Bajo el lema “La tecnología como arma de liberación”, el escritor y diputado venezolano Gustavo Villapol desentrañó los hilos invisibles del control digital durante la presentación de su obra La dictadura global del algoritmo. Una batalla por la humanidad, en la 33 Feria Internacional del Libro de La Habana. El evento, que congregó a académicos y activistas, sirvió como tribuna para denunciar la mercantilización de la vida humana a través de plataformas tecnológicas y exigir una respuesta colectiva ante lo que el autor define como “el colonialismo del siglo XXI”.
Moderado por el intelectual cubano José Ernesto Novaez, el diálogo inició con una advertencia: “Las redes sociales son el teatro de operaciones donde se libra la batalla por nuestras identidades”, afirmó Novaez, subrayando cómo empresas como Meta y Google han convertido a los usuarios en “mercancías emocionales”. El experto cubano recalcó que países como Venezuela y Cuba enfrentan una “invasión silenciosa” mediante campañas de desestabilización orquestadas en espacios virtuales.

Villapol, autor de obras como Los Amos del Significado, profundizó en cómo los algoritmos distorsionan la realidad: “No existe neutralidad en estas herramientas. Cada clic, cada ‘me gusta’, es un eslabón en una cadena de dependencia psicológica”. Con una trayectoria que abarca desde la dirección del semanario Cuatro F hasta la cátedra universitaria, el comunicador alertó sobre la creación de “emociones públicas” diseñadas para reemplazar el debate crítico. “Nos venden libertad, pero nos entregan servidumbre voluntaria”, sentenció.
Según las reflexiones del prólogo escrito por el filósofo Miguel Pérez Pirela, titulado “La libre dictadura de lo digital”: “El algoritmo no es solo matemática; es la celda donde el Norte Global encarcela el espíritu del Sur”. Esta metáfora de la “caverna platónica digital” ilustra cómo las corporaciones estadounidenses imponen una cosmovisión hegemónica. “Hablamos de un desafío antropológico, no técnico”, insistió Villapol, retomando las palabras del prologuista.
Los ponentes coincidieron en que la vulnerabilidad de América Latina radica en su falta de autonomía tecnológica. “Desarrollar herramientas propias no es opcional; es una cuestión de supervivencia política”, argumentó Novaez, mientras Villapol propuso formar profesionales en inteligencia artificial comprometidos con “descolonizar el ciberespacio”. El venezolano fue enfático: “Debemos dejar de ser espectadores y convertirnos en arquitectos de nuestro destino digital”.
“Debemos dejar de ser espectadores y convertirnos en arquitectos de nuestro destino digital”.
Más que un análisis, el texto de Villapol se erige como una guía para la acción. Explora cómo Silicon Valley extrae plusvalía de los datos personales y condiciona comportamientos, desde las preferencias electorales hasta los lazos afectivos. “¿Quién decide qué información circula por el embudo digital? La respuesta está en California”, cuestionó el autor, citando a más de 30 pensadores críticos para sustentar su tesis.
La clausura de la presentación no eludió los desafíos históricos. “Cuba y Venezuela saben lo que es resistir. Hoy, la trinchera está en el código fuente”, concluyó Novaez. Villapol, por su parte, urgió a transformar la tecnología en aliada: “La liberación no será digital o no será”.
En un mundo donde, según Pirela, “todo lo humano pasa por el filtro de un puñado de empresas”, el mensaje de Villapol deviene llamado a recuperar la brújula ética en la era de los algoritmos. La soberanía tecnológica, más que un concepto, es ahora una bandera de lucha.