Los 90 de Alberto Vera

Ernesto Cuní
26/12/2019

Se suceden las pistas. Solamente 11 tracks en donde ojalá pudiese estar la infinidad de canciones —casi todos éxitos de la cancionística cubana más reciente— que de la mente de un hombre salieron: Alberto Vera Morúa.

Portada del CD Felicidades Papá. Foto: Internet
 

Con motivo de su 90 cumpleaños, que cumpliría el 18 de diciembre, fue presentado en igual fecha de este 2019 en el Centro Cultural 31 y 2, en el municipio Plaza, el CD Felicidades Papá, producido por la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM).

Escuchar este disco es sentir la nostalgia de una época —los 70 y los 80—en que la canción cubana brilló. Nostalgia colectiva e individual porque, si bien Vera compuso temas de la más absoluta vitalidad existencial, primó en su obra la reflexión sobre ese segmento capital y susceptible: el amor.

Era yo apenas un adolescente lleno de ensoñaciones cuando la Burke interpretaba Pido permiso, o Lo que me queda por vivir llegaba en la voz de Omara Portuondo. A más de un cubano, de cualquier edad, hizo vibrar —con estas canciones y muchas más— con ese sentimiento que se llama amor. No creo que nadie, al escucharlas, haya escapado entonces a tal embestida emocional.

¿Por qué Felicidades Papá? Su hijo Giraldo Vera Quijano, junto al productor musical del disco, Dayron Ortega, ideó este fonograma como homenaje a su padre. Aunque, refiere Giraldo: “es un disco familiar, mi papá siempre trabajó con mucha familiaridad entre artistas, los más allegados, y los que le tenían cariño, le decían papá”.

La EGREM no lo pensó dos veces y desplegó las velas para llevar a buen puerto el proyecto. Según la musicóloga Elsida González, productora ejecutiva de este sello discográfico, acogieron esta idea de Giraldo “en primer lugar, por la obra de Alberto, luego también porque las obras fueron estrenadas por artistas que grabaron con el sello EGREM, son canciones que no se han vuelto a grabar y fueron muy significativas en su momento; traerlas a esta época es una manera de perpetuarlas”.

No resultó fácil resumir en una sola placa los más importantes temas —casi todos referenciales en el pentagrama musical cubano— de la inmensa producción de Vera. Luego de varias selecciones y cortes, quedaron estas 11 canciones, no diría imprescindibles, sino más destacadas de su impronta, porque imprescindible es toda la música de Alberto.

El disco viene a ser como un rosario —al cual se acude con devoción— de canciones realizadas por el autor luego de que dejase de existir el famoso dúo autoral que conformó con el también músico y compositor Giraldo Piloto: la importante rúbrica Piloto y Vera fue y es un certificado de buen producto musical.

De tal manera escucharemos valiosísimos y encantadores temas. Una meritoria selección de intérpretes de los más variados estilos les puso voz. Accedieron a traer nuevamente esas canciones que muchos jóvenes de hoy no conocieron, a ellas, a las nuevas generaciones, está dirigido especialmente el CD.

La llamada Novia del Filin, Omara Portuondo, nos arranca las más vívidas emociones con Tocan a la puerta y Lo que me queda por vivir; Beatriz Márquez, la Musicalísima, ofrece una versión de lujo de Igual que yo, con arreglo de Alejandro Falcón; Emilio Frías, El Niño, impone particularísima originalidad con su voz timbera al tema Tropiezos, en versión salsera; Leo Vera interpreta La vida es mucho más, popularizada por Osvaldo Rodríguez; Yulaysi Miranda presta su voz al tema Ponerse a pensar.

Rubén Blades interpreta Como el día no está bueno para morirse, éxito popularizado por la Orquesta de Roberto Faz; Waldo Mendoza y Arlenys Rodríguez imponen un nuevo aire a ese gran tema que es Un encuentro, que Maggie Carlés y Luis Nodal popularizaran; Pancho Céspedes pone su voz y timbre almibarado a Pido permiso; el grupo Osaín del Monte regala una versión rumbera de Hay cosas que son así (Y son así); David Álvarez da vida —nunca mejor dicho— en genial interpretación a esa canción inolvidable que es Para sentir amor.

Igualmente, el CD cuenta con un prestigioso staff de músicos acompañantes: Eduardo Sandoval en el trombón, Robin F. Martínez en la trompeta, Eduardo Ramos y Eduardo Silveira en la percusión, Roberto Vázquez Lay en el bajo, Oliver Valdés en el drums, Alejandro Falcón en el piano, Dayron Ortega en la guitarra, Héctor Quintana en la guitarra eléctrica, Yuniet Lombida en el saxo, entre otros. Además de arreglos frescos que no pierden la esencia melódica original, hechos por Dayron Ortega, Yusef Díaz, Alejandro Falcón, Rubén Bulnes y Adonis Panter.

Un valor agregado del disco es el Making Off, con guion y dirección de Bruno Suárez y Giselle Crespo. Aparecen varias figuras del mundo musical y de las artes en general ofreciendo su testimonio sobre Vera. Entre ellos el director de radio Ramón Espígul, el locutor Joaquín Mulén; el compositor, arreglista y músico Rey Montesinos; Pedro Rafael Cruz, director de radio; Víctor Torres, director de televisión; el cantante Eduardo Antonio, entre otros.

Tal vez estos pragmáticos tiempos que vivimos, de vida acelerada, incesantes retos y nuevas metas, no sean muy propicios para las ensoñaciones, pero, ante los reveses que nos impone la prisa, es bueno saber, como dice una de esas vitales canciones de Vera, que “la vida siempre es mucho más de lo que puedas alcanzar, por eso es que soñar no está prohibido”.