Las mujeres en la música
18/3/2020
Como hemos podido comprobar en varias ocasiones, las mujeres en la música no han sido, a lo largo de la Historia, las más favorecidas; pero a medida que va pasando el tiempo, se han integrado al gran movimiento de la canción.
De las más connotadas hay que seleccionar a la llamada Única de Cuba Rita Montaner; a Celia Cruz, la Guarachera y Reina de la salsa; a Olga Guillot, la Reina del bolero; a la Lupe, Reina del sentimiento latino; a Freddy, la Gorda del bar Celeste; a Juana Bacallao, la Diosa negra del espectáculo cubano; a Marta Strada, la Baladista de Cuba; a María Cervantes; a Blanca Rosa Gil, la Voz de cristal; a Candita Batista la vedette negra de Cuba; a Olga Rivero y a Elizabeth del Río.
En este cuadro musical que acabo de componer hay una intensa historia de mujeres que dejaron una estela de fama y popularidad. Todas ellas, cantantes que fueron verdaderos emblemas de la música cubana.
Otras voces que recordamos son las de Caridad Cuervo, la soprano Gladys Puig, Lucy Provedo, Zoraida Marrero, Linda Mirabal, Ana Menéndez y Náyade Proenza. Si de instrumentistas se trata, cabe mencionar a las guitarristas Rosa Matos y Mirtha de la Torre; a las pianistas Bellita, Freida Anido y María Álvarez Ríos; y a las repertoristas Enriqueta Almanza, Margarita Lecuona y Concha Valdés Miranda.
Para continuar el catálogo es vital conocer a las baladistas de los años sesenta: Annia Linares, Mirtha Medina, Maggie Carlés, María Elena Pena, Gina León, Marta Justiniani, Lourdes Torres, Moraima Secada, Doris de la Torre, Alina Torres —cuartetera y excelente compositora—, Beatriz Márquez, Olga Chorens —y su hija Lisette Álvarez—, Mayra Caridad Valdés, Teresa García Caturla, Miriam Ramos, Miriam Bayard y Farah María —del cuarteto de Meme Solís—. Nacidas en esos años y que triunfaron más adelante en la línea temporal encontramos a la improvisadora campesina Tomasita Quiala, a Malena Burke, a Albita —la seguidora de la música campesina— y a Bárbara Llanes.
De las décadas iniciadas en 1970 y en 1980: Emilia Morales, Elizabeth de Gracia, Hilda Gorría, Nereida Naranjo, Mayelin Naranjo, Raquel Zozaya y Raquel Hernández. Del decenio siguiente (1990) y más acá: Ivette Cepeda, Niurka Reyes, Ivette Letusé, Anaís Abreu, la rapera Telmary y la rockera Tanya.
De la presencia femenina en la salsa de los noventa podemos mencionar a Haila Mompié, a Vania Borges, a Jenny Valdés, a Osdalgia Lesmes, a Tania Pantoja, a Aymée Nuviola y a Lucrecia Pérez Sáez.
En el transcurso de esos diez años, con la llegada del boom de la salsa cubana, se fundaron varias agrupaciones integradas por mujeres. Así, la musicóloga Alicia Valdés organizó en 1998 un Festival de Agrupaciones Femeninas. Entre las orquestas formadas cabe destacar la reagrupación de las Anacaonas, que aún hoy se mantiene bajo la batuta de Georgia Guerra. Mientras, varias de las recién fundadas fueron: Las chicas del sol, las Perlas del son, las Canelas, Son Damas, Fuego de seda —un conjunto de muchachas preparadas para presentarse en Europa, atendidas por Luis Domínguez— y Obiní Batá — que, fundada en 1991, fue el primer grupo femenino de percusión—.
Foto: Tomada del perfil de Facebook de la Camerata Romeu
Para finalizar este muestrario de lo que más ha valido y brillado entre las mujeres de nuestra música, se hace imprescindible la mención especial de las directoras de orquesta y pedagogas María Elena Mendiola y Zenaida Romeu (Zenaida Castro Romeu) —la última, creadora de la Camerata Romeu en la década de 1990—.