La historia de nueve innings
10/3/2020
¿Quién no ha escuchado en el lenguaje popular: "te cogieron en 3 y 2" o "dobló por 3ra"? El béisbol es prácticamente la otra extremidad del cubano. Recuerdo la frase: "lo que a usted le gusta… ¡la pelota!".
Aunque muchos sí saben de técnicas y especificidades de este juego —porque a todo el mundo le gusta hacer de árbitro en un partido— quizás muy pocos conozcan la relación de José Martí con él.
Para profundizar en el béisbol como elemento identitario de la nación y, por supuesto, para hablar de lo que unía a Martí con el deporte, la Sociedad Cultural José Martí direccionó su espacio habitual Cultura y nación: el ministerio de Cuba hacia el tema.
Fotos: Kenia Méndez Mederos
La conferencia apostó por presentar a un Martí diferente y poco abordado, que —aunque no fue un deportista— dejó excelentes conceptos y valores en relación al deporte en textos que aparecieron sobre 1875-1876, y llegaron hasta el año 1889.
El encuentro fue propicio para volver a presentar el libro Sobre deporte, José Martí; compilación que recrea un espectáculo con valoraciones éticas de singular vigencia.
A las obras de Martí vinculadas al deporte las atraviesan todos los principios humanistas de su producción literaria. Las ideas que defiende en ellas se basan en el juego limpio y en la defensa de lo noble dentro del partido; también hace críticas al deporte rentado y vinculado con el ocio. Además, la principal propuesta del apóstol es el deporte con relación al desarrollo, según explicó José Antonio Bedia, investigador del Centro de Estudios Martianos y compilador del libro.
Asimismo, no solo se insistió en la labor martiana en cuanto a la práctica del pasatiempo, sino que se hizo un recorrido por la historia del béisbol en Cuba. "Para los cubanos del último cuarto del siglo XIX este juego era no solo signo de modernidad, sino que se convirtió en un símbolo antiespañol en un momento crítico de la formación de la identidad cubana", explicó Norberto Codina, uno de los conferencistas y director de La Gaceta de Cuba.
Con el tiempo el juego de los batazos se popularizó y, aunque en nuestro país al inicio solo lo practicaban las personas más acomodadas, se diversificó y llegó a las clases populares.
Según se manejó en el debate, el béisbol forma parte de nuestras costumbres, raíces y preceptos como cubanos. El béisbol debería ser patrimonio cultural de la nación.
El tema de tal disciplina se ha tratado en diferentes espacios, recientemente en el teatro con la obra Oficio de Isla de Osvaldo Doimeadiós, que fue merecedora del premio Villanueva. También aparece en las referencias de nuestros escritores: Lezama fue un fanático del béisbol y Retamar le dedicó un poema antológico a este deporte.
Y en lo que los innings van y vienen, el béisbol en Cuba se siente y se vive. Al final el que no tiene de un equipo, tiene de otro, lo importante es batear en el terreno.
Quienes hemos fungido como capitanes de equipo, y luego hemos perdido el preciado puesto dentro de una novena, conocemos perfectamente el refugio tan inmenso que se esconde tras una pantalla de TV que transmite un juego de pelota, al que se solía acudir bien acompañado, ahora, es Martí quien refugia, entre juegos ganados y perdidos