la Infancia del Centro Mexicano para los Derechos de la Infancia.

“Hay, como en la poesía de Pessoa, un profundo desasosiego, una nostalgia del pasado, los seres perdidos, la madre, el padre y otra que anuncia las ausencias que vendrán”.

Defensora permanente de los derechos de las mujeres, participó en la fundación del Centro Cultural Benita Galeana y fundó el Grupo de Reflexión para Mujeres Rosario Castellanos, desde 1993 junto a su hija, la sicóloga Raquel Larson, especialmente para mujeres de 50 y 60 años. Los temas que se tratan son, entre otros, el origen de la opresión, la doble moral, la menopausia, la decisión sobre la maternidad, las mujeres y la culpa. Fue militante del Partido Comunista en la Coordinación Nacional de la Mujer, en especial en el proyecto de maternidad voluntaria y el derecho al aborto, allí participa en la primera ley sobre salud sexual y reproductiva, por la que ninguna mujer podía ser penalizada por abortar; también en su Comisión Internacional, en los años de 1980 a 1981, cuando se disuelve para formar otra entidad, el Partido Socialista Unificado de México, que reúne a todas las fuerzas de izquierda, y después el Partido de la Revolución Democrática, pero desde 1990 decidió dejar de militar.

“Las bordadoras”

Las bordadoras de siempre
de antes
de después
Bordan la mantilla
para el recién nacido
Inventan sueños
en el vestido blanco de la novia
Siempre bordando
para vender
para comer
Las bordadoras infatigables de la vida
ahora dibujan en pañuelos con hilo rojo
rojo sangre
rojo fuego
Las bordadoras
pintan las letras del nombre de sus seres
amados
asesinados
desaparecidos
Bordan sin cesar
de día y de noche
porque son muchos
miles de pañuelos blancos con hilos rojos
ahora oscurecidos por las lágrimas

Admiradora de la revolución cubana, estuvo muchas veces en la isla: en eventos de mujeres comunicadoras; acompañó a Benita Galeana, una de las luchadoras sociales mexicanas más importantes del siglo XX, en 1988, cuando Fidel Castro abrazó a Benita; dio cursos sobre la historia del feminismo invitada por Vilma Espín, a quien le profesaba afecto y quien la animó a escribir sobre el llamado “período especial”, de los años noventa, para un periódico mexicano; también visitó la revista Mujeres… Recuerdo las conversaciones en casa de esa excelente persona, periodista y ensayista Isabel Moya, donde se mezclaban ideas lúcidas de las dos, en el entorno de los cuadros del esposo de Isabel, los tamales de la mamá y la presencia de su niña. A veces participaba también el hijo de María, Samuel Larson, quien actualmente imparte cursos sobre sonido en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños.

“Amanecer”

Amo el amanecer,
la madrugada,
el silencio,
la inocencia de los que duermen.
Amanecer fresco,
olor a tierra
a infancia.
Amanecer,
inventar un sueño.

En México también desarrollaba una labor a favor de Cuba, un ejemplo es la mesa redonda “Las mujeres cubanas: a cincuenta años de la revolución”, en Coyoacán, México, convocado por la embajada de Cuba en México, la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad y los Grupos de Reflexión para Mujeres Rosario Castellanos.

“ Recuerdo las conversaciones en casa de esa excelente persona, periodista y ensayista Isabel Moya, donde se mezclaban ideas lúcidas de las dos”.

Especial referencia se debe hacer a su admiración por el movimiento zapatista. Respondió a la convocatoria que hizo el subcomandante Marcos, participó en los Diálogos de San Andrés, sobre los derechos de los indígenas, en Chiapas, en 1995, integrante de un grupo de mujeres llamado Grupo Rosario Castellanos. Los Acuerdos de San Andrés sobre Derechos y Cultura Indígena se firmarían en 1996 por el gobierno de México y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

“Adentro”

Huir
de qué
moverse
hacia dónde
todo está aquí
adentro

Cómo logró María Guerra conjugar con la poesía su labor política, su defensa de los derechos de las mujeres, su labor docente, el periodismo, la maternidad de tres hijos, ser el centro de su familia, el matrimonio y divorcio del padre de sus hijos y nuevos amores, su relación de veinte años con Jorge Turner Morales, panameño, quien fue embajador de su país en México, político, diplomático e intelectual, profesor de la UNAM, relación que duró hasta la muerte de él, y tantas, tantas actividades más. Creo que para ella la poesía era su aliento vital, su forma de enfrentar la vida en el día a día, la presencia permanente que permeaba sus concepciones.

“Juego”

El tiempo juega:
traza líneas
deja huellas en los rostros
se empeña entre las cejas.

Juega con los colores
con el gris
con el blanco.

¡Ay el tiempo, cómo juega conmigo!
Digo asombrada ante el espejo.

La muerte la sorprendió escribiendo otro libro aún no publicado, No basta con el mar…, donde escribió el poema “Como siempre”:

Si muriera ahora
mientras trabajo
si muriera ahora
alguien diría al encontrarme
‒Menos mal,
estaba escribiendo
¡como siempre!

Otros poemas de María Guerra

Del libro Vocación de Viento.

“Voces”

Hay un silencio que duele
hace ruido
palpita
los seres que se van
se llevan su voz
callan tanto.

Es un silencio hueco
que nada llena
que nada ocupa
rota la voz que nos llamaba
lejana ya la espera
de un teléfono:
«hola, no me he ido todavía».

Del libro En donde duele el tiempo.

“In memoriam”

                               A mi madre    

A qué sabrá la tierra
sobre tu boca.
Y el agua
qué fría será
sobre tu cuerpo.
Tendrás frío
estarás triste
con tus ojos cerrados
y tus manos cerradas
para que nada te lastime.
Tendrás miedo
porque estás sola
porque no puedes vernos
ni llamarnos
y no puedes llorar
porque no tienes lágrimas.
Qué harás
sino seguir muriendo,
sino callarte más.

“Artistas”

Los artistas viejos
marcados con el signo de la longevidad
y del misterio.
Caminan
con la mirada al sol
esperan de pie
a que llegue la muerte.
Nos dejan su angustia
su lucha por quedarse.
A ellos
la muerte no los sorprenderá
vencidos.

“Destino”

Camino por la noche
como si fuera para siempre.
Para qué sirve amar
si vamos a irnos solos
sin sol
sin hijos
sin amado.
No se puede decir
esto es mío para siempre.
No importa cuándo
la muerte caerá sobre nosotros
implacable
injusta
sorda.

“Naufragio”

En esa cama nuestra
tantas veces barca
nave
alguien se hunde sin ti.

“Tampoco tú”

Tampoco tú adivinas
no sabes
que cuando lloro así
es la niña quien llora.
Y tú
eres mi padre
mi hijo
mi amante
mi hermano
que me dicen no,
que no toque las cosas,
que no pregunte tanto,
que no me mueva
y que no tenga miedo de estar sola.
Basta con cerrar bien las puertas.

“El amor es el único engaño verdadero”

El sol
pretexto para caer sobre la hierba,
para tocar la tierra
uno se cansa de la cabeza erguida,
a veces uno se cansa.

Soñar

pretexto para cerrar los ojos
para buscar la soledad
uno se cansa a veces de la vida
uno se cansa a veces.

Amar

pretexto para vivir
uno quiere seguir
permanecer
estrechar una mano.
Uno se cansa de la muerte

                                  y ama.

“Las fiestas”

Debería haber fiestas para llorar
hasta formar un gemido conjunto
que nos quitara un poco
de esta angustia.

La gente

la que siempre sonríe
no salva a nadie
ni se salva.

“Impunidad”

Se castiga rigurosamente al asesino,
al ladrón
¿y al que destruye un sueño?

“No es fácil llorar”

No es Bergman
ni son los ciegos
cantando a la salida del cine.

Son otras cosas
y no es fácil llorar
si no ha pasado nada.

“Dejarlo ser”

El poema quiere nacer
en medio de la noche
en la madrugada
en el insomnio
en la luz del día.
Pero a veces la mano no obedece
y el poema se muere.
Hay que dejarlo ser
escribirlo con uñas
o sin manos
con tinta
o sin papel
en paredes
en coches
en supermercados
con una zanahoria escribir en un queso.
Permítame usted su marcador
se me muere el poema.