La pandemia ha revolucionado la manera de hacer música

Ana María Domínguez Cruz
13/10/2020

El pretexto para conversar con el percusionista, compositor, arreglista, productor y profesor cubano Fidel Morales fue la celebración del Festival de Jazz en Bolivia, del 6 al 11 de octubre, donde representó a Cuba vía streaming, modalidad socorrida en estos tiempos de pandemia para el desarrollo de eventos de alcance internacional como este.

 Percusionista, compositor, arreglista, productor y profesor cubano Fidel Morales.
Foto: Cortesía del entrevistado

Por primera vez nuestro país tuvo una representación en este festival, al igual que Panamá e Israel. La propuesta de Fidel Morales, quien alterna su residencia entre La Habana y San Juan, en Puerto Rico, se enlaza con su concierto durante el Festival Internacional Jazz Plaza 2020, celebrado en enero pasado. Envió un video en el que se disfrutan cinco temas del repertorio compartido con el público cubano, fundamentalmente jazz afrocubano.

“Fue una experiencia linda la del concierto en La Habana con Ángel David Matos, Gabriel Rodríguez, Norberto Tico Ortiz, Yasek Manzano, Degnis Bofill, entre otros. Fue un trabajo muy bien logrado, a pesar de que solo ensayamos dos días, y quise presentarlo. Las posibilidades que ofrecen las redes sociales y todo el mundo digital se han explorado mucho en estos meses y voy aprendiendo a ser parte de ese mundo”.

Diriges el Departamento de Jazz y Música Caribeña en el Conservatorio de Música de Puerto Rico. ¿Cómo has hecho para desarrollar la docencia y este liderazgo en plena propagación de la COVID-19?

Hace un año que lo dirijo, realmente, luego de 14 años integrándolo. Es un trabajo muy fuerte, sobre todo porque no siempre hemos tenido bibliografía a la mano. Las clases virtuales han demandado un aprendizaje constante de todos, y los exámenes.

Impartir una clase de batería es lo más fácil, créeme. Pero las reuniones, las conferencias, los debates, todo a través de las redes digitales… hay que aprender mucho de la tecnología. Estoy estudiando más cuestiones de ese tipo que de música propiamente dicha.

Un cuarteto o un quinteto, cómo mezclarlo y editarlo; las reuniones en Zoom… Yo que no sé ni freír un huevo, he aprendido mucho en este tiempo sobre estas temáticas. Mi esposa me ayuda mucho porque tiene el don natural del dominio de la tecnología. Pero para mí ha sido difícil. Es más difícil que tocar en un concierto para cinco mil personas, porque algo que haga mal afecta la comunicación de varias personas online.

La manera de aprender música en Cuba es diferente a lo que te has encontrado en la docencia en Puerto Rico. Los planes de estudio, el acceso a la bibliografía, los métodos de enseñanza…

La formación en Cuba tiene una base clásica, mayormente. Los percusionistas estudian tímpano, xilófono, vibráfono… Y esa formación es básica. Mis colegas en el Departamento han estudiado en universidades dedicadas al jazz, y a mí me ha tocado aprender el código que desconocía, los cifrados, la terminología en otro idioma, a partir del aprendizaje del jazz, y además, me tocó crear mi propia escuela, porque tenemos una Universidad con libertad de cátedra.

Desde que llegué me encargaron hacer lo mío, o sea, el diario vivir. Recuerda que viví un tiempo en Panamá, y allí compré muchos libros porque no tuve a mi disposición mucha bibliografía mientras estudiaba en Cuba y siempre pensé dedicarme a la docencia en algún momento. Eso es bueno, en parte, porque tienes que hacerlo todo a partir de lo poco que tienes.

Al llegar a Puerto Rico creé el bachillerato, los cuatro años, más lo que sigue. En mi cátedra lo hice. Para dirigir el departamento tuve que aprenderme mejor el sistema de educación; han sido retos que paulatinamente he tenido que superar.

No todos leen ni escriben para batería…

Sí, es verdad, pero a este nivel es elemental la lectura. Tienes que tener una base, sobre todo si te dedicarás al jazz, a especializarte. Y conocer bien la terminología, porque a veces los músicos cubanos hacemos cosas sin saber su nombre desde el punto de vista académico. Me ha sucedido que cuando comparto con músicos que han tenido otra formación, me entero de términos que desconocía aunque los hacía.

Nuestras bases son universales y fuertes. Los que tienen la suerte de estudiar con maestros de los buenos, como me sucedió con Roberto Concepción, enriquecen su aprendizaje cada día y al paso del tiempo, pueden dedicarse a lo que deseen porque la base está ahí.

En medio de este contexto signado por una enfermedad angustiante, Fidel Morales ha colaborado también con otros músicos, ha escrito mucha música, pero sobre todo se ha dedicado a “sacarle lasca” a las plataformas digitales.

Creo que este es un excelente momento, además, para aprender más las dinámicas de la producción, del estudio. Hice algunas producciones en Nueva York y la cosa era de escuchar un poco, sugerir cambios y ya. Ahora no, porque en la misma computadora te encuentras programas que te salvan casi todo, y hay que aprenderlo para mejorar, grabar a distancia…; por eso es un período propicio para aprender esos lenguajes, porque estas nuevas maneras de hacer permanecerán después de esta pandemia. La pandemia ha revolucionado hasta la manera de hacer la música.