Quedan pocos días para disfrutar de la exposición personal de René Rodríguez antes de su clausura. Con el título Regiones de fe, y desde la fotografía, el artista nos convida a adentrarnos en una poética del humanismo más arcano y lúcido. En palabras de Britt Salvesen: “Como instrumento científico, la cámara es como un ojo infalible, aumentando la visión fisiológica, pero como herramienta en manos de un artista, canaliza la imaginación y la visión creativa”.  Con esta prerrogativa, se perciben en las fotos de René varios niveles de lectura. Cada una de las instantáneas comparte la capacidad de conducirnos, desde la básica estimulación óptica ante la imagen, a una íntima lectura de nuestras propias sensibilidades. Para, luego de la mirada personal, transitar a una mirada global desde la sensibilidad del grupo social que somos como humanidad. Este recorrido cognoscitivo pasa por el complejo tamiz de las emociones personales.

Lo cierto es que las 15 obras que conforman la exposición irradian la fuerza que emana de la lucha de contrarios, a través de la cadencia de luces y sombras. Para René “la esperanza discurre a través de disímiles formas (…) incluso desde la oscuridad de la aparente ausencia”. Sus instantáneas cimentan, imperturbables, no solo sus íntimas regiones de fe, sino también las muchas de una Cuba sobreviviente, que en la utilización de los valores blanco y negro contiene todos colores de su identidad.

Esta exposición es un viaje al recóndito espacio de la fe y sobre todo de la esperanza. Hay que verla.