La historieta francófona, los artistas cubanos y el arte del comic internacional
El arte de la historieta se halló al centro del interés de artistas, especialistas y público aficionado en La Habana durante la aún reciente Jornada de la historieta francófona en los espacios de la Vitrina de Valonia, la Alianza Francesa y la Casa Víctor Hugo.
El evento fue posible gracias al apoyo de las embajadas de Francia, Bélgica, Suiza, el Buró de Quebec en La Habana (BQLH), el Ministerio de Cultura de Cuba, y la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, así como las instituciones arriba mencionadas.
El programa permitió una actualización en técnicas, procedimientos, expresiones, temáticas, informaciones y asimismo facilitó el imprescindible intercambio y diálogo con expertos y participantes internacionales, de inestimable valor para los creadores cubanos no solo de La Habana, sino también de Matanzas, Camagüey, Ciego de Ávila y Santiago de Cuba, tal y como nos corroboró Lysbeth Daumont, la directora de La Vitrina de Valonia de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, institución fundada en el 2006, con el auspicio de la Región de Valonia en Bélgica para apoyar al arte de la historieta y a sus cultivadores cubanos.
También participaron en los paneles los cubanos Alexander Izquierdo, Ana Roxana Díaz Olano y Jaziel Scull, en un programa internacional que abarcó asuntos de género como la “Presencia de los personajes femeninos en la historieta”, otros específicos del momento como “El impacto del confinamiento en la creación” y sobre la actualidad de la manifestación artística en países de habla francófona, y culminó con un “Concierto dibujado”.
Los intercambios fueron cálidos y, como suele suceder entre las jóvenes promociones, estuvieron marcadas del mismo modo por un fraternal desinterés. Por ejemplo, pude escuchar a la joven francesa Maurane Mazars, graduada de la Escuela Superior de Arte y Diseño de la Universidad de las Artes del Rin en Ginebra, quien obtuvo el Premio Raymond Leblanc 2018 y, más recientemente, en 2021, el Premio Revelación en el Festival de Angoulême por Tanz!
Durante su espontánea intervención en el Taller de creación del miércoles 12 de enero en la Vitrina de Valonia —cuya traducción corrió a cargo de Lysbeth Daumont— Maurene hizo algo que, lógicamente no suele hacer con todos, mostró a los historietistas e ilustradores cubanos todas sus carpetas digitales con bocetos, fotos, diseños, dibujos, mientras exponía a detalle diversos aspectos del proceso editorial que debían ser tenidos en cuenta para la presentación de un libro: La rigurosa investigación previa que debe preceder al tema a presentar, el story board inicial que se entrega a los editores, junto a un guión amplio, ya sea de la artista, de un autor o con participación de ambos, a la par que los esbozos, conjunto preliminar que será evaluado por los editores para decidir la publicación futura.
Por cierto, estos y otros elementos de los procesos editoriales con la historieta deberían ser, además, impulsar la asistencia a este tipo de talleres, de nuestros editores, redactores de prensa a cargo de secciones de humorismo gráfico, y de los medios de comunicación en general, más allá de los propios profesionales de la historieta que, desde luego, son los actores principales y que allí estuvieron.
Esa misma tarde en el inicio de la Jornada de la historieta francófonaen La Habana, se presentó el número 5 de Kronikas. L’ inventaire imaginaire, en cuya nota editorialel expertoEtienne Schréder resalta que, una vez más, vinculados a la temática patrimonial, esta edición evoca el movimiento Art Nouveau desde la mirada de artistas de Bruselas, Moscú y La Habana. Esta última es la única ciudad no europea que es parte de la Red Art Nouveau, junto a otras ciudades europeas, entre las que se encuentra la propia Bruselas donde se celebrará en el próximo 2023 “El Año Art Nouveau”. Editada por Maison Autrique (Región de Bruselas-Capital) este volumen que es, en realidad, por sus características un libro de arte, contiene una galería internacional con obras de historietistas, entre las que se revela la diversidad estilística y estético-artística de los artistas visuales cubanos de diversas provincias, no solo de la capital.
El repertorio incluido en el volumen 5 de Kronikas es verdaderamente diverso en estilos, visiones sobre el tema de la cultura Art Nouveau, a la vez que posibilita, a aquellos que se interesen por la historieta contemporánea, actualizarse sobre esa heterogeneidad morfológica y también conceptual distintiva hoy de esa manifestación artística que con la nueva tecnología digital ha registrado cambios como nunca antes en su historia. A la vez que en estos otros mercados foráneos no se ignora el quehacer más experimental para el que también existen específicas vías editoriales que se interesan en propuestas de más complejidad artístico-estética teniendo en cuenta también lectores inclinados a lo novedoso, cuya percepción va más allá de los cánones convencionales del gusto.
“El repertorio incluido en el volumen 5 de Kronikas es verdaderamente diverso en estilos, visiones sobre el tema de la cultura Art Nouveau”.
El paso de Sarah Bernhardt por La Habana y por el Teatro Tacón en 1887, con los sorprendentes relatos de sus extravagancias y romances, inspiraron a más de un creador, como sucedió con Rocío de los Ángeles Cruz y el dueto de Ana Roxana Díaz Olano y Ángel Acosta Torrens, quienes recuerdan el vínculo de la Bernhardt con el movimiento Art Nouveau, donde fue representada en afiches por el artista checo Alfons Mucha. Del mismo modo creo que sigue siendo interesante la obra del cubano Giancarlos Pruna Milanés, que toma como referentes edificaciones Art Nouveau de Cárdenas, en Matanzas. Este artista continúa trabajando con un raro y existencial personaje que siempre aparece en equilibrio con el paisaje bajo sus pies, mientras camina sobre elevados cables, y en su historieta en Kronikas ve como las esculturas que decoran la arquitectura se convierten en personajes vivos. No menos imaginativo y exquisito en su trazo y dibujos es Ariel Alejandro Bravo Morales con su relato ficticio sobre una visita del pintor checo mencionado del Art Nouveau a modo de álbum ilustrado. Eyder Maxhenry Garbey Bestard, de Santiago de Cuba, articula su historieta con desenfado, imaginación y un versátil dibujo, tras el que, sin embargo, hay que intentar descubrir el hilo de la historia. Narrativa que, en otra dirección, es asumida con más diafanidad, aunque de forma más proverbial por Mei-Lai Fong y Reinaldo Calderón quienes buscan en la pasión por el vitral enlazada con el Art Nouveau su motivo central.
En fin, un recorrido por cada uno de los artistas cubanos, de Bruselas y Moscú sería demasiado extenso para este espacio. Pero sin duda, lo principal es resaltar el incentivo que la publicación representa para todos, en especial para los cubanos.
En otros artículos he comentado sobre la manifestación artística que, si bien existe una multiplicación de bienales, concursos, ferias y publicaciones a nivel global, y en estos se han insertado algunos de nuestros mejores artistas con un récord notable de premios y menciones, también sería, en la misma medida, importante que los cubanos hallaran más posibilidades de publicación dentro —que no necesariamente resalten por su cantidad, sino por su calidad—, en una actualidad de tecnología digital que ya no requiere de gastos de impresión o distribución. Y que proporciona a cambio, la posibilidad de divulgar mucho más las obras y potencialidad de nuestro gremio de historietistas que, de paso, como el resto de los autores en arte y literatura, precisan de sus justas retribuciones en un momento de reordenamiento monetario en el país, algo que, de fomentarse las vías requeridas, pudiera proporcionar la recuperación de las inversiones editoriales con inteligentes estrategias de mercadeo.
“También sería (…) importante que los cubanos hallaran más posibilidades de publicación dentro”.
Durante un intercambio informal aquella tarde de taller y presentación editorial, con algunos historietistas, entre ellos, Brady Izquierdo quien, de paso comento, no cesa de recibir premios, menciones y reconocimientos internacionales por su obra, saltaron a la conversación aquellas razones lógicas, y agregaría: históricas, sobre el necesario aprovechamiento de la historieta, más allá del disfrute mismo. Su propio nacimiento se relaciona con ese sentido único de una rápida comprensión de un mensaje gracias a las imágenes, mas sus beneficios no resultan aprovechados suficientemente para la divulgación por los medios de comunicación, las instituciones culturales o los grupos de promoción, pese a la existencia de jóvenes talentos y de otros profesionales de experiencia que se hallan activos.
En otra dirección, el desarrollo del arte de la historieta, más allá del centrismo capitalino, es por supuesto una inquietud de aquellos especialistas que nos preocupamos sobre el devenir de la manifestación y de las promociones recientes. Sobre ello indagué con la directora de la Vitrina de Valonia.
“Hemos descubierto —explica Lysbeth— grupos en provincias que, por su parte, de igual modo se interesaron por la labor de nuestra institución y comenzaron a venir a nuestras actividades. Desde el 2013 en que estuvimos en un evento de manga cubano en Santa Clara, adonde llevamos artistas y dimos conferencias, también comenzamos a participar en el Festival de Camagüey, en sus Jornadas de Arte Comic, adonde hemos llevado exposiciones como “25 Años de la historieta de Québec”, la personal del artista belga Etienne Schréder, y los cubanos que participan en ese concurso, y colaboramos con asesoría y apoyo. Asimismo, estuvimos en Sancti Spíritus, con Ediciones Luminaria, allá impartimos un taller y otro estuvo a cargo de Schréder. A continuación, trabajamos con artistas matanceros y hemos sostenido intercambios con estos creadores que sumamos a ediciones de la revista Kronikas, además de aquellos de Villa Clara, Camagüey, Trinidad y Santiago de Cuba, aunque aún no hemos llegado a Pinar del Río, aunque nos lo hemos propuesto como objetivo, ya que ahora, en otra etapa de la pandemia, se puede viajar allá. En 2018 llegamos a Santiago con la muestra colectiva “Soñar La Habana”, en el Centro Provincial de Artes Plásticas, título del libro, y en la Feria de ese año para presentar el trabajo de Kronikas realizamos un taller con los historietistas. En realidad, sí hemos logrado extendernos más allá de la capital, pese a los escasos recursos y personal con los que contamos, y esas relaciones con las provincias se han sostenido durante estos años, junto a los especialistas que gestionan esos eventos. Y así quisiéramos seguir, en un camino que lleve a la historieta a conquistar el futuro.”
En general, como sabemos, la comunidad de historietistas y los ilustradores gráficos cubanos conforman ahora mismo un gremio que requiere un ineludible estímulo en nuestro contexto actual, por lo que puedo imaginar cuán significativo ha sido este evento de la Jornada de la historieta francófona en La Habana, ya que posibilitó la asistencia a paneles, talleres de creación, charlas y exposiciones, las que aún se hallan abiertas. Esto es algo que se agradece, por el esfuerzo que ha implicado, en medio de la situación sanitaria que, aunque más leve gracias a nuestros científicos y vacunas cubanos, aún perdura con la pandemia de la Covid-19.