En mi etapa de estudiante de música en la década de los 80 recuerdo una presentación de Irakere en la Casa de la Cultura del municipio Plaza de la Revolución, cuna del Jazz Plaza. Temas antológicos de su repertorio nacidos de la consabida fusión entre el jazz y la música cubana fueron disfrutados en aquella fría noche de febrero por todos los asistentes.

El ambiente musical de Cuba en esos años también propiciaba que otros formatos acudieran al lenguaje híbrido y que cada cual tuviera su propio sello. Bandas como Opus 13, Afrocuba, Bobby Carcassés y Afrojazz, Pablo Menéndez y Mezcla, Gonzalito Rubalcaba y su grupo Proyecto, entre otros, eran ejemplos fehacientes del amplio espectro sonoro de la época. Todo ello ocurría a la par de la presencia de notables artistas invitados al evento principalmente de Estados Unidos, lo cual podríamos tener como punto central y diferenciativo del festival desde su gestación.

Entre los grandes cantantes cubanos, Alain Pérez estuvo en los escenarios del Jazz Plaza. Foto: Heydy Montes de Oca

Para muchos de aquellos invitados extranjeros el poder tocar junto a las bandas mencionadas y otros exponentes del jazz cubano, era la concreción de un sueño. Hoy, cuando asistimos a la 40 edición del Jazz Plaza, podríamos afirmar que esta ha sido una línea de trabajo fundamental para el mismo con las derivaciones culturales emanadas de una histórica hermandad musical entre músicos de muchos países, aunque provenientes en su mayoría de Estados Unidos, donde una travesía musical común ha unido a ambos países. Bastaría mencionar a Chano Pozo, Machito, Dizzy Gillespie, Mario Bauzá, Charlie Parker, Arsenio Rodríguez, Tommy Dorsey, Armando Romeu y otros para tener claridad en estos avatares intermusicales.

Tras su presentación en la Sala Caturla por el Jazz Plaza en Santa Clara, Ramón Valle y Maite Hontelè visitaron el Centro Provincial para la Enseñanza Artística Olga Alonso. Foto: Tomada del Jazz Plaza

Ahora bien, ¿por qué tantos artistas foráneos han venido al festival incluso en tiempos difíciles, y por qué tantos son norteamericanos? ¿Por qué sigue siendo un atractivo tocar en La Habana? La respuesta podría ser producto de conjeturas a partir de la experiencia de cada uno de nosotros, pero una cuestión es innegable: es el hecho resultante del prestigio de nuestra música y de los diferentes protagonistas que la han llevado a ser universalmente conocida.

Nachito Herrera una vez más integró la avalancha de músicos invitados al Jazz Plaza. Foto: Tomada del Jazz Plaza

En la edición actual no se ha detenido la avalancha de músicos invitados, incluso cubanos residentes en otros países y con exitosas carreras como Nachito Herrera, Rolando Luna, Pedrito Martínez, Rodney Barreto, Dayramir González o Ramoncito Valle, por citar solo algunos. En apretada selección de artistas extranjeros para este artículo podemos citar a Ted Nash, Maite Hontelé, Ben Allison, Arturo O’Farrill, Danielle Ponder, Steve Cárdenas o la infatigable productora norteamericana Katy Barbash, quienes han protagonizado jornadas intensas de conciertos, intervenciones magistrales y visitas a escuelas de arte donde, como cada año comparten sus experiencias y visiones sobre la música y la industria.

La pianista Amina Figarova fue acompañada en su presentación por un sexteto integrado por Bart Plateau, Amina Scott y los músicos cubanos Oliver Valdés, Emir Santacruz y Alejandro Delgado. Foto: Tomada del Jazz Plaza

Estados Unidos sigue siendo el país desde donde más nos visitan en estos días de tanta música y ajetreo sonoro. Y resulta muy coherente la apuesta de todos por llegar a Cuba y a su festival para poder, con total libertad y confluencia absolutas, tomarle el pulso a la vitalidad del género, incluyendo al ávido público nacional que colma cada espacio de conciertos.

La cantante americana Danielle Ponder se presentó en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional de Cuba. Foto: Tomada del Jazz Plaza

No se trata en este evento de complacer gustos de invitados sino todo lo contrario: son estos quienes asisten a confraternizar e interactuar con nuestra música y poder disfrutar de uno de los más prestigiosos festivales de su tipo en el mundo, nuestro Jazz Plaza.