Iniciemos nuestra reflexión con un ejercicio mental: cerremos los ojos unos segundos, imaginemos un día cualquiera, que despertamos sin dispositivo móvil, ¿cómo sería? Para la mayoría de las personas solo considerarlo sería abrumador, nos sentiríamos desorientados, indefensos, aislados. Y es que la lista de acciones cotidianas en las que involucramos tanto el dispositivo tecnológico como la posibilidad de conectividad es inmensa: la alarma para levantarnos; la consulta de la agenda electrónica para la planificación del día; el saludo a la pareja, la familia o los amigos; la actualización informativa; revisar el correo electrónico o los mensajes de WhatsApp; la consulta de la rutina de ejercicios físicos matutinos; la compra electrónica; la descarga de las teleclases; la actualización de las publicaciones en redes sociales de nuestros contactos, etc. En definitiva, las combinaciones posibles serían muchas, pues precisamente las ofertas digitales están diseñadas para aumentar su dependencia y consumo, el límite estaría estonces en las posibilidades de la persona, más o menos conciente de esto, de regular su comportamiento.

“La experiencia digital no debe, en ningún caso sustituir la vida real”. Fotos: Internet

Si lo anterior resultaba cierto, con la pandemia del nuevo coronavirus y las medidas de aislamiento social como principal medida de prevención de la enfermedad, ahora resulta rotunda la mediación digital como forma de intercambio social.

Según el informe Digital 2021 Global Overview Report [1] no solo ha aumentado el número de usuarios de Internet sino también las horas de consumo diario. Más de la mitad de la población mundial usa Internet, mientras que el tiempo total en línea ha aumentado, en el último año, a casi 7 horas diarias utilizando Internet en todos los dispostivos.

I. Regalo al estilo griego: bondades.

Sin dudas el acceso a Internet multiplica y facilita el acceso a la información: permite visualizar y revisar documentos y archivos con solo mencionarlos en alguno de los buscadores en línea, viabiliza cursos de superación personal y profesional. A través de aplicaciones o paquetes estadísticos proporciona el procesamiento y análisis de datos, permite organizar grupos de autoayuda, redes académicas y otros.

En términos afectivos posibilita el contacto con personas en cualquier lugar del planeta que accesa a conexión, permite estrechar vínculos para lo cual se precisa solo la intención y el deseo, resultando cada vez más económico hacerlo. Por otro lado, enriquece la experiencia personal pues podemos “visitar” virtualmente regiones, museos y casi cualquier lugar.

II. Lo que lleva oculto el caballo…

Sin embargo, los riesgos a que nos exponemos al emplear Internet y las redes sociales son diversos, mencionaremos algunos de ellos.

Si alguna persona entra a nuestra casa y se lleva una foto, de las que habitualmente colgamos en la pared, nos parecería perverso, empero no nos detenemos a pensar en todas las fotos que subimos a redes, cuánta información de nuestra vida privada estamos exponiendo, sin ninguna configuración de privacidad.

Otro de los peligros existentes es el contacto en Internet con personas desconocidas, ya sea con perfiles falsos o no, a través de lo cual establecemos una comunicación “como sí” fueramos amigos. Lo anterior puede generar mucha incertidumbre y la posibilidad de emplearlo con propósito perjudicial, llegando incluso al robo o pérdida de información clave como el número de cuentas, contraseñas, etc.

La visualización de contenido potencialmente dañino, que en ocasiones naturalizamos e incorporamos acríticamente como metas o motivaciones propias, es otro proceso del cual aún no tenemos clara perspectiva. El diapasón de contenidos puede ir desde las modas “enlatadas” o estereotipos de bellezas inalcanzables para la mayoría de las personas hasta comportamientos crueles o violentos que se incorporan como rutinas habituales, como pueden ser la burla a la diversidad o el maltrato a animales.

A la par que se incrementa el número de usuarios de Internet y el tiempo diario de consumo digital, aumenta la probalidad de recibir o perpetrar hechos nocivos como son el Ciberacoso o Ciberbullying, el Sexting, o el Grooming.

El ciberacoso es “un nuevo tipo de acoso que se da a través de las tecnologías de la información y la comunicación. Se puede definir como una agresión intencional, por parte de un grupo o un individuo, usando formas electrónicas de contacto repetidas veces contra una víctima que no puede defenderse fácilmente por sí misma” (Smith et al., 2008 citado por Orjuela et al., 2014, p.22) [2]. De modo que se emplean de manera intencional las posibilidades de las nuevas tecnologías de guardar y compartir información con fines lacerantes para los otros.

“A la par que se incrementa el número de usuarios de Internet y el tiempo diario de consumo digital, aumenta la probalidad de recibir o perpetrar hechos nocivos”.

El Sexting y el Grooming, ambos anglicismos, son prácticas de violencia, que aunque se pueden clasificar de manera global como ciberacoso, se han ido diferenciando progresivamente del mismo y constituyen, cada vez más, manejos extendidos. El primero se refiere al hecho de transmitir o reenviar imágenes o videos de contenido sexual a través de las redes sociales, sin el permiso de la persona involucrada, con consecuencias deletéreas para la misma. El Grooming, por su parte, hace alusión a acciones emprendidas por un adulto para ganarse la confianza de un menor de edad y realizar algún tipo de abuso.

Como hemos visto hasta aquí, pueden ser muchos los trastornos o daños que puede implicar el empleo de las tecnologías, especialmente para niños y adolescentes.

III. Perspectivas y comentarios de cierre.

Evidentemente renunciar al avance tecnológico y las bondades que este ofrece no es la opción. En lo adelante se hace, cada vez más necesario evitar comportamientos ingenuos que conlleven a situaciones no deseadas. De alguna manera, los medios digitales reproducen acciones que en la vida cotidiana se han manifestado históricamente, ahora a través de un acceso y una rapidez en la replicación casi ilimitados.

Mención fundamental requiere el auge entre niños, adolescentes y jóvenes,  nativos digitales, en cuya mediación agentes educativos como la familia, la escuela y los medios oficiales de comunicación adquieren una papel protagónico.

La experiencia de cada individuo es la fuente fundamental de vivencias a través de la cual se enriquece y se conforma la personalidad. La experiencia digital no debe, en ningún caso sustituir la vida real.  


Notas:
[1] We Are Social and Hootsuite. Digital 2021 Global Overview Report. Consultado en wearesocial.com/digital-2021
[2] Orjuela et al. (2014). Acoso escolar y ciberacoso: propuestas para la acción. Save the Children, Madrid.