Esto no es para desentendidos, sino para nosotros, tú y yo, conocedores del chisme desde el primer día. El bombazo, la pareja del momento: Shakira y Piqué, pop music y fútbol, Colombia y su exmetrópoli, rubia y rubio, bellos ambos, waka waka y campeón del mundo. Fórmula perfecta. ¿Qué puede salir mal? Esto es ganancia o ganancia. Hagamos de sus vidas la nuestra. Dicho y hecho.
El sistema y todas sus industrias nos hicieron parte indisoluble de esa historia desde el comienzo. ¿Por qué? ¿Era su historia o la nuestra? ¿Por qué nos tocaba intervenir? Creer que Shakira utiliza ahora un suceso personal para hacer dinero es desconocer que justamente eso es lo que se ha estado haciendo desde el principio. Él y ella. A través de él y a través de ella. Además, ¿por qué es cuestionable en Shakira y no en Marco Antonio Solís, por ejemplo? Hay una mirada machista detrás de señalar a Shakira como una “loca, llorona, atacada, que no lo supera”. Se prefiere ver a las mujeres calladas, inanimadas, sufridoras.
“La normativa heteropatriarcal-monogámica se expresa de la misma forma, con los mismos versos y el mismo flow de la nueva canción”.
Ahora. Freno. Esta canción no es rupturista con el patriarcado en lo más mínimo, sino expresión de él. La normativa heteropatriarcal-monogámica se expresa de la misma forma, con los mismos versos y el mismo flow de la nueva canción: tóxica, prepotente, beef, con picuencia y disparos para todos los implicados, incluyendo a la nueva pareja de Piqué, que es burlada y atacada en redes ahora mismo por todos los fans de Shakira. Era obvio que pasaría.
Shakira Mebarak, la leyenda barranquillera. ¿Por qué no usar el impacto de su voz en favor de las mujeres más vulnerables? ¿Una ruptura personal, de pareja, es el tema que compete hoy a la causa feminista? ¿Es eso revolucionario o, como dice la canción, “lo importante es facturar”? Despojémonos de mitos. Shakira es una de las voces emisoras de contenidos machistas a gran escala que colabora con otras voces semejantes dentro de la industria musical: violentar a la mujer y promover un factor común dentro de lo establecido por los cánones de la industria cultural.
Igual, aquí lo cuestionable no es solo eso, sino también la utilización cada vez más pírrica de sucesos personales de los artistas para imbuirnos en un ciclo de entretenimiento vacío que no genera logros, cambios sociales, reivindicaciones femeninas, y mucho menos sacude el sistema.
¿Cuánto tiempo más pasaremos siendo parte de Shakira y Piqué? Desde que se conocieron almorzamos con ellos, los besamos, follamos con ellos, discutimos con ellos, nos embarazamos con ellos, en la cama, en el sexo, en la playa, en el estadio, en el estudio, en la separación, en la catarsis y quizás también en esa llamada que tendrán algún día para hacer las paces. Usted y yo hacemos un trío con Shakira y Piqué. Nos han obligado a eso.
Paréntesis: A ver si en otro arranque de pasión ambos devuelven el dinero público que se han robado. Los Pandora Papers aún están frescos, y es muy decepcionante, especialmente si te dejan por otro u otra, que aún con millones de euros en los bolsillos quieras tener el dinero que le pertenece, por ley, al pueblo.
¿Por qué somos parte? ¿Por qué hacemos el trío? Somos el instrumento y no ellos. Somos la historia. Nosotros somos los que propiciamos una relación y una ruptura: alienación pura y dura. Las luchas sociales no caben en las Sessions de Bizarrap.