El thriller es uno de los géneros preferidos por directores, productores y también espectadores. Su condición de obra que mantiene la atención durante todo el metraje, garantiza con alta posibilidad su éxito en el mercado y el gusto en el público. En ocasiones, se logra que estos filmes posean, además de una buena historia a contar, alta elaboración estética y buena factura.
Entre las características del género, también conocido como suspenso, se encuentra su predilección por historias de crímenes, intrigas y otros, que deberán resolver sus personajes. En algunos casos, la posible solución al conflicto parece alargarse para mantener en vilo al espectador.
Con el propósito de mostrar una selección de obras de este género, concebidas con adecuada factura en el trabajo de las especialidades de la realización audiovisual, se programó un ciclo titulado precisamente Thrillers de estreno en Cinemateca, entre las cuales se pudo apreciar el filme Marcado por la muerte (Niels Arden Oplev, 2013), protagonizado por Collin Farrell y Noomi Rapace y con la inclusión en el reparto de Isabelle Huppert, quien siempre sabe hacer de pequeños personajes grandes interpretaciones, aspecto que garantiza otro punto a favor del filme.
Filme en el cual se entrelazan los propósitos de venganza de una joven que ha sido víctima de un accidente automovilístico y su vecino, que desea revindicar la muerte de su hija y esposa a partir de una redada de pandilleros. Ambos personajes, con cicatrices visibles o interiores, cargan con su pasado, pero marcados por el dolor, el odio y el deseo irrefrenable por vengarse de los culpables de sus respectivas angustias; no tienen miedo a las consecuencias, solo quieren encontrar paz, si es que esto es posible cuando sabes que la vida siempre pende de un delgado hilo.
En Marcado por la muerte la fotografía acentuará cierto tono misterioso, en pocas locaciones la imagen será visualmente clara, pues uno de los toques para lograr esa estética oscura y de intriga se sostiene sobre la base de una puesta en pantalla que ilumina, con luces tenues, pequeñas zonas de la escena.
Fotografía que ocupará también un destacado papel desde el punto de vista narrativo, captando también las escenas “efectistas”, donde se colocan algunas persecuciones y demasiadas explosiones, tópicos que siempre funcionan en los presupuestos estéticos del cine estadounidense. Aunque se delinea cierto tono romántico entre Víctor y la joven Beatrice —aspecto que es explotado al final del filme— durante todo su metraje se aprecian más las huellas del dolor y el deseo de venganza, que cierta química entre ellos.
Lo cierto es que Marcado por la muerte resulta un filme entretenido, que cumple con su objetivo de brindar un espectáculo cinematográfico apelando a los códigos del thriller y dejando una parte de la historia en manos de sus actores, sobre los cuales descansa la responsabilidad de hacer más creíble un argumento con ciertos saltos narrativos, y una realización que se olvida de algunos detalles que bien le hubieran aportado a la conformación total del filme.
El puzle quedó armado, pero ciertas partes parece que nunca estuvieron correctamente situadas. Las huellas del dolor llegan a todos, y al final, los dueños de la venganza salen indemnes y victoriosos, es hora de sanar las heridas y darse una segunda oportunidad.