El antropólogo cubano Jesús Guanche Pérez ha perfilado una bibliografía de referencia para los estudiosos de los temas africanos y cubanos en particular. Una obra, como expresara Fernando Martínez Heredia, que representa uno de los pilares fundamentales para el reconocimiento del pueblo cubano de mano de un autor que es ejemplo formidable de laboriosidad, modestia y honestidad intelectual.

La entrega del Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas 2023 es un reconocimiento honorable a la obra sostenida de este investigador. El acuerdo del jurado (presidido por Miguel Barnet Lanza e integrado por Alberto Prieto Rozos, Marlene Vázquez Pérez, René González Barrios y Omar Valiño Cedré) fue unánime. En el acto de entrega, que se llevó a cabo el 17 de febrero de 2024, en la Sala Nicolás Guillén, de la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña, durante la edición 32 de la Feria Internacional del Libro de La Habana, a Jesús Guanche las palabras de gratitud le brotaron de su corazón:

“Deseo agradecer, ante todo, a los miembros del tribunal que decidió otorgar el presente reconocimiento a varias décadas de trabajo investigativo, docente y, especialmente, a las múltiples gestiones que se derivan del conocimiento acumulado y de la práctica habitual para tratar de contribuir con otro grano de arena al desarrollo y la continuidad cultural del país donde he tenido el inmenso orgullo de haber nacido, así como a otros sitios de esta pequeña esfera azul que se visualiza como un brevísimo punto en el espacio de nuestra vía láctea”.

Jesús Guanche: “Cualquier campo del conocimiento puede ser útil de manera directa o tangencial para dar respuesta a los objetivos de investigación”. Imagen: Tomada de la ACN

En su bregar: la laboriosidad, la dedicación y el amor a su quehacer investigativo son los núcleos medulares de Jesús Guanche Pérez, uno de los más orgánicos intelectuales de nuestro país.

¿Cómo preserva el legado de sus maestras y maestros en su obra investigativa en el campo de la antropología social y cultural?

En las palabras de agradecimiento durante la entrega del Premio me referí en detalle a mis excelentes profesores de la Escuela de Artes y Letras de la Universidad de La Habana en la mayoría de las asignaturas; es un verdadero privilegio haber contado con sus enseñanzas y sus exigencias, pues eso eleva el grado de responsabilidad que debía tener todo el grupo para cumplir con el contenido de las materias. Pero específicamente el campo de la antropología cultural se lo debo al Dr. Argeliers León, quien más que un profesor y pedagogo mayor, lo consideré un padre. Tuve el privilegio de que prologara mi primer libro de juventud y luego tuve el honor de prologar dos de sus libros: Introducción al estudio del arte africano (1981 y 2013) y Tras las huellas de las civilizaciones negras en América (2001).

De igual manera, también reconozco la experiencia del entonces Instituto de Etnografía “Miklujo-Maklai” de la Academia de Ciencias de la URSS, hoy Instituto de Etnografía y Antropología de la Academia de Ciencias de Rusia, cuando cada martes pude participar durante 1980 y 1983 en las sesiones del Consejo Científico donde se planteaban y discutían resultados de investigaciones sobre la problemática de los grupos étnicos y su adecuada atención.

Durante el doctorado en Moscú, enero de 1980-febrero de 1983. Imagen: Cortesía de la autora

Todo aquello contrastaba con el proceso de rusificación a ultranza, derivado de la época zarista y del estalinismo. Ese complejo proceso histórico de graves errores ha sido valientemente reconocido y publicado en la Gran Enciclopedia de Rusia por autores muy competentes. Hoy día la situación ha cambiado de acuerdo con las tendencias mundiales para el reconocimiento de la diversidad cultural, lingüística y territorial de los grupos humanos que forman parte de la Federación de Rusia.

El devenir del etnos cubano y sus componentes en la nación cubana, ha sido un eje transversal en sus indagaciones, ¿qué derroteros epistemológicos presentan estos universos en los contextos actuales?

Este es un tema siempre inacabado, se pueden hacer muchos acercamientos a los diversos componentes étnicos que han contribuido a la formación de la actual nación cubana, pero por suerte y por la continuidad de las investigaciones, siempre aparecen nuevas aristas que permiten renovar las interpretaciones al respecto.

“(…) he tratado de preservar un lenguaje ameno y que un tema por complejo que sea no se convierta en un ladrillo ilegible”.

En el caso del libro Componentes étnicos de la nación cubana (1996, 2008, 2011, 2013, 2015, 2020, 2021, 2021-en chino, 2023-en inglés) he tratado de que sean ediciones actualizadas; excepto las que han aparecido en versiones de e-book y PDF con fines estrictamente comerciales sin consultar con el autor. En cada versión he pretendido dar a conocer nuevas contribuciones de muy diversos colegas y propias, tanto a nivel de los grupos raigales (aborígenes, hispánicos, africanos, chinos, del Caribe insular y otros América, Asia y Europa) como de la población cubana mayoritaria desde mediados del siglo XIX hasta hoy.

También, he tratado de preservar un lenguaje ameno y que un tema por complejo que sea no se convierta en un ladrillo ilegible. La presencia de varias ediciones y el estado de opinión favorable que aparece en sitios internacionales como Academia.edu, ResearchGate y Zenodo, por ejemplo, es una importante motivación para continuar con este y otros temas afines.

Para su quehacer científico ¿cómo valora los intercambios de trabajo sostenidos con la Unesco y actualmente con la Universidad de Hebei, en China?

El trabajo con la Unesco representa otra experiencia inolvidable, desde los primeros pasos cuando la creación de la revista Oralidad por la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe, cuando una figura como Celso Lara me propuso en La Habana formar parte del Consejo Editorial de la revista Folklore Americano, editada en Guatemala y publicada en México. Fue una excelente ocasión para servir de puente y facilitar que muchos autores cubanos participaran en esa revista con los resultados de sus investigaciones. Igualmente, agradezco mucho, tanto a la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe en La Habana como a las Oficinas de Quito y de Montevideo, contar con mi colaboración como consultor y participante en eventos internacionales. También agradezco a la sede de la Unesco en París haberme incluido en el Comité Científico Internacional del Proyecto hoy denominado “Las rutas de las personas esclavizadas: resistencia, libertad y patrimonio” durante el periodo 2011-2015, especialmente a la directora general Irina Bokova al declararme Miembro distinguido de ese Comité al concluir mi trabajo.

“(…) se pueden hacer muchos acercamientos a los diversos componentes étnicos que han contribuido a la formación de la actual nación cubana”. Imágenes: Tomadas de Internet

En cuanto a la Universidad de Estudios Internacionales de Hebei, es una universidad joven que en algo más de una década ha saltado de un campus inicial, convertido en filial de preuniversitario, al diseño de una gran ciudad universitaria para acoger más de 26 000 estudiantes en diversas especialidades. Ahí, en mi condición de Académico extranjero, dispongo de un fondo de tiempo y condiciones adecuadas para continuar trabajos de investigación en mi especialidad. A la vez, esa Universidad ha sido una especie de ventana para tratar de conocer parte de un gran país. Recuerdo cuando estaba en plena redacción del Diccionario etnográfico sobre los pueblos de América del Norte, en dos volúmenes. Como hay tantos puntos de coincidencias entre las prácticas curativas de los pueblos nativo-americanos septentrionales y el chamanismo mongol, tuve la ocasión de ser invitado dos semanas de vacaciones a la Región Autónoma de Mongolia Interior y participar en diversas actividades con la población mongola de China, sus hábitos y costumbres, así como la práctica de expresiones chamánicas, sus monumentos, cosmovisión y ritos.

“En lo metodológico hay que aprovechar la tradición electiva de la escuela cubana, las fuentes no pueden ser una camisa de fuerza limitada a archivos, bibliotecas u otros textos escritos”.

También he tocado con la mano la idea del desarrollo coordinado entre Beijing-Hebei-Tianjin; cómo la capital del país ha creado ciudades inteligentes como Xiong an, en el distrito de Rongcheng (Hebei) para diversas actividades de ciencia e innovación fuera del territorio propiamente capitalino, con fuerza de trabajo joven muy calificada.

En ese sentido también le agradezco al Buró de Expertos Extranjeros de Hebei los encuentros con las personas de otros países que colaboramos en esa provincia de China. En ese contexto, me entregaron el 9 de diciembre de 2020 el Premio de la Amistad de Yanzhao, otorgado por el gobierno de la provincia Hebei: “Para agradecer su apoyo entusiasta en la construcción de nuestra provincia y su enérgica contribución a la amistad y la cooperación”. Este reconocimiento consistió en una medalla y placa de metal y madera acreditativas, lo que implica un compromiso con el gobierno de esa gran provincia.

Después de haber recibido la distinción de ser Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas 2023, ¿cuáles consejos desde la metodología de la investigación ofrece a las nuevas generaciones de estudiosos?

Yo he tenido que arrastrar durante demasiados años el cartelito de “joven investigador” y eso te genera una especie de muralla con personas e instituciones que poseen una larga experiencia, aunque cronológicamente sean menores de edad que tú. A esa situación de apariencia física y consideración social no queda más remedio que sobreponerse con el trabajo y los resultados. En ese sentido considero que el conjunto de reconocimientos nacionales e internacionales es muestra de que el supuesto “joven investigador” adquirió cierta experiencia a pesar del arraigado prejuicio etario. Contra esas cosas que se sufren en silencio y sin formar bulla, se impone también trabajar y trabajar en silencio, a la vez que tratar de colocar resultados parciales y generales en diversas publicaciones y eventos para intercambiar con colegas y estudiantes, dentro y fuera del país.

En lo metodológico hay que aprovechar la tradición electiva de la escuela cubana, las fuentes no pueden ser una camisa de fuerza limitada a archivos, bibliotecas u otros textos escritos. Hay que aprovechar al máximo todos los datos útiles que permitan dar respuesta a los problemas de investigación, desde las más recientes aportaciones de la arqueología y sus fuentes (evidencias: huesos, restos de piezas, propuestas de dataciones…) hasta la filmografía en sus variados formatos, todo eso acompañado siempre del ojo crítico y la certidumbre o no de la información, tampoco autolimitarse a la lengua propia cuando hay múltiples datos en muy diversas lenguas, ya que hay muchos especialistas de muy alto nivel que no están traducidos a otros idiomas.

Cualquier campo del conocimiento puede ser útil de manera directa o tangencial para dar respuesta a los objetivos de investigación. Hoy día las estrictas “disciplinas” o campos del saber se desdibujan cada vez más y muchas investigaciones tienden a ser transdisciplinares u otros términos como indisciplinares, más allá de lo denominado multidisciplinar e interdisciplinar por su complejidad.

El primer tomo está dedicado a México, Centroamérica y el Caribe insular; el segundo, a América del Sur.

Aprovechar al máximo la experiencia de los grupos de trabajo, como ha hecho en América Latina Flacso y Clacso, o las obras colectivas de la Unesco, por ejemplo; o como hicimos nosotros cuando pudimos elaborar el Atlas etnográfico de Cuba, el Atlas de los instrumentos de la música folklórico-popular de Cuba y cuando formamos parte del Diccionario de la música española e hispanoamericana.

“Hay una amplia dedicación de universidades y grupos operativos (identificados como tanques pensantes) entregados a proponer discursos y conceptos confusos, de interpretación polisémica o dudosa, que lejos de ayudar en lo metodológico resultan perversamente engañosos y para nada ayudan al desarrollo del pensamiento científico”.

Disponer, por ejemplo, de Internet a tiempo completo y con alta conectividad, también es una oportunidad y un gran desafío. La red de redes posee muchas cosas útiles y valiosas, y también mucha hojarasca (para no decir una merecida palabrota). La posibilidad de colocar tus ideas en Internet, basadas en trabajos de investigación debidamente fundamentados, es una vía para contrarrestar la gigantesca sarta de mentiras que deliberadamente se dicen e invaden gran parte del ámbito digital.

Hay una amplia dedicación de universidades y grupos operativos (identificados como tanques pensantes) entregados a proponer discursos y conceptos confusos, de interpretación polisémica o dudosa, que lejos de ayudar en lo metodológico resultan perversamente engañosos y para nada ayudan al desarrollo del pensamiento científico, porque se encuentran intencionalmente politizados según los grandes nichos de la hegemonía transnacional. Contrarrestar esos puntos de vista y ejercer la crítica precisa y argumentada, además de publicarlo en varios idiomas, es o debe ser otra mirada a una realidad más rica y diversa que cualquier intención a atraparla en las redes del embuste y la falsedad.

Sobre eso, humildemente, he tenido la ocasión de publicar varios textos que, como cualquier otro, puede ser sometido a crítica, tales como: “El imaginado ‘patrimonio inmaterial’ ¿un acercamiento a la verdad o una falsedad engañosa?”, en Hoffnagel, Judith; José Vega Suñol y Lady Selma Ferreira Albernaz (Organizadores). Gênero, Patrimônio e Religião em Perspectiva Brasil–Cuba. Editora Universitária UFPE, Recife, 2016: 55-78; “El estigma del discurso colonial”, en Perfiles de la cultura cubana, no 21, enero-junio de 2017, y como parte del libro Identidades y diversidad cultural: interculturalidad vs multiculturalismo, Universidad de Estudios Internacionales de Hebei, 2019 y 2020, los siguientes: “Cuando las identidades estorban”, en Temas. Cultura, ideología, sociedad, nos. 93-94, La Habana, enero-junio de 2018: 94-101 y “Las identidades peligrosas en el contexto de la globalización neoliberal”, en Temas. Cultura, ideología, sociedad, no. 98, La Habana, abril-junio de 2019: 103-110. Como dice tu pregunta, para “las nuevas generaciones de estudiosos”, todos esos textos están en Internet, tanto en español como en inglés.

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