La Habana se pone bonita

Rafael Lam
26/8/2019

La pasada semana, justo el martes 20 de agosto, se reinauguró el Barrio Chino, un espacio emblemático de la ciudad, representado por el Centro Promotor del propio Barrio Chino.

La reinauguración del Barrio Chino cuenta con tres etapas, y esta del Cuchillo (Rayo y San Nicolás) es la primera en rehabilitarse. La restauración se observa muy cuidadosa, bien pensada por organismos muy calificados.

Entrada del Barrio Chino de La Habana, al fondo el famoso restaurante El Pacífico. Foto: Cortesía del autor
 

Sin embargo, no se previó salvar el más famoso restaurante de América: El Pacífico, donde era costumbre la visita del Comandante Fidel Castro, su hermano Raúl, Camilo Cienfuegos y connotados músicos y artistas y visitantes de Cuba.

El bulevar de San Rafael también tuvo la inauguración de uno de sus más lujosos restaurantes, y ya está a punto de su inauguración general. Los 500 metros del bulevar se han rehabilitado para convertirse —como es lógico— en el mejor del país. Todo se ha hecho bien pensado, con los recursos idóneos para una calle tan importante en la historia de la moderna ciudad.

El sábado fui a celebrar con mis hijos asistiendo a una de esas instalaciones del bulevar; casi todos los espacios de servicio estaban llenos, lo cual demuestra que el público ha respondido masivamente a este proyecto tan útil de La Habana.

Sin embargo, lo más curioso es la cantidad de galerías que existen en el bulevar, cómo es posible que no se haya pensado en diversos espacios para los jóvenes, tan necesitados de reunirse entre pariguales. Entre estudiantes, entre estudiantes de secundaria básica, preuniversitario y universitarios.

¿A quién se le ocurre utilizar tantos valiosos espacios del bulevar y de la ciudad en galerías? ¿Vamos a convertir a La Habana en la ciudad de las galerías?

No se ha pensado que los jóvenes deben ser, ante todo, los más favorecidos a la hora de diseñar cualquier zona de la ciudad. Lo que es bueno para los jóvenes es bueno para todos.

De cualquier manera, esas mismas galerías tienen que convertirse ya en espacios multiuso, lugares de recreación para la juventud, para escuchar música, bailar y compartir, aprovechar la tradición oral (parte de la cultura de los cubanos).

La juventud que no baila, ¿a qué dedica el tiempo libre?, ¿qué puede ser más importante que el baile para el asueto y el entretenimiento juvenil? Ya he publicado en muchos artículos el beneficio para la salud mental y física que resulta el baile. La mayor prevención contra las adicciones fatales es la sana diversión del pueblo en los bailes populares. Nuestra cultura cubana es una prueba de esto que digo.

¿Dónde se encontraron los padres del Héroe Nacional cubano José Martí? Se encontraron en un baile popular y de esa unión nació uno de los próceres más célebres de América.

A esos mismos bailes donde asistían los padres de José Martí, también lo hacía el joven José Julián con la familia y los hermanos, para divertirse bailando la música de su tiempo.

El Ministro de Cultura, Alpidio Alonso, pidió que los organismos, ante todo, se encargaran de buscar espacios adecuados y útiles para los jóvenes.

Estoy hablando de espacios que sean totalmente gratuitos para esos estudiantes que no perciben sueldo alguno. En muchos países, los espacios recreativos de alto nivel tienen la entrada gratuita para el público.

Si en Cuba se subvenciona la educación y la salud pública, cómo no vamos a brindar gratuitamente la salud mental de las nuevas generaciones. No todo tiene que basarse en el rescate del dinero a toda costa. Para los que tienen más recursos siempre existen espacios propios para ellos.

Por último, llamo la atención de zonas emblemáticas y reclamadas muy desaprovechadas. Zonas que deben ser asaltadas por lo mejor de nuestra juventud. Me refiero a La Rampa, la avenida más populosa de La Habana moderna.

¿Cómo vamos a desaprovechar una avenida tan magnífica para que los jóvenes y todo el pueblo vayan a reunirse sanamente, a escuchar música y disfrutar del ambiente acogedor que se interconecta con el Malecón y el mar del Golfo, fuente de salud y alegría?

Todos esos espacios como el Club 23 y demás centros nocturnos o recreativos, se pueden adaptar a las actividades juveniles y otros estamentos. Todo ello bien pensado y bien diseñado y, sobre todo, ir readecuando sus objetivos.

No estoy de acuerdo con que esos espacios sean tomados para utilizarlos como cámaras de humo y alcohol, para discotecas saturadas de jóvenes, en las que peligre su seguridad.

Estos asuntos tienen que estar en manos de organismos muy competentes, los problemas de los jóvenes tienen que estar muy bien pensados y estudiados: pero no se pueden dejar para más adelante. Eso es lo que le falta a La Habana que se restaura y se pone cada día más bonita.