Este libro no es un poemario ilustrado, sino una iluminación poética, por su letra, espíritu y significación.Lo que nos rebasa (La Habana, 2022) consta en su primera edición de varios ejemplares foliados y encuadernados en tela, cosidos con hilo de lino de tres cabos, y cortados y pegados manualmente. Qué mejor regalo por los 20 años de la revista cultural La Jiribilla.
“Este libro no es un poemario ilustrado, sino una iluminación poética, por su letra, espíritu y significación”.
Gracias, en primer lugar, a la idea original de su directora, Rosa Elena Encinas Hurtado, y de Eloy Enrique Valdés —quien estuvo a cargo de la selección de textos junto a Bárbara Carla Frómeta—, así como al esmerado trabajo de Laura Zaragoza (edición), Rubén Curbelo (maquetación), Orlando Domínguez (impresión) y los elocuentes dibujos de José Luis Fariñas, Brady Izquierdo, Michel Moro, Ramiro Zardoya y Sigfredo Ariel.
El acto de presentación en la Casa Víctor Hugo de la Oficina del Historiador de la Ciudad, la tarde del 26 de abril 2022, resultó uno de los mejores momentos de la XXX Feria Internacional del Libro de La Habana, particularmente en el marco del Programa de la Dirección de Publicaciones Seriadas del Instituto Cubano del Libro. El evento contó con un nutrido público, motivado por esta sorpresa de Cuadernos del Bongó Barcino (dedicado a la confección de ediciones artísticas manufacturadas), realizada con apoyo del Ministerio de Cultura de Cuba y la propia revista.
En esas coordenadas ocurrió el milagro: más que el ángel de la jiribilla, apareció entre los asistentes La Jiribilla del ángel que es todo poeta. Las voces de Soleida Ríos y Alberto Marrero nos dejaron sentir una muestra de las 88 páginas de este ejemplar impreso, que tiene un solo error, el de no tener ninguno, aunque fuera mínimo, que nos permitiera aferrarnosa algo real e imperfecto mientras leemos.
Los 19 autores reunidos en Lo que nos rebasa son: Lezama Lima, Juana Borrero, Miguel Barnet, Dora Alonso, Alberto Marrero, Mirta Aguirre, Eduard Encina, Lina de Feria, Luis Rogelio Nogueras, Marilyn Bobes, Sigfredo Ariel, Damaris Calderón, Antonio Herrada, Soleida Ríos, Julio Mitjans, Irina Ojeda Becerra, Luis Suardíaz, Laidi Fernández de Juan y José Luis Serrano.
Como avance, unas breves líneas tomadas de algunos de sus textos, pues, sin duda, ellos tendrán por siempre la última palabra.
Ligereza, llamas, ángel de la jiribilla. Mostramos la mayor cantidad de luz que puede, hoy por hoy, mostrar un pueblo en la tierra. Luz que lleva en sí misma su vitral y su harnero. Luz que encuentra siempre su ojo de buey, para descomponerse en la potencia silenciosa de la resaca lunar.
José Lezama Lima
Cuando se cierran mis cansados ojos
en el sopor dulcísimo del sueño
oigo una voz que con amor me nombra…
¡voz de un amigo al que dejé muy lejos!
Juana Borrero
He tratado de imbuirle una meta a mi hijo.
Pero mi hijo se niega a tener metas porque cree que ellas solo sirven para engañar a los desesperados que como él caminan por los aleros de las casas vacías.
Alberto Marrero
Confórmate con su salvaje lejanía
con su ajena belleza
(si vuelve la cabeza escóndete en la hierba).
No rompas el hechizo de esta tarde de verano.
Trágate tu amor imposible.
Ámalo libre.
Ama el modo en que ignora que tú existes.
Ama al cisne salvaje.
Luis Rogelio Nogueras
Andan muslos de Roma, torsos
con la gloria de Espartaco en ropa
deportiva de color aluminio
almas elementales embutidas en perfiles
del Renacimiento pasean alrededor y yo
en medio te escribo, letra a letra
en la torpe pantalla con el índice solo:
no estés mal, no estés en vilo
Eloy, adelante adelante
la heroica guerrilla.
Sigfredo Ariel
No existirán los pasos que no llegaron a la puerta
no existirá la mano que no toque o empuje
y abra la hoja clarísima
no existirá la voz
como un pez será mudo
como un pez vivirá bajo las aguas
aquel arroz que iba a su boca ya cesó
hilo de cobre será por donde pase el trueno y
tienda una música ronca un sol cortado en dos.
Soleida Ríos
Muchas veces he vuelto a verte sentada en la oscuridad, como solías hacer cuando yo pasaba como un bólido frente a tu dormitorio, sin tiempo para preguntarte en qué pensabas en esos momentos en que eras todavía joven y supuestamente feliz.
Laidi Fernández de Juan