Las parrandas de la región central de Cuba serán siempre baluarte insigne de la cultura cubana
En los últimos días se han desatado una serie de criterios de usuarios en redes sociales referidos, específicamente, a las celebraciones de las parrandas de la región central de Cuba. Tales opiniones han desplegado la idea de que se han podido desarrollar gracias al reclamo de los pobladores, dado el retraso del financiamiento. Lo más lamentable del hecho está en utilizar como escudo, en sus vergonzosas y calumniosas pretensiones, su distinción de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, ganada por derecho propio.
Varios han sido los ciudadanos cubanos que desde la Isla y fuera de ella se prestan para realizar colaboraciones en medios hostiles a Cuba con financiamiento de gobiernos extranjeros, posicionando de forma reiterada contenidos en temas tan mediáticos y predilectos para los cubanos como el de las expresiones y manifestaciones de la cultura popular tradicional. En dichas colaboraciones priman intenciones especulativas para convocar al pueblo a la desunión, el desagravio, el malestar y el enfrentamiento, utilizando para ello uno de los elementos del Patrimonio Cultural Inmaterial de mayor arraigo y popularidad, declarado además Patrimonio Cultural de la Nación y de la Humanidad por la Unesco, como las parrandas de la región central de Cuba, que constituyen joyas que atesora la identidad nacional.
Esos planteamientos se basan, específicamente, en demandas, conjeturas e inferencias relacionadas con temas sensibles y definitorios, como los presupuestos necesarios para sus celebraciones y los cambios de la fecha histórica de celebración reconocida por la comunidad. Lo insólito está en no aprovechar los legítimos espacios comunitarios establecidos para tales exigencias; pues en el taller de sensibilización donde participan los cultores y representantes del pueblo, acompañados por gestores, académicos y decisores, se establece un productivo diálogo para identificar entre todos las amenazas internas y externas que expresan a viva voz los portadores parranderos, y proceder después a identificar los riesgos de la expresión. Así se construye de forma colectiva el Plan de medidas de salvaguardia como instrumento para la viabilidad y salvaguardia de cada uno de sus elementos, cuyo nivel de cumplimiento y efectividad se valora constantemente. Los inventarios que se elaboran en contextos comunitarios representan un ejercicio donde también se pueden fomentar una mayor participación y conciencia comunitaria a través de los procesos de acompañamiento y así tener muchos más aliados para la preservación de nuestros jolgorios parrandiles.
En cada una de las comunidades donde se desarrollan las parrandas de barrios estas son consideradas una prioridad dentro de sus proyecciones estratégicas por parte de nuestras instituciones gubernamentales, precisamente por constituir el hecho cultural más importante para sus pobladores, pues es el pueblo su principal hacedor, su único dueño y heredero de su tradición. Como bien plantea en sus Directrices Operativas la Convención de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco (2003), se prioriza por encima de todo la autoridad del conocimiento y no la burocracia, se les imprime un valor incalculable a los saberes y conocimientos de los cultores practicantes.
Para nosotros es un deber acompañar los valores identitarios que se generan en las comunidades cubanas, en bien de su transformación para el mejoramiento espiritual y humano; pero no para reclamar presupuesto de forma provocadora, pues no cesamos en preocuparnos y ocuparnos del proceso festivo, el cual se lleva a cabo durante todo un año para solo un día de celebración: se discute de la mejor manera los fondos existentes para sustentar cada elemento que conforma la festividad tradicional, se negocia con los portadores y directivas de los barrios la verdadera situación y sus soluciones, se tiene en cuenta el monto del que disponemos, o sea, desde el precio de una simple puntilla o bombillo hasta el pago de los que contribuyen al hecho cultural.
En 2022, se realizaron 29 talleres de sensibilización en las comunidades parrandiles, razón por la cual se pudieron lograr fructíferas celebraciones de parrandas, como las de Remedios, Caibarién, Zulueta, Guayos, ente otras. Sin duda, representan necesidades sentidas para sus pobladores, de tipo vecinal, familiar, social y hasta comunitario; por lo que a pesar de tantas vicisitudes en el orden económico, y aunque el pueblo reclama porque es su derecho y sentido de pertenencia, se le escucha. Pero lo hacemos también porque tenemos la conciencia y la sensibilidad necesaria para reconocer las prioridades y el lugar que ocupan las parrandas para esas comunidades.
Este año se encuentra todo listo para que el próximo 19 de marzo se celebren las de Camajuaní, que adquieren un carácter patronal, pues San José es el Patrón de dicha comunidad.
Las Parrandas de Guayos, pertenecientes al municipio de Cabaiguán en la provincia de Sancti Spíritus, son de las más mencionadas con manipuladora intención, lo cual nos sorprendió, pues aparece dentro del privilegiado listado de las más viables y de mejor celebración en el 2022. Recibimos cientos de notas y misivas de satisfacción, tanto de foráneos como de visitantes nacionales, una vez culminadas en noviembre pasado. Precisamente en este territorio se desarrolla cada año el Taller Nacional de Parrandas, donde participan portadores representantes de todas las comarcas parranderas y se exponen los principales criterios, puntos de vista, insatisfacciones, así como perspectivas y nuevos retos. Específicamente en el 2022 se dictaron dos conferencias magistrales, se expusieron 15 estudios investigativos, se presentó el libro Las Parrandas de Remedios, 200 años de historia y tradición, cuya autoría es de Erick González Bello y Juan Carlos Hernández Rodríguez, director y subdirector del Museo de las Parrandas de Remedios, respectivamente. Además, se publicó el texto Evento Nacional de Parrandas, baluarte de la cultura popular tradicional en Cuba, de la autoría de Rafael Lara González, especialista del Consejo Nacional de Casas de Cultura del Ministerio de Cultura.
Creemos pertinente entonces plantear que todo no ha sido color de rosa; conocemos el contexto en nuestro país durante estos últimos años. La principal demanda está basada, fundamentalmente, en el tema económico como parte de la sustentabilidad cultural de la expresión. El recrudecimiento del bloqueo por parte de los Estados Unidos y sus aliados agudizada su impacto sobre la economía cubana; asimismo, los embates de la pandemia de COVID-19 han generado una crisis económica y social mundial, a la que no estamos ajenos y de la cual aún sufrimos las consecuencias. Por otro lado, son mucho más costosos los insumos y materiales para su mejor celebración, lo cual requiere de miles y millones de pesos. De todos esos factores se deriva la causa fundamental de la imposibilidad de colocar en ocasiones las partidas correspondientes en los presupuestos de los gobiernos locales, caracterizados por la sensibilidad y respeto hacia la tradición y sus portadores.
Para ganar en claridad sobre el asunto, aprovechamos para exponer los presupuestos asignados —sobre todo de algunas parrandas efectuadas—, lo cual demuestra la prioridad del Gobierno hacia sus fiestas y tradición mayor. A la última Parranda de Remedios se le asignó una gigantesca suma de 7 000 000 de pesos por parte de la Cuenta Corriente del Gobierno Provincial en Villa Clara. Además, por la partida de la cuenta de Donación Territorial (1%) se pudo asignar 650 000 pesos en un primer momento y 800 000 pesos en una segunda ocasión, lo cual suma 1 450 000 pesos. En total, serían nada más y nada menos que 8 450 000 pesos. Mientras en diálogo directo con el Gobierno en Guayos nos confirmaron el monto de 400 000 pesos, repartido en 200 000 pesos para cada barrio, utilizado esencialmente en pagos de electricidad, vestuario, decoración, ambientación y carpintería; aunque es justo señalar las colaboraciones y donaciones de la diáspora guayense, sobre todo de algunos insumos difíciles de obtener.
“Para nosotros es un deber acompañar los valores identitarios que se generan en las comunidades cubanas, en bien de su transformación para el mejoramiento espiritual y humano”.
No creo tampoco que se maneje el criterio de una posible retirada de la expresión de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, tal como plantea también parte de la mencionada campaña mediática; pues se cumplimentan los parámetros que dicho organismo internacional solicita al respecto. En relación con ello, se han desarrollado una serie de acciones que validan el porqué de su viabilidad, salvaguardia y preservación, asentado en el concurso colectivo de procesos participativos, como la identificación, promulgación, estimulación e investigación. Asimismo, han sido constantes la preocupación y ocupación de las instancias e instituciones correspondientes, pues en varias ocasiones se ha llevado el tema a la agenda de la Comisión Nacional de Patrimonio Cultural Inmaterial del Ministerio de Cultura. Recordemos que se emite un informe cuatrienal a la Unesco y que constantemente nos encontramos valorando el comportamiento en las comunidades de los diferentes elementos declarados.
Durante el Festival del Caribe, con sede en Santiago de Cuba, se celebró la sesión científica del evento “Carnaval de la diversidad: organización, gestión y valor creativo de los carnavales y festivales en el Caribe y Europa”, organizado por el Programa Transcultura de la Unesco, en el cual las parrandas de la región central de Cuba tuvieron una digna representación por medio del director del Museo de las Parrandas de Remedios. Se aprovechó la ocasión para entregar a los participantes de todos los países presentes ejemplares del libro Las Parrandas de Remedios, 200 años de historia y tradición (con fotografías de Julio Ángel Larramendi), bajo el sello de Ediciones Polymita.
Uno de los elementos primordiales en los procesos de salvaguardia es el relacionado con la promulgación y visibilidad de las diferentes prácticas tradicionales y sus portadores. En este sentido y de forma unánime, las instituciones culturales locales donde se celebran las parrandas de la región central de Cuba no cesan de realizar publicaciones en las redes sociales; mientras los medios de comunicación, tanto territoriales, provinciales como nacionales, se hacen eco de la viabilidad e importancia de la festividad tradicional, con la participación de portadores, especialistas y gestores de las instituciones, así como representantes de la comunidad académica. Sobresalen los espacios televisivos De Tarde en Casa, con la sección “Cultura y Tradición”, y el programa Punto de Partida, ambos del Canal Educativo; asimismo, el programa Ruta 10, de Cubavisión, y la serie Parrandeando, en la cual se hace un recuento de la vida y los sucesos en las 18 parrandas que se celebran en la región central de Cuba.
Como parte de los procesos de estimulación, muchas de estas parrandas y sus portadores ostentan el Premio Nacional de Cultura Comunitaria y el Premio Nacional Memoria Viva, auspiciados por el Consejo Nacional de Casas de Cultura y el Instituto Cubano de Investigación Juan Marinello, respectivamente, ambas instituciones pertenecientes al Ministerio de Cultura de la República de Cuba; cuyos actos de entrega se realizan en las propias comunidades con la participación de todos los pobladores y cultores parrandiles. Algunos protagonistas de estas fiestas populares tradicionales cuentan con la condición “Tesoro Humano Vivo”. Un dato importante es que el Consejo Nacional de Casas de Cultura haya entregado, a 123 destacados y relevantes parranderos, la Beca de la Cultura Popular Tradicional, la cual tiene como propósito la sustentabilidad económica para vestuario, calzado e instrumentos musicales de dicha expresión. Las parrandas centenarias también cuentan con artículos en la revista La Jiribilla y en Ecured como parte de los procesos de estimulación y promulgación.
Los programas de estudio de las diferentes enseñanzas incluyen contenidos relacionados con su historia; tanto figuras importantes e historias de vida, como narraciones de los elementos que la componen. También se incluyen entre los contenidos de los talleres de apreciación y creación que desarrollan los instructores de arte en las escuelas y casas de cultura. Varios son los museos de los territorios que realizan montajes dedicados a estas festividades tradicionales; mientras el Museo de las Parrandas de Remedios se destaca por una programación expositiva, docente y cultural de forma estable, sistemática y balanceada, dirigida al público cubano y extranjero que nos visita. También en las casas de cultura se realizan exposiciones y concursos de literatura y artes plásticas, donde principalmente los niños expresan su sentido e interpretación sobre el imaginario relacionado con la fiesta de su localidad. En varias comunidades encontramos los círculos de interés relacionados con las parrandas de la región central. Además, se realizó con éxito y participación masiva la parranda infantil remediana.
No es menos cierto que aún existen insatisfacciones respecto a la fructífera celebración de las parrandas de la región central de Cuba, en algunas comunidades más que en otras. Todavía se necesita dialogar e intercambiar mucho más con los portadores; acentuar con mayor énfasis el reconocimiento y acompañamiento, así como desarrollar iniciativas, por lo que se ha pensando en algunas acciones como la realización de un taller de intercambio sobre experiencias, con la participación protagónica de portadores, acompañados por gestores, investigadores y decisores, con el objetivo de socializar las buenas prácticas en este sentido, en la búsqueda de soluciones ante las demandas emitidas por la población. Nunca crean que no contamos con la sensibilidad y respeto que merecen las parrandas y sus portadores; conocemos bien del lugar que ocupan en la cultura cubana.
¡Enhorabuena para las Parrandas de la región central de Cuba, Patrimonio Cultural de la Nación y de la Humanidad por la Unesco!
Es el amor, es el verso
Es la ssngre agigantada
Que entre congas y alboradas
Recibe a la poesia
De un pueblo que en armonia
Hace realidad sus sueños
De tener con gran empeño
Las parrandas que no acaban