Inauguran en Camagüey escultura dedicada a Guillén en su centenario
Cuando —a las nueve de la mañana del próximo domingo 10 de julio, día del calendario que marca el centenario del natalicio de Nicolás Guillén— quede emplazada definitivamente, en Camagüey, la escultura del Poeta Nacional concebida y modelada por la artista Martha Jiménez, se “habrá cumplido un sueño mayor: dejar en el imaginario popular la figura de un hombre que tanto hizo por nuestra cultura y que tanto aportó a las letras hispanoamericanas”, dijo la creadora.
La escultura realizada por la Jiménez quedará emplazada en la emblemática Plaza de los Trabajadores, frente a la Casa Natal del Mayor Ignacio Agramonte, sitio de privilegio de la otrora villa de Santa María del Puerto del Príncipe, urbe que a partir de ahora tendrá —cual caminante— a Guillén “transitando por su ciudad, que tanto amó y a la que reverenció de muchas maneras”.
Según comentó la escultora, en entrevista informal con La Jiribilla, “la idea se viene amasando y discutiendo desde hace mucho tiempo”, pero a partir de la aprobación por parte del CODEMA (Comisión Nacional para la Escultura Monumentaria) y los esfuerzos “serios y sostenidos de la Oficina del Historiador de Camagüey, y particularmente del apoyo de su director, José Rodríguez, es que felizmente se ha podido llevar a vías de hecho”.
Adelantó Martha Jiménez que la escultura se fundió en la santiaguera Fundación Caguayo para las Artes Monumentales y Aplicadas —con más de veinticinco años de experiencia— y fue concebida a tamaño natural: “comencé en enero a modelar la pieza en barro e inmediatamente la pasé al yeso; ha sido una satisfacción tremenda abordar a Guillén de cuerpo entero, desandando las calles camagüeyanas. Así lo vi muchas veces con mis propios ojos y, desde esa perspectiva muy personal e íntima, lo soñé, lo proyecté y lo realicé”.
La escultura se fundió en la santiaguera Fundación Caguayo para las Artes Monumentales y Aplicadas, y fue concebida a tamaño natural.
Reveló la escultora que, para realizar esta pieza de tal magnitud, ha necesitado ayuda “para vaciar, por ejemplo, el barro, porque es un trabajo que requiere mucha fuerza física”, pero el retrato lo modeló ella sola: “he trabajado a partir de más de cincuenta fotos —facilitadas por la Fundación Nicolás Guillen— que se enmarcan en el rango de edad entre los sesenta y setenta años del poeta. Creo que es la edad de la madurez de Guillén. Ha sido una labor muy compleja, porque el poeta tenía un rostro singular y también hay que tener en cuenta que es un Guillén visto por mí, y yo no soy una cámara fotográfica. Veremos cómo es aceptada por el pueblo, que es quien dirá la última palabra. Ese es el reto mayor”.