La Fiesta del Fuego o el Festival del Caribe, celebración de las más grandes del país, tiene lugar cada año el 3 al 9 de julio en Santiago de Cuba. Desfiles, talleres, conferencias, fiestas, bailes, cantos y toques; en fin, el rescate de la cultura del Caribe es la esencia de esta festividad.

Cada 3 de julio se entrega, en la Gala Inaugural del Festival que se celebra en el teatro Heredia de la provincia, el Premio Internacional Casa del Caribe; el principal reconocimiento otorgado cada año a relevantes personalidades del arte y el pensamiento de la región.

Este 8 de julio cambió un poco la trama característica de cada edición de la Fiesta y, debido al contexto actual, se decidió entregar el premio en la Casa del Caribe. Con la breve ceremonia de siempre allí se entregó la Mpaka, un símbolo mágico religioso del Festival cargado, en la edición anterior, durante una ceremonia efectuada en Calle Blanca, en la casa del escultor Alberto Lescay.

En este sitio se encuentra la “Nganga viva”, una escultura inspirada en una Nganga real —el reconocido “caldero”—, un centro de fuerza de mágica; emblema que se conserva de las culturas traídas de África. De allí se obtiene el contenido de la Mpaka que se entrega a una personalidad, o a algún representante del país al que se dedicará la próxima edición del Festival. La Mpaka, antes de ser entregada, es bendecida por el Palero Mayor en un ritual que puede ser observado por el público.

Este año, se le concedió este premio a Milián Galí Riverí, músico percusionista que trajo a Santiago de Cuba el primer Tambor de Fundamento. El galardonado construye tambores, es profesor de percusión, asesor de los grupos folklóricos de la ciudad, conferencista y autor de libros y discos.

Galí es una personalidad que hace un gran aporte a la cultura popular tradicional de Santiago, del país y del Caribe. No todo el mundo tiene el derecho de recibir este premio; por tanto, hay un gran debate para escoger a quién se le entregará y uno de los requisitos esenciales para recibirlo es la amplia trayectoria que tenga la figura premiada en el ámbito cultural caribeño.

No es posible enumerar de todo lo que Galí ha creado, pero es casi palpable la persistencia y el empeño que ha puesto en todo ello, para que permanezca viva la cultura de nuestros pueblos. Enseñar los secretos del tambor a los estudiantes de las escuelas y a los músicos portadores de la cultura popular en las calles contribuye a un mantenimiento de nuestra historia ancestral.

Como exclamara Carlos Lloga, presidente del Consejo Científico de la Casa del Caribe, a quien le fueron encargadas las palabras de fundamentación del premio, “La cultura popular tradicional no nace de la nada, es hecha por sus portadores”.

La Casa del Caribe, desde su momento inicial, y en sus documentos fundacionales, tuvo como tarea sólida la promoción de la cultura popular tradicional de la manera en que esta se da en nuestra zona del Caribe. Así continúa, permitiendo al movimiento cultural de Cuba y del Caribe ir más allá, para que el mundo lo conozca; para que permanezca en la memoria de las generaciones actuales y las venideras.

Por este motivo, también en la ocasión, fue entregado por las máximas autoridades de la provincia —la gobernadora Beatriz Johnson y el primer secretario del partido Lázaro Espósito— un reconocimiento a la Casa del Caribe por su cuadragésimo aniversario de fundada.