Libro Juventudes otra valiosa fuente sobre los hermanos Saíz
Los jóvenes creadores Luis y Sergio Saíz Montes de Oca merecen ser mucho más conocidos por la sociedad cubana, especialmente por las nuevas generaciones. Es esta una aseveración que solemos repetir con frecuencia.
El libro Juventudes, compilación realizada por el profesor e historiador pinareño Luis Figueroa, es una fuente valiosa en ese afán de divulgar la obra y el pensamiento de aquellos muchachos asesinados cuando apenas tenían 18 y 17 años de edad, respectivamente, en el poblado de San Juan y Martínez. Es inevitable imaginar el momento, los disparos, la sangre…, dos seres humanos que morían uno defendiendo al otro, el dolor de la madre…
Publicado por Ediciones Sed de Belleza en 2021, con diseño de cubierta de Héctor Gutiérrez Bolaños, corrección de Miriam Artiles Castro y edición de Edelmis Anoceto Vega, este es otro de los proyectos editoriales de la AHS con motivo del aniversario 35 de esa organización.
El volumen, con poco más de 110 páginas, pone a disposición de los lectores artículos de esos dos escritores y revolucionarios profundamente humanistas, fotografías y acotaciones realizadas por ellos a otros libros, savia de la cual bebieron en su formación socio-artística y política.
Especialmente entrañable resulta el prólogo, “A modo de preámbulo y homenaje”, del sobresaliente intelectual y presidente de Casa de las Américas Abel Prieto, quien conoció en su niñez al adolescente Sergio Saíz, el cual formaba parte de un pequeño grupo de estudiantes que recibía clases de su padre.
Abel nos acerca al Sergio que conoció, a las percepciones, remembranzas y sensaciones tras la muerte de los dos hermanos: “Había caído un pesado manto de angustia y horror sobre todo Pinar del Río. Mi madre lloraba. Mi padre repetía una y otra vez que andaban desarmados (…), fue un golpe feroz, ciego, inconcebible, que luego fui comprendiendo poco a poco”.
“Especialmente entrañable resulta el prólogo, (…) del sobresaliente intelectual y presidente de Casa de las Américas Abel Prieto, quien conoció en su niñez al adolescente Sergio Saíz”.
Resalta también la precocidad intelectual de aquellos dos adolescentes, la madurez de su ideario martiano y liberador, y la coherencia ética de quienes en ese momento eran miembros del Movimiento 26 de Julio.
Figueroa, Maestro de Juventudes y principal estudioso de la vida y la obra de Luis y Sergio, nos brinda el artículo “El pensamiento sociopolítico de los hermanos Saíz”, que incluye análisis de influencias, su abarcadora formación y proyecciones revolucionarias, todo lo cual puede ser enriquecido con el contacto directo con los textos de Luis y Sergio, en las mareas de la compilación.
Es importante tener en cuenta que sus obras deben ser analizadas desde el compromiso y el amor a Cuba que latían en sus almas, pero también desde lo más puramente creativo, desde la capacidad de reflexión y el abordaje de los problemas sociales junto al afán de proponer y transformar.
En Juventudes, aparecen textos como “La verdad del ómnibus estudiantil”; “Abraham Lincoln: el leñador de Kentucky”; “Las razas, el problema racial en Cuba”; “Juventud: fuerza salvadora”; “La Generación del Centenario”; “Mártir de Dos Ríos”; “¿Por qué luchamos…?”; y “¿Por qué no vamos a clases?”.
Impresiona la hondura de los criterios, el valor y el espíritu en las letras, la fuerza con que se expresan las opiniones y la seguridad que bebe de etapas anteriores. Ellos reconocen a José Martí como guía, y a la vez hablan del sueño socialista:
…No tenemos más que nuestras vidas, avaladas con la honradez de un pensamiento justo y una obra inmensa que realizar, y como ofrenda de devoción y desprendimiento hemos depositado en los brazos de la Revolución Cubana —justa, grande, renovadora, honrada, socialista—, sin más esperanzas que ver algún día cumplidos estos sueños que hoy, en plena juventud y calor de lucha, llevamos a estas cuartillas… (“¿Por qué luchamos…?”, página 69)
Martí suele estar muy presente en sus pensamientos:
…Decía Martí que con doce hombres dignos se fundaba un pueblo. Y nosotros solamente queremos hombres dignos. La hora es nuestra, porque nuestra es la solución, y el afán de lucha que nos invade no morirá en el cuerpo de ningún combatiente, ni podrán ahogar el espíritu de rebeldía de ningún compañero caído, pues las ideas no se matan…
Es interesante leer sus acotaciones a libros como La Revolución Cubana, de Enrique Lumen (Ed. Botas, México, 1934); La agonía antillana, de Luis Araquistain (ESPASA-CALPE S.A., Madrid, 1928); Los dictadores, de Jacques Bainville (Editorial Cultur, Santiago de Chile, 1936); El materialismo dialéctico en la naturaleza, en la sociedad y en la medicina, de S. Libedinski (Ed. Ercilla, Santiago de Chile, 1938); y El Estado y la Revolución, de Vladimir I. Lenin (Ediciones Sociales, La Habana).
Palpitan ahí dos lectores críticos, que realizan síntesis y, en ocasiones, también complementan o contradicen a los autores, los enfrentan desde la claridad, la visión crítica y el conocimiento de la historia.
Otras anotaciones están relacionadas con los derechos individuales, temas de Economía Política, Política Educacional y Política Agraria, en las cuales se sienten el ímpetu y el compromiso social, que ubicaba a la gente, especialmente a los más humildes, en el centro de las preocupaciones y los esfuerzos.
Luis y Sergio parecían siempre incansables. Los imaginamos escribiendo, debatiendo, soñando, caminando por las calles de San Juan y Martínez. Solían despertar elogios y amistad. A nuestra mente viene también el documental ¿Por qué luchamos…?, con entrevistas a la madre Esther Montes de Oca, a vecinos, compañeros de estudios. Recordamos fragmentos de sus obras poéticas y de la narrativa.
Muy cerca está el libro Los antepasados, diez cuentos de Luis Saíz, una selección realizada por el entrañable Eldys Baratute. Nos sumergimos en sus páginas… Ojalá los acercamientos a las labores revolucionarias y creativas de estos dos hermanos sean lo más completas posibles. Ellos lo merecen.