Hay quienes se ven cautivados por lo genuino. Los atrapa y, como hechizados en un acto profundo de fe, se aventuran a crear. Creo en el poder del arte para buscar conexiones entre mundos asimétricos, también entre mundos paralelos.
No hay nada más genuino en el poder de un espíritu infantil, que el esbozo en colores de un hombre grande, puede que eterno.
Treinta y un dibujos son los protagonistas. Bastó imaginar que caminaban de la mano de Eusebio. Así lo retrataron. Leal, amigo de una ciudad legendaria.
Motivados por la artista plástica Yasminna Guerra Prado, veintinueve niños de la escuela primaria Ormani Arenado presentan este sábado la muestra Eusebio Leal: una mirada de fiñes, en el espacio expositivo Amargura 56, de La Habana Vieja.
La colección, coordinada por la Oficina del Historiador de la Ciudad y la Casa Eusebio Leal, no es más que un evidente gesto de admiración y respeto por la infinita labor del historiador.
“Cuando llegaron a mis manos estas treinta y una obras, debo confesar que, de inmediato, pensé en aquel maravilloso libro en el que Leal narra los recuerdos de sus primeros años de vida, llenos de aventuras, travesuras y juegos en los parques y calles de los barrios habaneros…”, explica Ariel Gil Gómez, responsable de la Casa Eusebio Leal.
La idea, a decir de la profesora Yasminna Guerra, forma parte del Proyecto Primeros Trazos, en donde se combina el conocimiento teórico con el dibujo. “A raíz del fallecimiento de Leal nos sensibilizamos con la pérdida y decidimos hacer un homenaje a Eusebio”, expone la docente.
“La colección (…) es (…) un evidente gesto de admiración y respeto por la infinita labor del historiador”.
“Me imaginé a Eusebio en el parque de las palomas junto a otros niños”, así dice María Fernanda Quiroga, una de las pequeñas artistas. En tanto, Lázaro Alejandro Hernández, quiso inspirar su obra en La Habana restaurada por el historiador.
“Eusebio Leal, una mirada de fiñes es de esos homenajes sinceros y desinteresados, que logra vencer el olvido”, concluyó Gil Gómez.
Tantos Eusebio como pequeños artistas. Uno, dos… 31. El gran Leal en lo que fuese su eterna casa: la sucursal de adoquines y edificios habaneros.
La abnegación de un hombre. ¿Podría existir algo más genuino?