Gibara vive por estos días las dinámicas que caracterizan al cine y sus protagonistas. La siempre hermosa y sosegada Villa Blanca de los Cangrejos, es entre el 6 y el 10 de agosto el enclave cinematográfico de la región, la sede del 18 Festival Internacional de Cine de Gibara. Realizadores, productores, actores, especialistas y críticos se han dado cita una vez más en esta pequeña ciudad de la costa norte de Holguín para mostrar sus obras y debatir trascendentales tópicos que atañen al cine contemporáneo: las estrategias de producción, distribución y exhibición; la preservación del patrimonio fílmico; la pervivencia del cartel y su diseño como producto comunicacional…

Bajo el eslogan ¡Filma el Oriente!, esta edición del FICGibara ha centrado su mirada en la producción audiovisual gestada en esa zona geográfica de Cuba, para lo cual convocó los espacios Cine en Construcción y Factoría del Cine Pobre. 

Como un excelente pórtico, la entrega este año del Premio Lucía de Honor a los relevantes cineastas Manuel Herrera, Manuel Pérez Paredes y Livio Delgado se erige como una fiesta, la celebración de la fértil vida de estos tres rostros imprescindibles del cine de la Isla.

La Jiribilla, revista de cultura cubana, se suma al convite de Gibara, el cine y su gente, con estos textos redactados al calor —real y metafórico, ¡qué calor!—, que rebosan las jornadas del evento.  

¡Larga vida al Festival Internacional de Cine de Gibara! El sueño de Humberto Solás nos acompaña.

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