Contrariamente a lo que piensan muchos habaneros, sobre todo aquellos que no han hurgado lo suficiente en las páginas de nuestra historia, como la veintena que entrevistamos en días recientes, la emblemática calle Galiano cambió su nombre por Avenida de Italia no precisamente por los estrechos lazos de hermandad que existen actualmente entre la nación europea y Cuba.
Esta céntrica y populosa calle capitalina, perteneciente al municipio de Centro Habana —recordada por sus moradores más antiguos, entre ellos Lilianne Horrutinier, como una “de las más hermosas y atractivas de La Habana por sus elegantes y concurridos comercios—, debe su nombre inicial a don Martín Galiano, quien fuera ministro del Interior y Fortificación durante el gobierno de Miguel Tacón, caracterizado esencialmente por sus reformas en favor de la construcción de importantes obras públicas. Se concibió como una amplia avenida de catorce cuadras de longitud, desde Malecón hasta la actual calle Reina. Devino rápidamente importante eje comercial que ofrecía a la población los más variados servicios.
Desde su propio surgimiento deslumbraba a los habaneros por la existencia de majestuosas instalaciones como el Bazar Inglés, la tienda El Encanto y el Palacio de la Casa Grande (actual Trasval), por solo citar algunas, erigidas casi en los finales del siglo XIX. Destacaron igualmente hoteles como El Lincoln y el edificio que acoge al teatro América.
Y exactamente el 28 de noviembre de 1917 el Ayuntamiento de La Habana acordó cambiar el nombre de calle Galiano por Avenida de Italia. Pero, a diferencia de lo que opinaron nuestros entrevistados, nada de glorioso y mucho menos de altruista tendría el nuevo nombre, pues fue en honor a la alianza de los gobiernos de Cuba e Italia durante la Primera Guerra Mundial. Este último, uno de los vencedores en esa contienda bélica.
Se asegura que, por gestiones del Historiador de La Habana, Emilio Roig de Leuchsenring, muchas calles capitalinas variaron sus nombres. Avenida de Italia, sin embargo, mantuvo el suyo y, reconsiderándolo hoy, fue para bien, porque además de reafirmar la amistad entre dos pueblos, es el escenario ideal escogido para la realización de las actividades al aire libre de un evento que afianza los puntos en común de dos culturas: la primera edición del Festival San Remo Music Awards 2022, cuya inauguración tuvo lugar el pasado 5 de abril en el Hotel Nacional de Cuba, su sede principal.
Los antecedentes de este certamen, que por primera vez se celebra en Latinoamérica, gracias a una franquicia gratuita otorgada a Cuba, se remontan al año 1989, cuando una agrupación cubana participó en el Festival de la canción italiana en San Remo. La invitación se repitió en 1990 y 1991.
El programa del evento, previsto solo para la capital de nuestro país hasta el 10 de abril, incluye entre sus principales actividades la realización de un concurso y una gala de interpretación, con la presencia de dieciséis intérpretes de la música italiana y cubana, un evento culinario en el que participan chefs internacionales y cubanos que asumirán la elaboración de platos típicos de sus países, así como desfiles de moda y una feria internacional de profesionales de negocios. De la misma manera, contempla la presentación, en salas de concierto y en espacios públicos, de solistas y agrupaciones devenidos grandes exponentes de la música en la Isla.
No es casual que la calle Galiano haya sido escogida como una de las sedes de un Festival en el que la música se convierte, una vez más, en puente para unir culturalmente a dos naciones, asimismo para cantarle al amor y a los valores humanos. Desde hace más de dos años, con motivo de la celebración del aniversario 500 de la fundación de La Habana, un complejo y precioso entramado de luces, a cargo de especialistas italianos, adornan esta avenida y le confieren un sello muy peculiar.
Resulta notoria igualmente “una importante donación, de instituciones italianas, conformada por uniformes e implementos de limpieza para los trabajadores de comunales, encargados de la higiene de esta concurrida calle habanera”, refiere Lilianne Horrutinier, delegada de esta circunscripción desde 2008.
“No es casual que la calle Galiano haya sido escogida como una de las sedes de un Festival en el que la música se convierte, una vez más, en puente para unir culturalmente a dos naciones, asimismo para cantarle al amor y a los valores humanos”.
También, su condición de enfermera de un consultorio médico de esta localidad, durante tres décadas, le permite afirmar que “conoce a la perfección las dolencias físicas y materiales de mis pacientes, que son al mismo tiempo mis electores. Ya son mi familia”, subraya.
“Conozco sus carencias e insatisfacciones. El desaliento de algunos por el mal estado de sus viviendas. Su tristeza ante el deterioro de no pocos edificios, la imagen de su avenida habitada por vendedores ambulantes, de mercados mustios y basureros emergentes”.
No obstante, la entusiasma el hecho de la puesta en práctica, en el venidero mes de mayo, de un prometedor proyecto que “devolverá el esplendor de años atrás a la calle Galiano. En él convergen Japón, Francia y la propia Italia. Se convertirá entonces nuestra avenida, con la colaboración de estas empresas extranjeras, del Gobierno de la provincia, y principalmente de todos los vecinos, en digna sede de otros muchos eventos culturales, especialmente de una nueva edición del San Remo, que acogeremos con la misma alegría en nuestra capital”.