Marcianos en La Habana: los 70 de una broma memorable
Las épocas traen sus modas y en la de la década de los cincuenta, la de la presencia de OVNI’s u objetos voladores no identificados mantenía las mentes de muchas personas en estado de febril vigilia, no solamente en Cuba.
Fue el 28 de diciembre de 1954, Día de los Inocentes, que entonces se celebraba con tomaduras de pelo ingeniosas como esta, la fecha de la aparición de un platillo volador en la capital cubana.
Amaneció y los vecinos del área de la Fuente Luminosa, en los terrenos de la Ciudad Deportiva entonces en construcción, observaron sorprendidos la presencia de un objeto extraño con toda la apariencia de un disco volador de los que se veían en las películas. La nave de forma circular y aplanada, con escotillas brillantes, medía cerca de 12 metros de diámetro y unos cuatro de altura.
La alarma se expandió, bomberos, policías, vecinos y curiosos se congregaron cautelosos, expectantes. Hubo una larga espera, y hasta se propuso que el ejército situara uno de sus tanques por si los intrusos venían en son de guerra. Las cámaras de televisión daban cobertura en vivo del suceso y los fotógrafos accionaban sus cámaras sin cesar. La ciudad prácticamente se paralizó, pendiente del desenlace de aquella aventura espacial que a muchos atemorizó.
Finalmente se abrió la portezuela de la nave y comenzaron a salir las bellas “marcianas” en exóticos trajes de baño, entre ellas Rosita Fornés. Participaban además de la broma su esposo Armando Bianchi, Marta Véliz, Herminia de la Fuente, Rogelio Hernández y otros artistas, mientras se escuchaban los compases del chachachá que decían: “Los marcianos llegaron ya y llegaron bailando chachachá”, de la autoría de Tito Rodríguez (Pablo Rodríguez Lozada).
La que se ha considerado como la broma pública más comentada y escandalosa ocurrida en La Habana, se explicó como un golpe publicitario organizado por los productores de la cerveza Cristal coordinados con la televisión, y el éxito fue espectacular.
Los implicados fueron conducidos arrestados a la estación de policía, donde explicaron que “alguien” olvidó notificar de antemano a las autoridades para evitar los malentendidos que pudieran aguar los resultados o acarrear otras inconveniencias que por fortuna no hubo.
Transcurridos los años se conserva el recuerdo de la que fue una broma colosal que trajo a La Habana, hasta donde sabemos por primera y única vez, la presencia de vecinos de Marte.
El episodio se inscribe en la memoria de los hechos para algunos “intrascendentes” de la capital cubana, aunque para quien redacta mejor encajaría dentro de una clasificación de “bobadas” ciertamente, pero que también hacen de La Habana una “Ciudad Maravilla”. ¿Usted qué cree?