La intelectualidad latinoamericana y los sueños del pueblo

Alex Pausides
19/7/2018

Cuando escucho las intervenciones de los colegas latinoamericanos me maravilla estar aquí, por la enorme riqueza de ideas; por el caudal de conocimientos sobre América Latina de que es depositaria la intelectualidad de nuestra América.

Los pueblos están protagonizando una batalla por permanecer. Basta solo ver las manifestaciones en Argentina. América Latina forjó un sacrificio de generaciones en que millones de seres humanos tomaron conciencia de sí.


Durante las jornadas del XXIV Encuentro del Foro de Sao Paulo, se llamó a la unidad del
movimiento revolucionario latinoamericano. Foto: Juventud Rebelde

 

Los pueblos originarios tardaron 500 años para ser visibles como cultura. Esa visibilidad, muchas veces precaria pero actuante y viable, es una gran conquista. Los pobres, las mujeres y los negros protagonizaron en las últimas décadas una revolución. Los pueblos están allí y los intelectuales debemos estar junto a ellos. La revolución cultural que significan Fidel, Evo, Chávez y Correa no será derrotada si los escritores y artistas acompañan esos sueños.

En Cuba triunfó esa gran revolución cultural. Su enorme carga de espiritualidad sigue evidenciándose en la necesidad de arte. El despertar de la participación ciudadana ha sido, y es, una pequeña piedra en la descomunal avalancha de la alienación, la incomunicación, la cosificación a   escala planetaria que se nos ha echado encima.

A los escritores y artistas nos toca proteger nuestros mensajes, seducir, enamorar, conquistar; no solo esbozar los modelos de felicidad para el ser humano, sino ayudar a conquistar esas visiones para construir la ilusión precursora. Capitalizar las ansias, las necesidades, las exigencias de participación; usar el capital simbólico que hemos acumulado y fomentarlo con lo atractivo y viable del camino elegido, de manera que la gente se sienta protagonista de un destino posible.

En Cuba hemos hecho un cambio trascendental, la Revolución nos enseñó a pensar, a actuar, a triunfar. La tarea es involucrar a todos, en especial a las nuevas generaciones, en la construcción permanente del sueño que entraña la Revolución. Darle las herramientas del juicio para defender ese sueño conquistado, todos los días nuevamente amenazado.

Cuando en mayo pasado unos 180 escritores cubanos y extranjeros sostuvimos durante 3 días más de 80 encuentros con estudiantes cubanos, lo hicimos pensando en que los escritores podíamos contribuir al alzamiento del sueño cubano que hace de la lectura y del acceso universal a la cultura, piedra fundamental de la formación y el crecimiento espiritual de los ciudadanos.

En el mundo existen más de 250 proyectos poéticos que apuntan hacia la participación ciudadana de los poetas en el fomento de la poesía y la lectura.

En nuestra América, más de 80 proyectos centran su esfuerzo en la promoción de esos objetivos. “La poesía es un arma cargada de futuro”, nos dijo Gabriel García Márquez.

Fortalezcamos la red de poetas y de festivales de poesía de nuestra América, continente donde la comunidad de culturas, lenguas y realidades hacen viable la integración de los intelectuales al lado de sus pueblos. Ese esfuerzo integrador de los festivales de poesía de Medellín, Caracas y La Habana es un hecho significativo.

En Cuba podemos intensificar un esfuerzo articulatorio para que estos proyectos acompañen a los movimientos políticos y sociales en la tentativa de que los escritores y poetas se encuentren, salgan a buscar a sus semejantes en ese ejercicio de seducción y comprometimiento con el diseño de un mejor destino para nuestra gente.