Los shows y el amor verdadero a Cuba
6/8/2020
La maquinaria propagandística contra Cuba aprovecha cualquier elemento para alimentar su deseo de bulla, con empleo del humor, las exageraciones y la tergiversación, y tienen como escenario principal las redes sociales. Con frecuencia hasta inventan, y ciertos personajes se autoproclaman protagonistas de novelas inventadas por ellos mismos, en las cuales suelen incluir bastante drama.
En el centro de las miradas y las críticas estamos con frecuencia los profesionales de la prensa, siempre en un mar de retos, al igual que el sistema de medios cubano en general. Ya es habitual cierto veneno verbal o escrito, incluso de quienes nunca han ejercido la profesión, todo lo cual intenta desacreditar a una voz que defiende la verdad, más allá de constantes desafíos.
Algunos intentan crear una especie de imaginario ficcional, en el cual los únicos periodistas jóvenes con talento o “los más brillantes” publican en otras plataformas fuera de la institucionalidad, y eso forma una especie de hojarasca que suele ser acompañada de actuaciones y shows.
A veces hasta molesta que ciertos individuos se crean con el derecho de representar a toda una generación, de hablar como si la suya fuera una verdad única. Otros están con los ojos bien abiertos cazando cualquier oportunidad para lanzar sus palabras con espinas. Prefiero pensar que hay también quienes lo hacen por ingenuidad.
Lo difícil no es escribir crónicas cercanas a la literatura, salpicadas muchas veces por la invención. No, muchos que recuerden sus clases de Periodismo narrativo y se hayan nutrido de abundantes lecturas podrían lograrlo. Lo más digno es hacerlo desde la verdad y el afán de contribuir con dignidad al país mejor del que tanto hablamos; el cual necesita, sobre todo, acciones.
En Cuba son muchos los jóvenes talentosos en los medios de prensa y en las universidades. Ahí están, como ejemplos, decenas de trabajos con calidad presentados en el Concurso nacional de periodismo 26 de julio, entre cuyos ganadores existieron varios autores menores de treinta y cinco años de edad. Ahí están los estudiantes universitarios que participaron en el certamen, en igualdad de condiciones que los profesionales de más experiencia, y algunos hasta obtuvieron premios y menciones.
Son varios los jóvenes que incluso tienen responsabilidades de dirección en múltiples medios de prensa provinciales y a nivel nacional, quienes son consecuentes con sus ideas y crean, a pesar de las insuficiencias tecnológicas. Son diversos también los espacios de participación, creados desde la Unión de Periodistas de Cuba (Upec), con sus clubes juveniles, y organizaciones como la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y la Asociación Hermanos Saíz. Esta última tiene una red de eventos para profesionales de la radio, los periódicos, la televisión y el mundo digital, incluidos el Taller y concurso de periodismo cultural Rubén Martínez Villena (En La Habana), el Taller y concurso La vuelta abajo (Pinar del Río) y Voces cruzadas (En Sancti Spíritus). Menciones especiales merecen el Almacén de la imagen, en Camagüey y el Taller y concurso para radialistas Antonio Lloga in memoriam, en Santiago, ambos con treinta años de existencia ininterrumpida desde su creación en 1990. A ellos se suman otras propuestas, como parte del sistema de becas y premios de la AHS.
Dentro de la Uneac hay oportunidades, como el concurso Caracol, en las cuales siempre sobresalen jóvenes realizadores. En nuestro país son muchos los menores de treinta y cinco años que siguen haciendo desde la dignidad, la ética y la profesionalidad, seducidos sobre todo por el amor a la profesión y el país.
¿Cómo es posible que algunos aseguren que en Cuba los jóvenes, incluidos los de la prensa, somos vistos como enemigos, no nos escuchan ni tenemos espacios para el desarrollo profesional? ¿Qué película es esa? En todos los sectores de la sociedad pululan muchachos y féminas con labores admirables; con reconocimiento y liderazgo obtenidos gracias a su trabajo y valores como seres humanos.
Resulta inolvidable recordar momentos de los dos anteriores congresos de la Upec. Jóvenes y profesionales de mucha experiencia hablamos con franqueza sobre los retos del presente, sobre la necesidad de hacer una prensa que sea cada vez más espejo analítico de la sociedad, palpitar de un pueblo, de una época. Somos muchos los que estamos empeñados en eso, conscientes de que debemos hacerlo como un equipo enorme, con inteligencia y atrevimiento, aprovechando al máximo las potencialidades de cada uno, sin importar edades.
Es fácil percibir los intentos de dividir, de impulsar conflictos intergeneracionales, de separar incluso a personas nacidas en fechas similares, con los mismos códigos y sueños. Todo forma parte de una estrategia, con líneas muy definidas, en las cuales tienen diversidad: shows con aspirantes a actores, irrisorios movimientos por el “cambio”, intentos de revisión crítica de la historia reciente del país. Cualquier decreto o ley es mirado con una lupa tergiversadora; como también los trabajos periodísticos, los fragmentos de intervenciones, suspenden cuentas en twitter… Tratan de atraer a escritores y otros creadores jóvenes. Todo eso unido a un bloqueo económico, comercial y financiero, que es muy real.
Detrás hay dinero, mucho dinero, plataformas comunicacionales y un grupo considerable de títeres que se mueven al ritmo de los billetes y otros que lo hacen como atraídos por un imán que les resulta seductor. Pululan los memes, las variaciones de canciones, los chistes y las ofensas para afectar las imágenes de quienes amamos y defendemos nuestro derecho a seguir en el camino de las esencias, incluidos artistas, periodistas y dirigentes políticos.
A eso se suman acciones para convertir en “personalidades” a quienes disparan veneno desde el otro lado, a varios de los cuales otorgan premios y presentan en diversos medios como lo más excelso.
Es común también que algunos cambien las canciones por las ofensas, el agradecimiento por la demencia…; mientras cierran los ojos ante las acciones que se impulsan desde el exterior para apagar a Cuba. Sí, porque esos mismos no han rechazado públicamente a quienes en los momentos más complejos de la pandemia agudizaron las medidas en contra de nuestro país, evitaron la entrada de ventiladores respiratorios y hasta expresaron su deseo de muertes aquí. Querer a Cuba es también defenderla, reconocer sus luces y ayudarla a ser mejor desde la bondad y el amor.
Todo esto ocurre en momentos complejos. El circo contra nuestro país se mantiene sin importar la pandemia de la Covid-19, los miles de fallecimientos en el mundo… Ciertos personajes dedican sus vidas a la mentira y un parloteo muchas veces incoherente. Otros parecen interpretar obras fragmentadas según estados de ánimos. Tampoco se trata de guerras. Como nación debemos aspirar siempre a la inclusión verdadera y respetuosa.
Vivimos momentos complejos, en los cuales debemos respetar las ideas de cada uno, pero resulta indispensable un mínimo de ética, responsabilidad, agradecimiento y amor real a Cuba y su pueblo.
Excelente artículo que nos muestra a los conglomerados mediáticos, verdaderas fábricas de fake news, que propagan el odio y la mentira. Muy buena reflexión que la hemos compartido. Saludos desde Argentina.