Los malos excesos de la Historia
La reconciliación y el acercamiento a la buena historia es objetivo primordial del libro Exceso de Historia (Ediciones Extramuros, 2018), escrito por el historiador Félix Julio Alonso López y presentado el pasado 21 de septiembre en el Sábado del Libro, espacio tradicional del Instituto Cubano del Libro.
El texto resulta una compilación de varias reseñas y artículos escritos por el autor, que proponen una revisión de algunos trabajos imprescindibles en la historiografía contemporánea de Cuba.
Erróneamente, en ocasiones se cree sobresaturada la historia y eso provoca el rechazo de muchas personas, sobre todo de los jóvenes. “Es todo lo contrario, de lo que estamos sobresaturados es de mala historia y, a veces, de propaganda barata. Los buenos libros de Historia son necesarios y hay que leerlos y leerlos más de una vez”, afirmó el autor.
Considerado por el también historiador Pedro Pablo Rodríguez —presentador del texto— como una obra que se lee rápido y con placer, el volumen hace un llamado a la lectura e interpretación de la buena historia.
Este es un volumen de aprendizaje y visitaciones a otros libros y autores, muchos de ellos historiadores, incitados por la “pluma” del compilador, advirtió el presentador.
En este sentido valoró las dotes de Félix Julio, al cual considera un magnífico escritor para asumir la reseña, género periodístico que pasa por momentos festinados y poco atrayentes, según observó.
“Cuando se habla de comentarios en la Historia se queda como en un plano de entendidos. Se pierde de vista una tradición cubana muy importante de leer comentarios que incentiven la lectura”, acotó el también Premio Nacional de Historia.
Esa buena manera de señalar un texto, destacando sus valores, con un lenguaje sencillo y directo, sin ambages, con un diálogo inteligente, ameno, con la buena polémica, etc., son herramientas bien utilizadas por Félix Julio en estos apuntes, el cual Pedro Pablo considera como un gran conversador.
El ensayo adquiere trascendencia al ofrecer una mirada, un pensamiento, un punto de vista con un lenguaje común, alejado de cientificismo y que atrapa al lector. “La historiografía solo se explica con palabras, los historiadores no podemos utilizar fórmulas matemáticas para explicarlas. Para dar las riquezas de las personas, de la sociedad, de la humanidad, hacen faltan las imágenes como en la poesía. Este libro lo logra”, concluyó.
Por su parte el autor se refirió a la escasez de reseñas de libros que profundicen e incentiven su lectura, “es una de las cosas que trato de hacer en mis escritos, trato de crear una pista, un camino para esos libros”.
En Exceso de Historia se habla de la labor historiográfica de Olga Portuondo, de Jorge Ibarra, considerado por Pedro Pablo como el historiador más insigne surgido con la Revolución y cuya obra es la más completa y llamativa en la historiografía contemporánea cubana; de Julio Le Riverend y Emilio Roig de Leuchsenring, entre otros investigadores de nuestra historia.