José Martí en la solidaridad entre Cuba y Venezuela
“Deme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí un hijo”. Quien se despidió así de la patria de Bolívar no podía faltar en el XIII Encuentro de Solidaridad Cuba-Venezuela, efectuado en Maracay, capital del estado venezolano de Aragua, del 1ro. al 3 de marzo. No podía ser de otro modo pues el Maestro fue desde muy joven el heredero del ideal de unidad latinoamericana promovido por Simón Bolívar, el gran padre fundador. El cubano fue el Impulsor del vasto proyecto de defensa de la que llamó Nuestra América, frente a la expansión continental del naciente imperialismo de Estados Unidos, y comprendió la importancia estratégica de Cuba y de Puerto Rico como avanzadas de la ambición de la que llamó la Roma americana.
Efectivamente, ambas islas antillanas fueron el inicio de ese movimiento hacia el sur de América que en menos de dos decenios cubrió la zona centramericana y fue cubriendo con su ominosa influencia y control las naciones del resto del continente.
Por ello, la pelea de nuestros pueblos por alcanzar su verdadera independencia económica y política se ha basado en los presupuestos bolivarianos y martianos, y Cuba y Venezuela, hermanadas en el enfrentamiento directo al imperio norteño y sus inhumanas medidas represivas con espurias e ilegales sanciones, recurren a quienes alertaron y trabajaron por la defensa unida de nuestras soberanías e identidades. Así, en las exposiciones de cubanos, venezolanos y otros latinoamericanos presentes en el Encuentro de Solidaridad la pasión de amos libertadores se manifestó en sus palabras e ideas, junto al respeto por sus continuadores, Fidel Castro y Hugo Chávez.
Más de un centenar de asistentes debatieron acerca de las muestras y acciones de nuestra solidaridad y de la necesidad de sostenerla y ampliarla hacia el resto de Nuestra América como vía para intensificar el combate antimperialista por el bien de la humanidad toda en el mundo. Por eso, más de una vez se expresó la solidaridad con el pueblo palestino de Gaza, sometido al cruel genocidio del sionismo.
Tuve el honor y la dicha de hacer patente las ideas martianas. Primero en Caracas, en una sesión solidaria en la Casa de Nuestra América José Martí, fundada por Fidel y Chávez, y luego en los finales del encuentro en Maracay, al igual que en la última jornada en la capital venezolana durante un encuentro con autoridades del Gobierno caraqueño, junto a cubanos allí residentes, miembros de la misión médica cubana y los compañeros de nuestra embajada.
A la emoción de escuchar y acompañar varias veces el Himno de Venezuela cantado por Hugo Chávez y de escuchar palabras de Fidel, se unió el entusiasmo que impartían aquellos amigos venezolanos y de otros países con esta gran muestra de conciencia latinoamericana y antimperialista que desde los siglos XIX y XX siguen sosteniendo el espíritu de nuestros pueblos.
Esta breve crónica no puede cerrarse sin mencionar la presencia de Antonio Guerrero, uno de nuestros Cinco Héroes, cuyas palabras en varios momentos del encuentro nos demostraron su fuerza espiritual y patriótica, que no pudo lesionar el largo tiempo en la prisión del imperio, y quien hoy trabaja junto a su pueblo.
Dos cubanas del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) nos acompañaron, Lily Zamora y Yara Varela, mujeres de experiencia viva e inteligente en estos asuntos de la solidaridad entre los pueblos. Y hay que agradecer el patriotismo de los muchos cubanos residentes en Venezuela presentes en estas sesiones y que, siguiendo a Martí, sirven a Venezuela y a Cuba.
Repito una idea del Maestro publicada en uno de sus textos en el periódico Patria, con la que terminé mi presentación en el encuentro para expresar el valor de la solidaridad entre nuestros pueblos: “¡Los flojos, respeten: —los grandes, adelante! Esta es tarea de grandes”. Sigamos siendo grandes.